ELLA Y LA LUMBRE
La Dari de nuestra Cocina
JAMAS SE SENTABA
volaba
sus manos cantaban
humo
y era embriaguez lo que brotaba
una antigua estirpe de reinas
sobre la tierra sus pies
limaban cielo
cloqueaba el fuego
en sus ojos
color desierto
y pavos reales fundidos a su paso
volaba
como solo la luna
al caer el mundo
sobre nuestro sueño
Comíamos de su mano
alucinadas charlas
y nos daban las albas
sin tocar el suelo.
Ella cocinaba el sentido de las cosas
y tallaba los bordes en llamas
de un itinerario de pura agua.
Todo el desierto
ondulaba en su ausencia:
descansaba sin que sonara la fe
ni la muerte
solo los mercados de polvo
y los espejos en rama
tenían lugar
en su regazo
nuestra vida
pendía de su lumbre.
En el desierto del Thar
los camellos guardaban
sus sonrisas
en su voz:
jamas la llamaba nadie
era la doncella
que guardaba los cuentos.
Y la noche plagiaba
sus ojos, su calma.
karlotti
EN EL THAR
Sol, polvo y estiércol
hogar colgado del humo
un cielo
con un vuelo de cometa
entre los dedos
de un niño.
Árboles ardiendo
en el seno de la luz
y la luz inmóvil.
¿Te parece poco?
Son los camellos
relojes de arena
posados
en las repisas del día.
Sólo tu voz se esfuerza
pastando
en la dirección del mundo.
karlotti
EL REPARADOR DE ESPEJOS
decapita el sol
en el azogue aburrido del día.
En el samovar dorado
se esconde la buena estrella
del lanzador de cuchillos.
Los ojos negros de la niña
son el horóscopo perfecto
del comedor de opio.
karlotti
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