¡Qué tiempos éstos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle
¿lo encontrarán sus amigos
cuando lo necesiten?
Ya no dibujo en las paredes LIBERTAD, va siempre exposada por Seguridad.
Nunca la pedi, siempre la tome, esta dentro de mi
Nos convoca una idea, es una palabra, Participacion, la hoy arde: acción colectiva de individuos orientada a la satisfacción de determinados objetivos. La consecución de tales objetivos supone la existencia de una identidad colectiva anclaba en la presencia de valores, intereses y motivaciones compartidas que dan sustento a la existencia de un «nosotros».
Nosotros implica memoria, y aqui, una memoria politica.
Historia, historia reciente, alumbramiento. Participacion y Transicion. Es inevitable que compadezcan juntas. La transicion se alza como un hito. Como alumbramiento de nuestra democracia. Para muchos, hombres y mujeres, supuso la suspension de la participacion, de una participacion en la transformacion de una sociedad doblegada, amordazada, supuso la negacion de la participacion que durante años, llamados de posguera, fue una lucha generosa y valiente contra una dictadura. En los años setenta esa participacion es cada vez mas luminosa y mayoritaria, y convoca a todos, hombre y mujeres, con puntos de partida tan diversos como una maravillosa geografia de la dignidad, de la solidaridad, y de la libertad.Y la transicion supuso un trueque: todo ese entramado, toda esa fuerza organizada en circunstancias terribles que la hacian enraizada y abierta, fue desmantelada por la participacion mas inmediata e imprescindible si democracia hablamos, la participacion de todos en la elcccion de de los que gobiernan, y asi fue, y llegamos aqui desmantelados, silenciados, doblados sobre la comodidad y el confort, niños grandes, una sociedad infantilizada, egoista, caprichosa. enormemente perozosa, muy lejos de alcanzar esos objetivos
de mejorar contantemente la gestion de todo aquello que atañe a nuestra vida, los espacion donde deberia trancurrir el intercabio de la experiencias, la gestion de la vida cotiadiana, los proyectos de un futuro siempre utopico en la medida de que es absolutamente racional, y l realidad se nos muestra casi siempre absurdamente irracional y perversa.
La vida, nuestra vida es asunto nuestro, como proyecto colectivo, es un bien que no podemos dejar en manos de nadie. Soñarla, proyectarla y vivirla es cosa mia, es cosa nuestra, es la que funda el bien comun, ese objetivo que nos hace humanos, generosamente humanos.
La ciudad, el medio, el medio ambiente que ahora es objeto de especulacion, objetivo de alta rentabilidad por parte de aquellos que lo hirieron de muerte, ese medio no es un paisaje o un escenario, es un lugar de lugares que se crean para ser habitados.
La ciudad no puede ser un enorme centro comercial, ni los centros comerciales lugares pueden sustituir, las plazas habitables donde los arboles y no los letreos lumnosos, donde nuestras miradas y no las camas de videovigilancia, donde la palabra y no el ruido de la publicidad y el silencio del miedo, prevalezcan y hagan de todos nosotros, una multitud solitaria.
En estos tiempo deslumbrantemente oscuros hasta dejarnos ciegos
es mas necesario que nunca tener arboles y hablar con ellos
y andarnos sin miedo por las ramas
pues esta resistencia que implica participar en la vida
no puede aplazar la risa que la vida come y cria.
Habitamos y nos hacemos hacemos habitables.
En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos.
La palabras me traicionaban al verdugo.
Poco podía yo. Y los poderosos
se sentían más tranquilos, sin mí. Lo sabía.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
los gobiernos podrían perfectamente imponer si no estuvieran sometidos a los intereses de las grandes empresas y a la ideología (utópica, por cierto, en el mal sentido de la palabra) del desarrollo ilimitado, y con nuestra decida participacion, apoyando a aquellos de nosotros mas honestos y capaces; medidas económicas para trabar la producción de bienes superfluos e incentivar, como dicen, la de bienes más necesarios y menos destructivos; medidas políticas para prohibir los peores desmanes y proteger a las peores víctimas.
Todo servicio público es servicio y es público porque no es rentable. El Estado nos sostiene y nos protege, cuando nos sostiene y nos protege, desinteresadamente.
Está claro que la feroz campaña neoliberal para privatizarlo todo sólo puede obedecer a la codicia que despierta el ver tanto posible buen negocio desperdiciado en nombre de algo tan ridículo como el bien de los ciudadanos y la justicia en la sociedad.
aceptar de una vez que ese tipo de desarrollo se paga demasiado caro en injusticia, violencia, desigualdad y miseria, es emprender un camino nuevo, soñado una y otra vez, mas factible en sus logros que el camino trillado e inagotable de las guerras y la especulacion en nombre de la libertad, de la democracia.
Participar es comenzar a hacer imposible que la codicia y la violencia, la desigualdad y la muerte rijan nuestras vidas.
Y en los tiempos deslumbrantemente ocuros, nos sigue quedando la palabra. Jamas gratuita pues ella funda cada dia, cada sueño cada deseo cada objetivo que nombramos.