En una escena de Mi tío, la película de Jacques Tati, monsieur Hulot tropieza con un ladrillo al atravesar un solar olvidado. Le vemos detenerse, tomar el ladrillo y volver a colocarlo en su sitio, antes de alejarse. En las últimas páginas de El cuento de nunca acabar, Carmen Martín Gaite nos cuenta una tarde de paseo con su hija, que es aún una niña. Pasean cerca del agua y la niña ve un sapo sobre una piedra. Y se queda inusualmente silenciosa. Ya en casa, y cuando ambas están acostadas, la niña despierta a la madre para decirle: «Qué raro lo del sapito, ¿verdad? ¡Cómo nos miraba!»
Tras la belleza del toreo está el horror: un animal asustado que sufre
Somos humanos: no podemos evitar ponernos en el lugar de los otros. Incluso de los animales
Un ladrillo y un sapo, ¿qué tienen que ver con nosotros, los hombres? Hemos construido sobre el mundo natural un mundo de representaciones que nos permite intercambiar deseos, promesas y proyectos con los demás. Así define Savater la ética: «El reconocimiento de lo humano por lo humano y el deber íntimo que nos impone». Sin embargo, ni el personaje de Tati ni la niña del recuerdo de Martín Gaite dejan de ser humanos al ocuparse de un ladrillo o un sapo. La poesía, deudora del mundo del mito, habla de la relación con nuestros semejantes pero también con lo que es distinto a nosotros. Tiene que ver con ese saber tratar adecuadamente con lo otro al que los griegos llamaron piedad. «Cuando hablamos de piedad», escribe María Zambrano, «siempre nos referimos al trato con algo o alguien que no está en nuestro mismo plano vital; un dios, un animal, una planta, un ser humano enfermo o monstruoso, algo invisible o innominado, algo que es y no es. Es decir, una realidad perteneciente a otra región o plano del ser en que estamos los seres humanos, o una realidad que linda o está más allá de los linderos del ser». James Joyce llamó epifanías a estos instantes de comunicación profunda con lo real. Y tanto la escena del ladrillo como la del pequeño sapo nos aportan instantes así.
Claudio Eliano nació en el siglo II de nuestra era. Es famoso por su obra Sobre la naturaleza de los animales, una curiosa colección, en 17 libros, de breves y sorprendentes historias seleccionadas para proporcionar lecciones morales. Las más hermosas son las que narran los amores entre las muchachas y los animales. Eliano nos habla de una grajilla que en Soles de Sicilia cayó extenuada a los pies de una joven, tras volar sin descanso a su alrededor; de la citarista Glaucis, que fue amada, según las versiones, por un cordero, un perroo un ganso; o la de aquel elefante que en Alejandría llegó a competir con Aristófanes de Bigas por los favores de una mujer que era tejedora de guirnaldas. En un cuento de Isaac Bashevis Singer, un ciervo anuncia al llegar a una casa que su dueña concebirá un niño en esos días, y en otro un pequeño cerdo regresa después de muerto para consolar a su amiga. Y Cervantes nos conmueve cuando narra en El Quijote cómo el rucio de Sancho se acerca a Rocinante y apoya su hocico sobre su lomo para buscar su calor.
Uno de los deseos que de una forma más constante e íntima han acompañado al hombre desde el origen de los tiempos es el deseo de comunicarse con los miembros de las otras especies. A él se debe que bestias y animales hablen en los cuentos de hadas y que sus protagonistas humanos comprendan mágicamente su lenguaje. Tolkien afirma que desde muy antiguo se tiene una viva conciencia de la ruptura de esa comunicación; pero también la convicción de que fue traumática. Los animales son como reinos con los que el hombre ha roto sus relaciones y que con los que, en el mejor de los casos, mantiene un difícil e inestable armisticio.
El mundo es un inmenso matadero. Miles de animales se amontonan en granjas y piscifactorías, en condiciones infames, solo esperando su muerte. Singer reprochaba a su dios que hubiera creado un mundo en que las criaturas necesitaran matarse unas a otras para vivir y Canetti, dolorido por esta misma evidencia, dijo que deberíamos comer llorando. En una obra de Tennesse Williams alguien reprocha a la protagonista, una de esas mujeres frágiles y maravillosamente disparatadas que pueblan el mundo del escritor sureño, que su corazón no sea recto. «Recta puede ser una línea o una calle -le contesta ella-. Pero el corazón del hombre nunca es recto».
En los cuentos hay ogros, y si están ahí no es solo para asustar a los niños, sino para hablar de lo que también inevitablemente somos, aunque no nos guste: de esa naturaleza devoradora que nos define. Los cuentos son el verdadero realismo, dijo Chesterton. En ellos no solo hay criaturas aladas y dulces, incapaces de hacer daño a nadie, sino también ogros y sacamantecas. La vida del hombre es esa deriva interminable, esa proliferación de identidades. Saber aceptar las contradicciones.
Y la caza y el toreo son pura contradicción, pues tanto el buen cazador como el buen torero no se acercan a los animales para hacerles daño, aunque finalmente se lo hagan, sino para entrar en contacto a través de ellos con las fuerzas libres del mundo. Pocos han escrito páginas más hermosas sobre los animales que Isak Dinesen y, en nuestro país, que Miguel Delibes; y sin embargo, ambos eran unos contumaces cazadores. Los toros mueren en las plazas, pero sería injusto olvidar que pocos los aman y respetan tanto como los toreros.
En un mundo en que los animales apenas cuentan para otra cosa que para animar nuestras excursiones dominicales o nuestras citas gastronómicas, las plazas de toros son de los pocos lugares donde no se les cosifica y se les respeta y ama por su belleza y su fuerza. Pero esto no quiere decir que debamos justificar cómo se les trata en ellas. Tras la belleza del toreo está el horror, y sería absurdo negar que tras una limpia verónica no hay un animal asustado que sufre y quiere escapar como sea del lugar infernal al que se le ha conducido. ¿Y qué arte puede ser ese que en vez de salvar destruye lo que ama?
Fernando Savater, en su artículo La barbarie compasiva, critica con razón a los que no distinguen entre los animales y los hombres. «Sin duda -escribe-, biológicamente somos animales, no vegetales. Pero desde luego ni simple ni gozosamente. Por culpa de ello existen las novelas… y la ética». Y es verdad, pero el problema reside justo en eso, en que somos noveleros. Es decir, que no podemos evitar ponernos en lugar de los otros y hacernos la ilusión de mirar por sus ojos. Mirar por los ojos de un niño, de un anciano, de una muchacha; pero también por los ojos de un toro, de un perro, de una hormiga. William Faulkner, en páginas inolvidables, nos narra la huida de un muchacho subnormal con una vaca; y el cuento más hermoso de Clarín, Adiós, Cordera, tiene por protagonista a una vaca a la que dos niños acuden a la estación a despedir porque sus padres, que son pobres, la envían al matadero.
La vaca del cuento de Clarín no protesta cuando la arrancan de sus prados, como tampoco lo hacen los toros bravos que llevan a las plazas. ¿Cómo podrían hacerlo si no pueden hablar? Pero que no puedan hablar no quiere decir que no seamos responsables de lo que les pasa. El silencio de los animales guarda historias que misteriosamente nos están destinadas. No escucharlas es un acto de impiedad hacia esa vida que compartimos con las otras criaturas del mundo.
Las grandes potencias suelen revestir sus ambiciones estratégicas con consideraciones virtuosas de alcance universal: los derechos de los pueblos, la defensa de la libertad, la civilización. En los últimos tiempos, es común recurrir a los valores de la izquierda para servir los objetivos estratégicos de Occidente.
por Christopher Mott, enero de 2023
Christopher Mott: Investigador asociado del Institute for Peace and Diplomacy (Instituto para la Paz y la Diplomacia); anteriormente investigador y funcionario del Departamento de Estado. Una versión más extensa de este artículo se publicó bajo el título “Woke imperialism: The coming confluence between social justice and neoconservatism” en junio de 2022, https://peacediplomacy.org.
publicado por Le Monde Diplomatique en español.
Perseguir el terrorismo, promover la democracia, proteger a los pueblos…: a Estados Unidos no le falta imaginación a la hora de justificar sus intervenciones militares y sus injerencias en el extranjero, desplegando un nuevo argumentario en cuanto el anterior ha caído en descrédito. Desde hace unos años, Washington ha privilegiado un nuevo registro, el de la justicia social, reciclando luchas sociales en boga en Occidente para legitimar sus intervenciones. Así, los dignatarios del Pentágono y del Departamento de Estado, las cabezas pensantes de los think tanks influyentes, pero también los representantes de las ONG y los editorialistas de los grandes medios de comunicación –en resumen, todos aquellos que tienen algo que decir en materia de política exterior– hablan ahora de luchar contra la opresión de las mujeres, de defender a las minorías étnicas, de los derechos de las personas LGBTi… Al hacerse eco de los temas que mueven a los jóvenes licenciados y a ciertos círculos activistas radicales, desarrollan un nuevo objetivo estratégico, que podrán utilizar para justificar toda clase de injerencias: el “moldeado cultural” (culture forming), basado en las normas y costumbres occidentales.
A primera vista, puede parecer sorprendente que temas en boga en los círculos activistas progresistas –en círculos woke (literalmente ‘despiertos’), según la expresión habitual en los medios de comunicación– alienten y sostengan políticas intervencionistas y expansionistas, en muchos casos fuertemente armadas. Sin embargo, esta tendencia no debería sorprender. Hace mucho tiempo que Estados Unidos recurre al registro moral para enmascarar sus objetivos imperialistas. Desde el siglo XVII, el puritanismo anglosajón, con su idealismo moralista, ha concebido la historia de la humanidad en base a relatos universalistas. En su versión secularizada, dicho puritanismo se encarnó en Thomas Jefferson, el tercer presidente estadounidense (1801-1809), quien concebía Estados Unidos como un “imperio de la libertad”, que guiaba con su ejemplo a las demás naciones del mundo, sumidas en la ignorancia (1). Un siglo después, el presidente Woodrow Wilson (1913-1921) vio en la Primera Guerra Mundial, una vez su país entró en el conflicto, una oportunidad para difundir los valores políticos estadounidenses y establecer un marco de entendimiento universal en las relaciones internacionales (2). Ese intento de remodelar el orden internacional desembocó en la creación de la Sociedad de Naciones, en la que finalmente Estados Unidos no participó debido a la intransigencia del Senado, republicano y aislacionista, y la feroz resistencia del presidente Warren Harding (1921-1923).
En los albores del siglo XXI, la moral seguía guiando el intervencionismo estadounidense. Apenas unos meses después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, la Administración de George W. Bush ampliaba el alcance de su misión: ya no se trataba solo de perseguir a Al-Qaeda y sus cómplices, sino de iniciar una “guerra contra el terror”. Este proyecto utópico pretendía pacificar varios puntos calientes del planeta a través de operaciones de “cambio de régimen” (regime change) y de “construcción nacional” (nation building). Inaugurado en Afganistán, se extendió a Irak y luego al conjunto de Oriente Medio. Estas expediciones armadas a menudo se justificaban explícitamente por la necesidad de promover la democracia. También presentaban, como ya había sido el caso bajo otras administraciones, una dimensión religiosa que influía en la definición de prioridades. Por ejemplo, la ayuda al desarrollo y la educación proporcionada a los países africanos en el marco de la prevención del sida estuvo durante mucho tiempo condicionada a la defensa del mero principio de abstinencia, un valor apreciado por la derecha cristiana estadounidense. En conjunto, semejantes programas se demostraron ineficaces, incluso contraproducentes.
En enero de 2009, la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca puso fin al evangelismo de la era Bush y marcó el advenimiento de una perspectiva que se pretendía realista. Unos meses antes, mediante su voto, los estadounidenses habían rechazado la visión mesiánica de Bush representada por el candidato republicano neoconservador John McCain y decretado que los cambios de régimen no eran la respuesta adecuada a las amenazas del siglo XXI. Sin embargo, en lugar de abandonar las estrategias idealistas del pasado, la nueva Administración se contentó con redefinir su lógica. A raíz de la Primavera Árabe de 2011, Estados Unidos y sus aliados lanzaron operaciones militares en Libia y Siria aduciendo motivos humanitarios. Esta cobertura ideológica emanaba de la “responsabilidad de proteger” (responsibility to protect o R2P), un concepto acuñado por Samantha Power, cuya presencia en la Administración de Obama marcó el fin del realismo prometido por el presidente y el paso a un enfoque más clásico de la política exterior estadounidense.
La distorsión de las causas progresistas
En Libia, las consecuencias de la intervención militar fueron desastrosas. Privado de poder central, desgarrado por una guerra civil entre facciones rivales, lastrado por problemas que antes no existían, como el terrorismo o mercados de esclavos que operan en pleno día, el país es hoy el arquetipo del Estado fallido. En Siria, donde las operaciones se llevaron a cabo por delegación y no a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), grupos yihadistas lograron acaparar gran parte de la ayuda militar inicialmente destinada a las fuerzas opositoras consideradas “democráticas”. Una vez más, una serie de intervenciones militares extranjeras desembocaron en un Estado fallido.
Finalmente, la R2P perpetuó y exacerbó los problemas que se suponía debía resolver, alimentando una violencia sistémica (3). Sobre todo, al precipitar la quiebra de los Estados creó y agravó las condiciones que hacen necesarias nuevas intervenciones humanitarias. De ese modo, estas se convierten en una especie de casus belli perpetuo, desencadenando un círculo vicioso de crisis.
Hoy, mientras se acelera la fusión entre las élites culturales y diplomáticas, la definición de una ideología adecuada para justificar la expansión imperialista es un elemento clave de la competencia interna entre las clases intelectuales. Su objetivo es conciliar sus intereses hegemónicos con su sentimiento de superioridad moral, es decir, hacer alarde de virtud y de sensibilidad hacia las penurias soportadas por las poblaciones marginadas de los Estados que hay que rescatar, y al mismo tiempo engrasar los engranajes de la máquina de guerra.
Esta confluencia en la escena diplomática de justicia social y neoconservadurismo, de defensores de los derechos humanos y partidarios del intervencionismo militar de la OTAN, resultó patente en vísperas de las elecciones presidenciales de 2016, cuando muchos neoconservadores tradicionales comenzaron a darse cuenta de que la demócrata Hillary Clinton probablemente era la candidata más capaz de cumplir sus objetivos, frente a un Donald Trump que propugnaba una especie de aislacionismo. Tras la inesperada victoria del multimillonario neoyorkino, esos diversos acercamientos cristalizaron en una coalición que abarcaba a los dos partidos; ahora, nuevos think tanks reúnen a exanalistas republicanos y prominentes figuras demócratas (4).
En gran medida, los medios de comunicación estadounidenses secundaron esa realineación política. De ese modo, en diciembre de 2018 el editorialista neoconservador Bill Kristol, gran propagandista de la guerra de Irak durante la era Bush, pudo recibir los elogios de la cadena MSNBC (favorable a los demócratas), que lo calificó de “woke Bill Kristol” (5). Periodistas y activistas recurren ahora al léxico de la justicia social para combatir a naciones presentadas como rivales y apuntalar la hostilidad pública hacia ellas. El North American Congress in Latin America –una organización de orientación izquierdista, pero por lo general favorable a Estados Unidos– interpretó, por ejemplo, que las protestas que sacudieron Cuba en el verano de 2021 estaban motivadas principalmente por la excesiva tolerancia del Gobierno cubano hacia el racismo (6).
El caso boliviano es aún más llamativo. Los medios occidentales a menudo se refirieron en términos elogiosos al Gobierno de extrema derecha que se formó en La Paz en noviembre de 2019 tras un golpe de Estado y con el apoyo de Estados Unidos, y describieron a su líder, Jeanine Áñez, como una “activista por la causa de las mujeres” (7). Antes de ser derrotado en las urnas casi un año después, el Gobierno de Áñez tuvo tiempo de tomar medidas extremadamente duras contra las minorías de origen amerindio y los fieles de religiones indígenas tradicionales. Procesada por sedición y por haber provocado la muerte de una veintena de opositores, la “activista por la causa de las mujeres” fue finalmente detenida y encarcelada…
La retórica “progresista” ha permeado aún más el discurso atlantista desde el verano de 2021, con el fin de la intervención de la OTAN bajo mando estadounidense en Afganistán. Hacía tiempo que los medios de comunicación de todo el mundo se desentendían de esa guerra iniciada en 2001. Pero con la caída de Kabul y el regreso al poder de los talibanes, las “mujeres y niñas afganas” repentinamente han vuelto a formar parte de las preocupaciones occidentales; el tema ya estuvo en la agenda mediática hace veinte años para justificar la intervención militar ante los países europeos (8). Siempre prestos a hablar de los problemas afganos a través del prisma de las cuestiones sociales y los temas de actualidad específicos de Norteamérica, los periodistas occidentales también quisieron ver en la eliminación por parte de los talibanes de un mural que representaba a George Floyd (asesinado por un policía estadounidense en Minneapolis en mayo de 2020) un símbolo del retroceso de las libertades provocado por la retirada de las tropas estadounidenses (9). La focalización en esos temas sociales permite presentar la toma del poder por parte de los talibanes como una tragedia que los occidentales deberían haber evitado en lugar de como la conclusión lógica de la guerra más larga de la historia de Estados Unidos.
La distorsión de las causas progresistas en beneficio de la hegemonía estadounidense se basa en conexiones, que datan de antiguo, entre el mundo de la investigación, los contratistas del ejército y las agencias gubernamentales. En la versión inicial de su famoso discurso sobre los peligros del complejo militar-industrial, pronunciado en enero de 1961, el presidente Dwight Eisenhower ya afirmaba que la universidad era la fuerza motriz de esa relación oligárquica (10). También reconocía, con presciencia, que las ideas en boga en los campus proporcionarían fáciles excusas para legitimar la ideología globalizadora y futuros proyectos imperiales en aras de la “liberación”. El nuevo consenso entre los investigadores y el Gobierno pretende promover una teoría política basada en una moral universal que sacrifique los particularismos y la soberanía y favorezca la homogeneización cultural del planeta mediante el empleo tanto del soft power como del hard power.
A medida que gana prestigio en los círculos políticos y diplomáticos, la retórica imperialista progresista se fusiona cada vez más con la imagen internacional de Estados Unidos y su papel como gran potencia. Los sectores ganados a una visión convencional del intervencionismo, heredada de la Guerra Fría, han entendido perfectamente la conveniencia de utilizar con fines estratégicos luchas aparentemente motivadas por la justicia social, ignorando los contextos culturales e históricos que pueden ayudar a comprender otra visión de la cuestión de las minorías: naciones que viven de acuerdo a normas que nos parecen inaceptables pueden ser fácilmente tachadas de “problemáticas” e “intolerantes”, justificando sanciones u operaciones militares.
Esto se observó, por ejemplo, en el discurso pronunciado en marzo de 2021 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas por la representante de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield (11). Al referirse en un contexto de política exterior al “Proyecto 1619” del periódico The New York Times –que insiste en la integración de las consecuencias de la esclavitud en la narrativa nacional–, Thomas-Greenfield tendía a universalizar la experiencia estadounidense y a extraer de ella una posición moralista absoluta con la que interpretar los fenómenos mundiales. Esta forma de estigmatizar a los Estados rivales en base a normas culturales definidas en Occidente también se impuso durante las acaloradas conversaciones sino-estadounidenses celebradas en Alaska en marzo de 2021, durante las que Washington y Pekín se acusaron mutuamente de hipocresía en materia de derechos humanos. Más tarde, en septiembre de ese mismo año, la Administración de Joseph Biden promulgó un decreto que imponía sanciones a cualquier persona implicada en las atrocidades cometidas en Tigré, una región del norte de Etiopía sumida en la guerra civil. El texto mencionaba explícitamente la naturaleza étnica de la violencia y su impacto específico sobre las mujeres para justificar la injerencia estadounidense. La lista no termina ahí: el pasado febrero, la OTAN organizó un “Debate de fondo sobre cuestiones de género y amenazas híbridas” (12); al mes siguiente, Estados Unidos decidió anular las conversaciones previstas con los talibanes sobre los bienes confiscados, aduciendo que el Gobierno de Kabul había anunciado que no reabriría las escuelas para niñas.
Si esta política continúa, probablemente terminará alumbrando un nuevo método para deslegitimar a determinados Estados a ojos de los pueblos occidentales, que comparten costumbres socioculturales similares. Ese viraje ideológico supone también un alineamiento con el tempo mediático, lo que puede dificultar un examen sereno de la validez estratégica de las políticas adoptadas y de sus beneficios para las poblaciones a las que se pretende asistir. Por otro lado, augura la aparición de una nueva generación de decisores políticos mejor integrada en la opinión mayoritaria, en la de los jóvenes en particular, lo que acercará a los activistas de la sociedad civil a los objetivos del Estado.
Este ha sido el caso desde el estallido de la guerra ruso-ucraniana en febrero de 2022. Algunos comentarios han enfatizado el hecho de que, si bien Ucrania realmente no puede presumir de su política hacia las minorías LGBTI, Rusia es aún peor. Ciertamente, esto significa poner el listón muy bajo, pero muestra claramente que segmentos de la prensa inclinados al intervencionismo echan mano de la cuestión LGBTI por su utilidad en términos de soft power (13). Ya existe un mercado mediático para esa clase de análisis. En mayo de 2022, The Atlantic, una publicación generalmente prointervencionista, defendía una “descolonización” de Rusia. La historia multiétnica de este Estado se comparaba con el colonialismo de la época victoriana, lo que justificaba su desmantelamiento a través de una operación de cambio de régimen (14)…
El imperialismo liberal tiene un claro interés en presentar la política exterior estadounidense como progresista y en etiquetar a las naciones hostiles como intolerantes y reaccionarias. Este uso selectivo de las causas progresistas abre la puerta de par en par a las intervenciones en una larga lista de áreas problemáticas del Sur, al tiempo que sustenta una narrativa nacional que presenta esas operaciones como beneficiosas y moralmente legítimas. Después es fácil afirmar que los rivales extranjeros que critican esas políticas están “en el lado equivocado de la historia”, que son “enemigos del progreso” y “malvados”, palabras de moda en el Pentágono y el Departamento de Estado. En los próximos años, es muy probable que Washington insista en todos esos valores en sus relaciones con Estados que busca debilitar y en las regiones donde quiere expandir su presencia militar. Al mismo tiempo, esos mismos valores serán sin duda sistemáticamente minimizados cuando se trate de naciones amigas, como Arabia Saudí, exponiendo a los estadounidenses y a sus aliados a acusaciones de hipocresía que debilitarán aún más sus pretensiones de virtud moral.
El imperialismo de la virtud pretende la sumisión cultural
Desde que al comienzo de la Guerra Fría la Central Intelligence Agency (CIA) apoyó financieramente a artistas para promover los valores liberales asociados al excepcionalismo estadounidense (15), la clase dirigente sabe utilizar a la perfección las corrientes culturales dominantes en Occidente para defender su visión de la política exterior y sus intereses de seguridad haciéndolos pasar por el “interés nacional”. En la práctica, las instituciones estatales manejan la zanahoria de las subvenciones, los ascensos y la formación profesional para favorecer la aparición de un pensamiento de grupo sistémico dentro de la burocracia, alentar el internacionalismo liberal y fabricar consenso en torno al mantenimiento de la supremacía estadounidense en el mundo. En cuanto a las redes de captación y promoción de las élites, su papel es crucial tanto para reforzar el prestigio de las instituciones como para mantener una cultura del consenso estratégica, que luego es perfeccionada y difundida por un ejército de activistas de gran visibilidad expertos en el manejo de los medios de comunicación.
Conceptualizar las políticas (incluida la política exterior) bajo el prisma de la justicia social se ha convertido en un acto reflejo para la clase titulada, que ocupa la mayor parte de los puestos de gestión intermedia en agencias gubernamentales, empresas mediáticas y compañías privadas. No obstante, al igual que los bancos de inversión o los fabricantes de armas no renuncian a sus beneficios cuando enarbolan los símbolos LGBTI o Black Lives Matter (con fines básicamente promocionales), la CIA y el Departamento de Estado pueden exhibir públicamente su compromiso con las causas progresistas más en boga sin renegar de sus ambiciones imperialistas. Y lo que es más: el proceso de profesionalización le permite al personal actual y futuro retomar por su cuenta esa exhibición virtuosa y difundirla. Para aquellos que aspiran a un trabajo o ascenso, es una de las maneras de señalar su identificación con los objetivos de esas instituciones. Pierre Bourdieu llamaba a eso el “capital cultural”, que definía como la “familiaridad con la cultura legítima de una sociedad”. Este se traduce en todo un conjunto de conocimientos, habilidades, costumbres y cualificaciones que subrayan la pertenencia a la clase dominante.
Por el contrario, aquellos que preferirían ver a Estados Unidos emprender una política exterior más realista y prudente solo pueden constatar que el nuevo ethos de justicia social cumple más o menos la función que en el pasado tuvieron la promoción de la democracia o la R2P: legitima todas las acciones militares o diplomáticas emprendidas en su nombre y al mismo tiempo desautoriza las posibles críticas. Sin embargo, el nuevo imperialismo de la virtud quizá es todavía más desestabilizador porque, más allá de la reestructuración política de los países en su punto de mira, trata de obtener su sumisión cultural total, un proceso que, con el tiempo, podría radicalizar aún más a los países del Sur, no solo contra Estados Unidos, sino contra el liberalismo y el progresismo como tal. Ya estamos viendo a naciones con pocos intereses en común, aparte de su hostilidad hacia el intervencionismo estadounidense, coaligarse contra la hegemonía del imperialismo liberal en nombre de su soberanía estatal y civilizatoria (16).
Desde un punto de vista histórico, estos desarrollos no son nuevos ni exclusivos de Estados Unidos. En los siglos XVII y XVIII, el Imperio británico alentó el comercio mundial de esclavos por razones tanto financieras como coloniales, antes de que la causa antiesclavista llevara –a consecuencia de los avances de la industrialización durante la era victoriana– a redefinir la expansión imperialista en términos de deber moral (la “misión civilizadora”, la “carga del hombre blanco”). El imperialismo liberal bajo el liderazgo de Estados Unidos parece funcionar con una lógica similar: las acciones humanitarias a menudo tienen lugar en regiones donde ya se han producido intervenciones occidentales, y crean las condiciones de futuras intervenciones, generando una espiral de conflictos enquistados. Los casus belli motivados por consideraciones de justicia social tienen una evidente utilidad para quienes abrigan deseos expansionistas. En ese sentido, el precedente análisis puede leerse como una advertencia a los activistas progresistas: el complejo militar-industrial es perfectamente capaz de asimilar vuestro lenguaje y de ponerlo al servicio de sus objetivos. Podemos apostar a que si esa pantalla ideológica que hoy permite justificar políticas exteriores agresivas e intervenciones militares en suelo extranjero deja de considerarse funcional, será rápidamente reemplazada por una nueva retórica. Y el ciclo volverá a empezar.
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(1) Robert W. Tucker y David C. Hendrickson, “Thomas Jefferson and American foreign policy”, Foreign Affairs, Nueva York, primavera de 1990.
(2) Milan Babik, “George D. Herron and the eschatological Foundations of Woodrow Wilson’s foreign policy 1917-1919”, Diplomatic History, vol. 35, n.º 5, Oxford University Press, noviembre de 2011.
(4) Glenn Greenwald, “With new DC policy group, dems continue to rehabilitate and unify with neocons”, The Intercept, 17 de julio de 2017.
(5) The Beat with Ari Melber, “Fat Joe and woke Bill Kristol”, MSNBC, diciembre de 2018.
(6) Bryan Campbell Romero, “Have you heard, comrade? The socialist revolution is racist too”, North American Congress in Latin America, agosto de 2021.
(7) “Women’s activist Jeanine Anez takes the reigns in Bolivia”, The Australian, Sídney, noviembre de 2019.
(8) “CIA report into shoring up Afghan war support in Western Europe”, WikiLeaks, marzo de 2010.
(9) Akhtar Mohammed Makoii, “The soul of Kabul: Taliban paint over murals with victory slogans”, The Guardian, Londres, 7 de septiembre de 2021.
(10) Henry A Giroux, University in Chains: Confronting the Military-Industrial-Academic-Complex, Routledge, Londres, 2007.
(11) Linda Thomas-Greenfield, “Remarks at an UNGA commemoration on international day for the elimination of racial discrimination”, US Mission to the United Nations, Nueva York, marzo de 2021.
(12) “Deep dive recap: exploring gender and hybrid threats”, OTAN, Bruselas, febrero de 2022.
(13) J. Lester Feder, “The fight for Ukraine is also a fight for LGBTQ rights”, Vanity Fair, marzo de 2022.
(14) Casey Michel, “Decolonize Russia”, The Atlantic, Washington DC, mayo de 2022.
(15) Frances Stonor Saunders, La CIA y la Guerra Fría cultural, Debate, Madrid, 2013.
(16) Benjamin Norton, “Venezuela and Iran sign 20-year cooperation plan, Maduro pledges ‘joint anti-imperialism struggle’”, Multipolarista, 11 de junio de 2022.
Christopher Mott
Investigador asociado del Institute for Peace and Diplomacy (Instituto para la Paz y la Diplomacia); anteriormente investigador y funcionario del Departamento de Estado. Una versión más extensa de este artículo se publicó bajo el título “Woke imperialism: The coming confluence between social justice and neoconservatism” en junio de 2022, https://peacediplomacy.org.
Labrador Méndez, Germán. Letras arrebatadas: Poesía y química en la transición española. Madrid: Devenir, 2009. 502 pp.
Mediada la lectura del monumental trabajo de Germán Labrador, el lector se topa con un significativo silencio. En la sección “Intermedio: El álbum fotográfico” los protagonistas del relato nos contemplan desde fotografías en blanco y negro con una unánime pose: sus miradas confrontan directamente a la cámara y al lector. El flujo crítico queda interrumpido y a la vez hace posible la intensidad de la pausa. Las quinientas páginas del volumen enmarcan, construyen, preservan e iluminan esa pausa. El espacio mismo del libro se torna materialización de su relato. Esta es la historia de una interrupción; la historia, paradójicamente, de un impulso a-histórico, su preservación del olvido. Quienes nos contemplan son en su mayoría jóvenes cadáveres, identificados ya como mártires desde el epígrafe de Castelao que encabeza el volumen, santos malditos situados al margen del tiempo cuyas miradas desde esas viejas fotografías reclaman su derecho a la presencia, su lugar en un relato que se nutrió de su exclusión. [End Page 192]
El riguroso volumen de Labrador construye un corpus y erige, quizá a su pesar, un monumento en el que encuentran cabida las producciones artísticas, fundamentalmente poéticas, marcadas por la droga en los años de la transición española. El autor describe así su proyecto: “La voluntad de este libro es la de trazar una historia del imaginario de la transición española, una cartografía libidinal, un relato que ilumine lo que pasó contando también lo que se quiso que pasase, lo que se temía que ocurriría, lo que se deseaba que ocurriese” (18). La implícita tensión de esas palabras fundamenta el proyecto de Letras arrebatadas. ¿En qué consiste la cartografía del deseo? ¿Cómo iluminar lo que nunca fue?
El monumento no se limita a recordar, crea devociones y fidelidades, respetos y silencios que quizá suplanten los vacíos de la historia. La virtud del relato no radica sólo en la solidez de sus fundamentos, sino también en arrebatar la mirada del lector, solicitar su devoción hacia los mártires.
Los cimientos no pueden ser más firmes: haciendo un espectacular despliegue de lecturas teóricas e históricas, Labrador acude allí donde encuentra sólidos materiales para apuntalar su edificio. Quizá, entre otros muchos, tres referencias, casi inevitables por otra parte, resultan cruciales: el concepto de “literatura menor” de Deleuze/Guattari, el “Pharmakon” derridiano y los escritos de Benjamin marcados por su experiencia con las drogas. Lecturas ajustadas e iluminadoras de esos y otros teóricos preceden un auténtico manual de retórica del texto drogado para dar después paso al meticuloso y extraordinariamente bien documentado relato histórico de la evolución del papel de la droga desde los sesenta hasta el final de la transición. El cuerpo del monumento lo forma primero una exhaustiva tipología de motivos y temáticas del texto drogado en el contexto de la transición española para después dejar paso, precisamente tras aquel “intermedio fotográfico”, a diez individualidades ejemplares.
El rigor taxonómico del texto, desde el mismo sistema de numeración de sus secciones, contrasta con la sostenida pasión de su lenguaje. Esa convivencia es síntoma de la constante oscilación del texto entre la distancia y la complicidad. Letras arrebatadas se debate entre la memoria como ejercicio de legitimación y canonización y el impulso por respetar la voluntad de autoexclusión, resistencia y opacidad de muchos de sus protagonistas. Labrador es perfectamente consciente del problema:
[el acceso al canon de modo póstumo] puede obligar a enfocar esta memoria de un modo solapado, en un pacto donde se desactiva el potencial subversivo de estos discursos a cambio de su eventual inscripción en el registro…
Pour l’enfant, amoureux de cartes et d’estampes, L’univers est égal à son vaste appétit. Ah ! que le monde est grand à la clarté des lampes ! Aux yeux du souvenir que le monde est petit !
Un matin nous partons, le cerveau plein de flamme, Le coeur gros de rancune et de désirs amers, Et nous allons, suivant le rythme de la lame, Berçant notre infini sur le fini des mers :
Les uns, joyeux de fuir une patrie infâme ; D’autres, l’horreur de leurs berceaux, et quelques-uns, Astrologues noyés dans les yeux d’une femme, La Circé tyrannique aux dangereux parfums.
Pour n’être pas changés en bêtes, ils s’enivrent D’espace et de lumière et de cieux embrasés ; La glace qui les mord, les soleils qui les cuivrent, Effacent lentement la marque des baisers.
Mais les vrais voyageurs sont ceux-là seuls qui partent Pour partir, coeurs légers, semblables aux ballons, De leur fatalité jamais ils ne s’écartent, Et, sans savoir pourquoi, disent toujours : Allons !
Ceux-là dont les désirs ont la forme des nues, Et qui rêvent, ainsi qu’un conscrit le canon, De vastes voluptés, changeantes, inconnues, Et dont l’esprit humain n’a jamais su le nom !
II
Nous imitons, horreur ! la toupie et la boule Dans leur valse et leurs bonds ; même dans nos sommeils La Curiosité nous tourmente et nous roule, Comme un Ange cruel qui fouette des soleils.
Singulière fortune où le but se déplace, Et, n’étant nulle part, peut être n’importe où ! Où l’homme, dont jamais l’espérance n’est lasse, Pour trouver le repos court toujours comme un fou !
Notre âme est un trois-mâts cherchant son Icarie ; Une voix retentit sur le pont : » Ouvre l’oeil ! « Une voix de la hune, ardente et folle, crie . » Amour… gloire… bonheur ! » Enfer ! c’est un écueil !
Chaque îlot signalé par l’homme de vigie Est un Eldorado promis par le Destin ; L’Imagination qui dresse son orgie Ne trouve qu’un récif aux clartés du matin.
Ô le Pauvre amoureux des pays chimériques ! Faut-il le mettre aux fers, le jeter à la mer, Ce matelot ivrogne, inventeur d’Amériques Dont le mirage rend le gouffre plus amer ?
Tel le vieux vagabond, piétinant dans la boue, Rêve, le nez en l’air, de brillants paradis ; Son oeil ensorcelé découvre une Capoue Partout où la chandelle illumine un taudis.
III
Etonnants voyageurs ! quelles nobles histoires Nous lisons dans vos yeux profonds comme les mers ! Montrez-nous les écrins de vos riches mémoires, Ces bijoux merveilleux, faits d’astres et d’éthers.
Nous voulons voyager sans vapeur et sans voile ! Faites, pour égayer l’ennui de nos prisons, Passer sur nos esprits, tendus comme une toile, Vos souvenirs avec leurs cadres d’horizons.
Dites, qu’avez-vous vu ?
IV
» Nous avons vu des astres Et des flots ; nous avons vu des sables aussi ; Et, malgré bien des chocs et d’imprévus désastres, Nous nous sommes souvent ennuyés, comme ici.
La gloire du soleil sur la mer violette, La gloire des cités dans le soleil couchant, Allumaient dans nos coeurs une ardeur inquiète De plonger dans un ciel au reflet alléchant.
Les plus riches cités, les plus grands paysages, Jamais ne contenaient l’attrait mystérieux De ceux que le hasard fait avec les nuages. Et toujours le désir nous rendait soucieux !
– La jouissance ajoute au désir de la force. Désir, vieil arbre à qui le plaisir sert d’engrais, Cependant que grossit et durcit ton écorce, Tes branches veulent voir le soleil de plus près !
Grandiras-tu toujours, grand arbre plus vivace Que le cyprès ? – Pourtant nous avons, avec soin, Cueilli quelques croquis pour votre album vorace, Frères qui trouvez beau tout ce qui vient de loin !
Nous avons salué des idoles à trompe ; Des trônes constellés de joyaux lumineux ; Des palais ouvragés dont la féerique pompe Serait pour vos banquiers un rêve ruineux ;
» Des costumes qui sont pour les yeux une ivresse ; Des femmes dont les dents et les ongles sont teints, Et des jongleurs savants que le serpent caresse. «
V
Et puis, et puis encore ?
VI
» Ô cerveaux enfantins ! Pour ne pas oublier la chose capitale, Nous avons vu partout, et sans l’avoir cherché, Du haut jusques en bas de l’échelle fatale, Le spectacle ennuyeux de l’immortel péché
La femme, esclave vile, orgueilleuse et stupide, Sans rire s’adorant et s’aimant sans dégoût ; L’homme, tyran goulu, paillard, dur et cupide, Esclave de l’esclave et ruisseau dans l’égout ;
Le bourreau qui jouit, le martyr qui sanglote ; La fête qu’assaisonne et parfume le sang ; Le poison du pouvoir énervant le despote, Et le peuple amoureux du fouet abrutissant ;
Plusieurs religions semblables à la nôtre, Toutes escaladant le ciel ; la Sainteté, Comme en un lit de plume un délicat se vautre, Dans les clous et le crin cherchant la volupté ;
L’Humanité bavarde, ivre de son génie, Et, folle maintenant comme elle était jadis, Criant à Dieu, dans sa furibonde agonie : » Ô mon semblable, ô mon maître, je te maudis ! «
Et les moins sots, hardis amants de la Démence, Fuyant le grand troupeau parqué par le Destin, Et se réfugiant dans l’opium immense ! – Tel est du globe entier l’éternel bulletin. «
VII
Amer savoir, celui qu’on tire du voyage ! Le monde, monotone et petit, aujourd’hui, Hier, demain, toujours, nous fait voir notre image Une oasis d’horreur dans un désert d’ennui !
Faut-il partir ? rester ? Si tu peux rester, reste ; Pars, s’il le faut. L’un court, et l’autre se tapit Pour tromper l’ennemi vigilant et funeste, Le Temps ! Il est, hélas ! des coureurs sans répit,
Comme le Juif errant et comme les apôtres, A qui rien ne suffit, ni wagon ni vaisseau, Pour fuir ce rétiaire infâme : il en est d’autres Qui savent le tuer sans quitter leur berceau.
Lorsque enfin il mettra le pied sur notre échine, Nous pourrons espérer et crier : En avant ! De même qu’autrefois nous partions pour la Chine, Les yeux fixés au large et les cheveux au vent,
Nous nous embarquerons sur la mer des Ténèbres Avec le coeur joyeux d’un jeune passager. Entendez-vous ces voix, charmantes et funèbres, Qui chantent : » Par ici ! vous qui voulez manger
Le Lotus parfumé ! c’est ici qu’on vendange Les fruits miraculeux dont votre coeur a faim ; Venez vous enivrer de la douceur étrange De cette après-midi qui n’a jamais de fin ? «
A l’accent familier nous devinons le spectre ; Nos Pylades là-bas tendent leurs bras vers nous. » Pour rafraîchir ton coeur nage vers ton Electre ! « Dit celle dont jadis nous baisions les genoux.
VIII
Ô Mort, vieux capitaine, il est temps ! levons l’ancre ! Ce pays nous ennuie, ô Mort ! Appareillons ! Si le ciel et la mer sont noirs comme de l’encre, Nos coeurs que tu connais sont remplis de rayons !
Verse-nous ton poison pour qu’il nous réconforte ! Nous voulons, tant ce feu nous brûle le cerveau, Plonger au fond du gouffre, Enfer ou Ciel, qu’importe ? Au fond de l’Inconnu pour trouver du nouveau !
EL VIAJE
Para el niño, enamorado de mapas y estampas,
El universo es igual a su vasto apetito.
¡Ah! ¡Cuan grande es el mundo a la claridad de las lámparas!
¡Para las miradas del recuerdo, el mundo qué pequeño!
Una mañana zarpamos, la mente inflamada,
El corazón desbordante de rencor y de amargos deseos,
Y nos marchamos, siguiendo el ritmo de la onda
Meciendo nuestro infinito sobre el confín de los mares.
Algunos, dichosos al huir de una patria infame;
Otros, del horror de sus orígenes, y unos contados,
Astrólogos sumergidos en los ojos de una mujer,
La Circe tiránica de los peligrosos perfumes.
Para no convertirse en bestias, se embriagan
De espacio y de luz, y de cielos incendiados;
El hielo que los muerde, los soles que los broncean,
Borran lentamente la huella de los besos.
Pero los verdaderos viajeros son los únicos que parten
Por partir; corazones ligeros, semejantes a los globos,
De su fatalidad jamás ellos se apartan,
Y, sin saber por qué, dicen siempre: ¡Vamos!
¡Son aquellos cuyos deseos tienen forma de nubes,
Y que como el conscripto, sueñan con el cañón,
En intensas voluptuosidades, mutables, desconocidas,
Y de las que el espíritu humano jamás ha conocido el nombre!
II
Imitamos ¡horror! al trompo y la pelota
En su danza y sus saltos; hasta en nuestros sueños
La Curiosidad nos atormenta y nos envuelve,
Como un Ángel cruel que fustigará soles.
¡Singular fortuna en la que el final se desplaza,
Y no estando en parte alguna, puede hallarse por doquier!
¡Donde el Hombre, que jamás la esperanza abandona,
Para lograr el reposo corre siempre como un loco!
Nuestra alma es nave de tres palos buscando su Icaria;
Una voz resuena en el puente: «¡Atención!»
Una voz desde la cofa, ardiente y loca, clama:
«¡Amor… gloria… felicidad!» ¡Infierno! ¡Es un escollo!
Cada islote señalado por el vigía
Es un El dorado prometido por el Destino;
La imaginación, que acucia su orgía
No halla más que un arrecife al amanecer.
¡Oh, el infeliz enamorado de tierras quiméricas!
¿Habrá que engrillar y arrojar al mar,
A este marinero borracho, inventor de Américas
Para el cual el espejismo toma el remolino más amargo?
Como el viejo vagabundo, chapaleando en el lodo
Sueña, husmeando en el aire, brillantes paraísos;
Su mirada hechizada descubre una Capúa
En cuanto lugar la candela alumbra un tugurio.
III
¡Asombrosos viajeros! ¡Qué nobles relatos
Leemos en vuestros ojos profundos como los mares!
Mostradnos los joyeros de vuestras ricas memorias,
Esas alhajas maravillosas, hechas de astros y de éter.
¡Deseamos viajar sin vapor y sin velas!
Para ahuyentar el tedio de nuestras prisiones,
Haced desfilar nuestros espíritus, tensos como un lienzo,
Vuestros recuerdos enmarcados por horizontes.
Decid, ¿qué habéis visto?
IV
«Hemos visto astros
Y olas; hemos visto playas además;
Y, malgrado muchos choques e imprevistos desastres,
Nos hemos hastiado, a menudo, como aquí.
El esplendor del sol sobre el mar violáceo,
El esplendor de las ciudades en el sol poniente,
Encendían en nuestros corazones el impulso inquietante
De sumergirnos en el cielo con su reflejo fascinante.
Las más ricas ciudades, los más amplios paisajes,
Jamás contenían el atractivo misterioso
De aquellos que el azar forma con las nubes.
¡Y siempre el deseo nos tornaba inquietos!
—El gozo acrecienta del deseo la fuerza.
¡Deseo, viejo árbol, al cual el placer sirviéndole de abono,
Entretanto acrecienta y endurece tu corteza,
Tus ramas quieren ver el sol de más cerca!
¿Crecerás siempre, gran árbol, más vivaz
Que el ciprés? —Sin embargo, nosotros, con cuidado,
Recogimos algunos croquis para vuestro álbum voraz,
¡Hermanos que encontráis bello todo cuanto viene de lejos!
Hemos saludado ídolos engañosos;
Tronos constelados de joyas luminosas;
Palacios adornados cuya feérica pompa
Sería para vuestros banqueros un sueño ruinoso;
Vestimentas que son para la vista una embriaguez;
Mujeres cuyos dientes y las uñas están pintados,
Y juglares sabios que la serpiente acaricia.»
V
Y después, y después. ¿Todavía, qué más?
VI
«¡Oh, cerebros infantiles!»
Para no olvidar el tema capital,
Hemos visto en todas partes, y sin haberlo buscado,
Desde arriba hasta abajo la escala fatal,
El espectáculo enojoso del inmortal pecado:
La mujer, esclava vil, orgullosa y estúpida,
Sin reír extasiándose y adorándose sin repugnancia;
El hombre, tirano goloso, lascivo, duro y ávido,
Esclavo de la esclava y arroyo en la cloaca;
El verdugo que goza, el mártir que solloza;
La fiesta que sazona y perfuma la sangre;
El veneno del poder enervando al déspota,
Y el pueblo amoroso del látigo embrutecedor;
Muchas religiones semejantes a la nuestra,
Todas escalando el cielo; la Santidad,
Cual un lecho de plumas donde un refinado se revuelca,
En los clavos y la cerda, buscando la voluptuosidad;
La Humanidad habladora, ebria de su genialidad,
Y enloquecida, hoy como lo estaba ayer,
Clamando a Dios, en su furibunda agonía:
«¡Oh, mi semejante, oh mi señor, yo te maldigo!»
Y los menos necios, atrevidos amantes de la Demencia,
Huyendo del gran rebaño acorralado por el Destino,
Refugiándose en el opio inconmensurable!
—Tal es del globo entero el eterno boletín.»
VII
¡Amargo sabor, aquel que se extrae del viaje!
El mundo, monótono y pequeño, en el presente,
Ayer, mañana, siempre, nos hace ver nuestra imagen;
Un oasis de horror en un desierto de tedio!
¿Es menester partir? ¿Quedarse? Si te puedes quedar, quédate;
Parte, si es menester. Uno corre, el otro se oculta
Para engañar ese enemigo vigilante y funesto,
¡El Tiempo! El pertenece, a los corredores sin respiro,
Como el Judío Errante y como los apóstoles,
A quien nada basta, ni vagón ni navío,
Para huir de este retiro infame; y aun hay otros
Que saben matarlo sin abandonar su cuna.
Cuando, finalmente, él ponga su planta sobre nuestro espinazo,
Podremos esperar y clamar: ¡Adelante!
Lo mismo que otras veces, cuando zarpamos para la China,
Con la mirada hacia lo lejos y los cabellos al viento,
Nos embarcaremos sobre el mar de las Tinieblas
Con el corazón gozoso del joven pasajero.
Escucháis esas voces, embelesadoras y fúnebres,
Que cantan: «¡Por aquí! vosotros que queréis saborear
¡El Loto perfumado! Es aquí donde se cosechan
Los frutos milagrosos que vuestro corazón apetece;
Acudid a embriagaros con la dulzura extraña
De esta siesta que jamás tiene fin!»
Por el acento familiar barruntamos al espectro;
Nuestros Pilades, allá, nos tienden sus brazos.
«¡Para refrescar tu corazón boga hacia tu Electra!»
Dice aquella a la que en otros días besábamos las rodillas.
VIII
¡Oh, Muerte, venerable capitana, ya es tiempo! ¡Levemos el ancla!
Esta tierra nos hastía, ¡oh, Muerte! ¡Aparejemos!
¡Si el cielo y la mar están negros como la tinta,
Nuestros corazones, a los que tú conoces, están radiantes!
¡Viértenos tu veneno para que nos reconforte!
Este fuego tanto nos abraza el cerebro, que queremos
Sumergirnos en el fondo del abismo, Infierno o Cielo, ¿qué importa?
¡Hasta el fondo de lo Desconocido, para encontrar lo nuevo!
Kendrick Lamar Duckworth, aka K.Dot, nació el 17 de junio de 1987 en Compton, California. Rapero, compositor y productor estadounidense. Desde el 2012, Lamar es considerado como uno de los raperos más influyentes de su generación y como uno de los mejores de todos los tiempos. “Section.80” (2011) fue su primer álbum de estudio, el cual le valió la atención de la escena underground y de sus pares del hip hop. Ya bajo la protección de Dr. Dre, su segundo álbum titulado “Good Kid, M.A.A.D City”, fue lanzado en 2012, brindándole mayor reconocimiento. Su tercer álbum “To Pimp a Butterfly” (2015) incorporó diversos estilos musicales de origen afroamericano tal el jazz, el funk y el soul, así como elementos del spoken word y la música experimental. Las líricas de dicho título fueron una manifestación notable el rap conciencia al comprender diversos comentarios socio-políticos y temas personales relacionados con…
Simbolismo de un argumento cinematográfico
(Juan eduardo Cirlot)
Análisis de los símbolos de
El señor de la guerra
(I)
…Para conocer el significado de los símbolos que van apareciendo en el argumento de Stevens no vamos a emprender una investigación probatoria de tales sentidos, ya que esto ha sido hecho por especialistas; nos atenderemos al principio de autoridad y a la confianza que determinados criterios nos merecen. Utilizamos para dicho análisis la bibliografía que se relaciona al final de este ensayo y remitimos a ella, en cada caso, por un número de referencia. En vez de estudiar los símbolos a medida que aparecen en el argumento, lo que, por su yuxtaposición, crearía un confusionismo de difícil solución, hemos preferido agruparlos por «constelaciones» que se refieren a personajes o a hechos, tratando primariamente de los símbolos substanciales para la «historia», de Chrysagón y Bronwyn y aludiendo luego a los secundarios
…Comenzaremos por especificar que «el ambiente de misticismo jamas visto…» nos conduce a un clima similar al descrito por Corbin (4), para quien los «hechos», los fenómenos terrestres, son «algo más que fenómenos; son hierofanías mazdeanas que nos revelan quienes son los seres y cosas». Agrega que en este mundo hemos de llegar allá, es decir, a vivir «el otro». Esto y no otra cosa es el misticismo. En cuanto al fondo de creencias sobre el que se dibujan los personajes y hechos de El señor de la guerra, se centran sobre todo en el preeminente valor dado a la fecundidad-fertilidad. que, según Hubert (9), era la principal inspiradora de la religión de los celtas. La cesión de las novias al «señor del lugar», y las orgías, según Eliade (7), tenían la finalidad de estimular la fertilidad agraria. Podríamos agregar que la vida de las plantas y de la tierra no dejaba de implicar una «animación» de la propia muerte, como se verá, concibiéndose el mundo de los muertos como una especie de «depósito» del que brota la vida, y al que se enriquece mediante sacrificios, incluyendo los sacrificios humanos, tal como explican las historias de las religiones.
La condición de caballero de Chrysagón ya tiene valor simbólico, pues representa la sublimación del guerrero. Según Marx (16), la idea del caballero es céltica. Indica que Irlanda influyó en Gales, y Gales, por mediación de las cortes anglonormandas de Inglaterra, aportó la noción de caballero y del fatum del amor. Pero es fundamental que el «señor de la guerra» no aparezca solo, sino con un hermano. El mito de los dos hermanos (Dioscuros, sol levante y sol poniente, parte inmortal y parte mortal del hombre, espíritu e instintos) es conocido de todos los antropólogos y psicologos (11). Schenider habla de un «hermano claro y otro oscuro», y señala que ambos hermanos, juntamente, , forma un dios doble (Géminis), que es a la vez el «dios de la guerra y de la fecundidad, de la muerte y del renacer, de ahí la necesidad de los ritos sangrientos para crear y mantener la vida» (19). Agrega que ese dios es un símbolo de la naturaleza, que crea y mata. También dice que la crisis que determina esa antítesis fundamental al Génesis, al producirse aparece como lucha y se expresa por el hecho de que «este combate se desarrolla entre hermanos». (19). Es interesante la connotación simbólica del «señor de la guerra» en tanto que tal, que lo asimila a Marte, quien, según Thevenot (21), «presidía lagos, fuentes y arroyos entre los celtas» apareciendo también como protector de grupos sociales.
…Es importante el significado simbólico de los nombres de los dos hermanos de El señor de la guerra. Éste se llama Chrysagón, del griego Chrysos (oro) y agonía (lucha), mientras que la asimilación de Draco a dragón apenas necesita comentarse. El oro, simbólicamente, es igual al color blanco. Savoret habla del «caballo blanco labrado en una roca en Berkshire Downs… A cierta distancia se halla ‘la colina del dragón’ y, según leyendas locales, San Jorge (caballo blanco, luchador de oro) mató en esa colina al dragón al que está tradicionalmente asociado» (18). Advertimos así un segundo significado simbólico de la lucha Chrysagón-Draco, que refuerza el primario del Géminis ya expuesto. Dragón simboliza la parte inferior del hombre (como el toro en la religión de Mithra) y también sequía, enfermedad, plaga o tiranía (20). De otro lado el dragón es el guardián del tesoro (Bronwyn), el obstáculo para su posesión (1), y el caballero habrá de vencerlo para lograr lo que anhela (15), incluso en el «lugar lejano…» para recoger los frutos del jardín paradisíaco, «el héroe ha de afrontar al monstruo guardián», según Eliade (7). Psicológicamente se diría que el dragón es la «sombra» del caballero. A la vez, el halconero enano es la «sombra» de Draco (11).
…Respecto al valor simbólico en sí mencionaremos ideas muy interesantes. Según Marx (16) el nombre puede constituir el origen de una leyenda o ésta concentrarse en el nombre. Vendryes (22) dice que «el nombre precisa el objeto». Puede «evocar sentimientos e implica cierto juicio de valor».
… Vamos a referirnos ahora a los símbolos del lugar donde se producen los «hechos» de El señor de la guerra. Resulta casi increíble la literalidad de las convergencias de sentido. Sabemos que el «señor» llega con su naturaleza dual (Géminis) a unas tierras que le han sido concedidas en feudo y que éstas son pantanosas. Apuntamos ya que el caballero parece hallarse en situación interior crítica, «maduro para la muerte», dice Marius Schneider (19). «El hombre, desilusionado y dolorido, después de haberse enfrentado con el monte de la culpa, se halla ante dos caminos para continuar. Puede seguir la región pantanosa, que visitan los cazadores y que se extiende hasta el río de la muerte, o puede intentar trepar la sierra del deber, del dolor y del sacrificio». Chrysagón sigue ante todo el primer camino y cuando, tras ser herido por Marc, quiere seguir el segundo, muere.
…La comarca es un «paisaje completo», es decir, el paisaje cósmico. Przyluski dice: «el lugar sagrado se descompone en tres elementos principales: piedra, agua, árbol. La parte sugiere el todo… El lugar santo es el paisaje completo: monte (torre), lago, río, bosque, mar, rocas, sentido como un todo… Fecundidad, fertilidad, nacimiento y muerte, muerte y renacimiento, estos procesos atestiguan la variedad y fuerza del dinamismo de que el lugar santo es la manifestación permanente». Y agrega esta tremenda afirmación: «en ese estadio, el lugar santo tiende a convertirse en una figura femenina«. Luego, ella se convierte en Diosa y adquiere una leyenda» (17). El pantano, específicamente, se refiere al predominio del principio femenino, por ser la síntesis de los dos elementos femenino (tierra y agua).
…De otro lado, Vendryes (22) señala que «en el mundo céltico (como en el misticismo sufí) el universo es concebido como compuesto de dos mundos, no superpuestos, sino confundidos: el de los hombres y el de las hadas, uno visible y otro insivisible, salvo excepcionalmente» (22). Thevenot precisa (21) que «una corriente de agua, un lago, o la cima de un monte, era el lugar de residencia de una deidad o el de su aparición». Esta aparición es, en el plano más directo, un fenómeno, pero en el plano místico es una vibración producida por la brusca iluminación de este mundo por un factor que procede del otro. En la mística sufí habla de «la tierra de las visiones» , mundo en que tiene lugar los acontecimientos espirituales reales. Lugar donde el espíritu se corporeíza. Existe así una «geografía visionaria» en la qeu todos los elementos son símbolos. Cuando un ser humano ve seres de mundos superiores o ve seres de este mundo bajo la luz de lo superior, ha entrado en el barzakh, en el intermundo, ha penetrado en el país llamado Hurkalya, o «tierra del alma», que es la visión del alma. Dice Corbin, de quien tomamos estas nociones (4), que «ver las cosas en Hurkalya es verlas como acontecimientos del alma». Así los «hechos» que tienen lugar en el «paisaje completo» muestran ya la faz del más allá. De otro lado, se señala el peligro que para un ser vivo tiene ese acontecimiento, pues, como indica Caillois (2), «sacro es aquello a lo que uno no se aproxima sin morir». Y es porque lo sacro es lo absoluto. Lo absoluto linda siempre con la muerte porque en el mundo fenoménico no puede darse lo absoluto.
…Precisemos que en el «paisaje completo» donde se cumple el destino de Chrysagón el bosque es el templo céltico (14) y recordemos que, en él, la torre sustituye a la montaña, siendo el lugar de la boda de la tierra y el cielo. Eliade dice: «La hierofanía (y hierogamia) es simbolizada por un axis mundi (montaña, pirámide, torre) en la que se verifica una ruptura de niveles (7). Schenider confirma que la torre (o la montaña) es «el lugar en que se cruzan el cielo y la tierra (19), siendo la escalera del interior de la torre una ratificación del axis mundi a la vez que un símbolo del culto a los antepasados.
…Hemos analizado hasta ahora los símbolos del «señor de la guerra» y de la comarca donde tienen lugar los hechos que consuman su destino. Vamos a ver ahora los valores simbólicos de los hechos primordiales y los de la doncella misteriosa que surge para darle una rápida felicidad y causar su muerte sacrificial. Bronwyn está desnuda en el agua cuando Chrysagón la conoce. Existen en ese episodio crucial cinco símbolos esenciales. Las aguas simbolizan «la suma universal de virtualidades… son el depósito de todas las posibilidades de la existencia (7). Tienen un carácter a la vez virginal y materno (15). La inmersión en el agua simboliza, según Lengyel, «el retorno a lo preformal, igual que la salida del agua repite el gesto cosmogónico de la creación formal y diferenciada» (12). Loeffler precisa que «el agua regenera, provoca una resurrección (15), es decir, un despertar, un cambio de naturaleza, lo que verdaderamente sucede en el caso de Bronwyn, que había vivido como oscura porqueriza hasta el instante y, repentinamente, parece iluminada por poderes nuevos. Rank halló, mediante un estudio estadístico, que la inmersión en el agua o el salvamento de ella son preponderantes en los mitos de héroes y semidioses.
…Bronwyn está desnuda en el agua. Prescindiendo de la belleza de su cuerpo, de su relativo efecto producido en el ánimo de un «señor de la guerra» (el carácter «místico» de los hechos resulta de lo evidentemente desproporcionado de sus consecuencias), según Corbin «desvestirse de la ropa material es anticipar el «cuerpo de luz» o de resurrección, pura incandescencia diáfana de las luces arcangélicas» (4). Vendryes se limita a señalar que «en las sociedades primitivas, la desnudez posee virtud mágica» (22) y Przyluski reitera exactamente lo mismo y agrega que «los velos, trajes, son pantallas que impiden la difusión del maná, de la potencia mágico-religiosa» (17). Por su parte, Loeffler alude al carácter trágico de la revelación al decir: «Venus Anadiomena, enteramente desnuda, representa el último momento de la vida, el instante de la inmersión en el agua-madre para un renacer» (15), dando aquí a la inmersión un sentido más radical y trascendente.
…Otro símbolo es la corona de flores blancas que alude a la pureza de Bronwyn y a su calidad e novia (3), apuntando a la probabilidad de conflicto real, como efectivamente se produce. Finalmente queda el «encuentro» como símbolo. Loeffler dice que ella (la durmiente, la que vivía sin saber quién era) «se despierta a veces por el encuentro con él» (15), y alude incluso al lugar del encuentro en El señor de la guerra diciendo: «En los encuentros, con frecuencia, la princesa encuentra cercade una fuente a su hada protectora (un aspecto superior de su propia personalidad) (3), o al príncipe encantador» (15). En el más alto nivel el encuentro es una hierofanía, una revelación de lo sacro (7). Jung valorando un factor del encuentro, dice que «lo propio desconocido se aparece en una figura desconocida». es el momento en que se revela el Anima anunciadora del destino (10). Y Schneider explica mucho más concretamente el problema al decir: «Se alcanza el punto culminante (de una existencia) cuando una persona oye su propia melodía, es decir, la melodía de su propia alma, pero no cantada por ella misma, sino emitida por algo o por alguien ‘que esté fuera del cuerpo físico de esa persona’. Nadie puede escapar al dictado imperioso de esa voz… Es la hora de la muerte» (19). Por eso Wagner puede llamar a la amada auténtica «mensajera de la muerte».
…Veamos ahora qué sucede con Bronwyn. Su carácter de «hija adoptiva» de origen ignorado permite hacer todas las suposiciones. El hecho de que, en el argumento, el hijo del rey frisio quede en poder de los celtas pudiera ser un indicio de que, años atrás, a Bronwyn le sucedió igual. Pero ¿hubieran llevado los frisios una niña a la guerra? De otro lado, la «ascensión» de su situación es vertiginosa y tiende a lo sobrenatural mejor que a la simple justificación de que un noble pase por alto su baja calidad social para desposarse con ella. El hecho de que toda mujer gozara de elevado prestigio espiritual entre los celtas (5) no bastaría para explicar nada. Se insinúan sus poderes ya en su relación con los animales: las abejas, mundo en el que la madre o reina es la que hace prosperar a su pueblo (15); las aves que apartan a Chrysagón en un momento dado (11) y son símbolo de espíritus malignos (15); los cerdos que ella cuida y que desempeñan papel importante, con el jabalí, en la mitología céltica (15) y que son animales que se sacrifican a la Gran Diosa (18), y los halcones usados en la caza por Chrysagón, «símbolo de la victoria sobre los instintos, con el consiguiente desgarramiento» (3). Es un caso patent ede Potnia theron (señora de los animales). de otro lado, la poesía céltica abunda en testimonios de una creencia que expresaría ciertas síntesis de panteísmo y transmogración. Jean Markale, en Les Celtes (1969), transcribe estos versos del bardo Tuan mac Cairill: «Viví primero en la manada de los cerdos / heme aquí ahora en la bandada de los pájaros». A la vez su conocimiento de las propiedades de las plantas la convierte en druidesa y lleva una rama de muérdago atada al brazo en su segundo encuentro casual con Chrysagón. El muérdago (11) era empleado en ritos de fecundidad. La belleza deBronwyn es una caja de Pandora para el caballero normando, todos los bienes y males provienen de ella. Pero ¿cómo se somete tan pasivamente? ¿cómo no se reduce todo a un afán de posesión que el podía satisfacer con facilidad? ¿por qué ella precipita la crisis entre los dos hermanos? ¿por qué Chrysagón se casa con ella? Evidentemente «el plano» realista de la historia no puede explicar nada de esto. Bronwyn resulta ser un personaje de ambigüedades sumas, a la vez qeu capaz de desarrollar progresivamente un gran poder de sugestión. Chrysagon la acusa de haberle hechizado. Como «hija adoptiva» cabe suponer que no fuera una simple campesina. Sea como fuere se presenta con los rasgos que la mitología céltica atribuye a la ban shee (mujer hada), cuya aparición, en el libro de Grimal –convergencia con Schneider– es «presagio de muerte». El hada es la conciencia humana en el cuarto estadio de evolución, cuando adquiere los primeros poderes supranormales (15) . el mismo autor, Loeffler, no deja de señalar que, con frecuencia, en leyendas y cuentos folclóricos, las hadas aparecen con la mayor ambigüedad, dotadas de altos poderes y trabajando en los menesteres más bajos (cenicienta, porqueriza). Es una princesa que se ignora –parcela del inconsciente que se une, para una acción fecunda y determinada, con la parcela correspondiente de la conciencia (príncipe)–, siempre según Loeffler. Pero hay más, volviendo a la obra de Grimal, se afirma que la mujer-hada no es sino la antigua diosa decaída de los goidélicos, «seres que aparecen y desaparecen sin que se sepa de dónde vienen ni a dónde van» (8). Por tanto, Bronwyn, tras la inmersión en las aguas primordiales «recobra» su verdadera naturaleza (que Draco no puede ver, pero que Chrysagón reconoce de inmediato y por esto se somete a ella). Él, a fin de cuentas, no es sino un componente del estamento feudal. ella es una deidad, es la diosa que preside la caza y la guerra, es la personificación del lugar santo, asociada alas aves (17). Siendo Marte el consorte de la gran diosa, Chrysagón ha de casarse con Bronwyn. La relación de ésta con las aguas, a parte de las explicaciones dadas, le da también carácter de «ninfa», situación intermedia entre el hada y la gran diosa. Posee un significado que rebasa cuanto podemos comentar. Dice Jung estas enigmáticas palabras (10): «El anhelo de la ninfa de una revivificación y salvación tiene su contrapartida en aquella substancia real que está oculta en el mar y clama por su liberación«. Afrodita, naciendo del mar, también personifica esa «substancia real», auténtico arcano –¿materia de la transmutación universal y fuente de todo el devenir cósmico?
…Si preferimos no elevar a Bronwyn al rango de deidad, hipótesis sentada sobre su acción y los contextos de ésta, cabe hacerla derivar al rango de «arcángel femenino» del sufismo. Spenta Armaiti regenta la tierra, Hurvatat las aguas. Amertat las plantas, Bronwyn es la fravarti, la Daena de Chrysagón, su propia alma fuera de él, lo que nos retrae a cuanto dijimos sobre «el encuentro» a base de las afirmaciones de Marius Schneider sobre «oír la propia melodía», emitida por un ser que está «fuera del propio cuerpo». Esto y no otra cosa es lo que crea en El señor de la guerra el «ambiente de misticismo rara vez visto» y esto es lo que justifica que él se precipite, contra todo riesgo, en la destrucción, inmolándose por su amor a Bronwyn.
(Próximo capítulo: Análisis de los símbolos (II), e Ideología de El señor de la guerra)
George Gordon Byron / Lord Byron – illustration of a scene from the poem ‘Hebrew Melodies’ by the English poet. ‘The wild gazelle, on Judah’s hills, exulting yet may bound.’ A field of gazelles. Dear / antelope like animal.22 January 1788 – 19 April 1824. (Photo by Culture Club/Getty Images)
La gacela salvaje
La gacela salvaje en las colinas de Judea
Puede brincar aún, alborozada,
puede abrevar en esas aguas vivas
que en la sagrada tierra brotan siempre;
puede alzar el pie leve y con ardientes ojos
mirar, en un arrebato de indómita alegría.
Pies ágiles, y ojos más encendidos
aquí contempló Judea en otros tiempos,
y en el lugar del ya perdido gozo,
más bellos habitantes hubo un día.
Ondulan en el Líbano los cedros, pero se han ido
las hijas más majestuosas de Judea.
Más bendita cada palmera que da sombra en esos llanos
que de Israel las tribus dispersas,
pues echa aquí raíces y se queda,
graciosa y solitaria:
su suelo natal no puede dejar nunca
y no podría vivir en otras tierras.
Mas nosotros vagamos, marchitos,
para morir muy lejos:
dónde están las cenizas de los padres
nunca descansarán nuestras cenizas;
ya ni un solo sillar le queda a nuestro templo
y en el trono de Salem se ha sentado la Burla.
(Traducción y versión de K)
THE WILD GAZELLE.
I.
The wild gazelle on Judah’s hills Exulting yet may bound, And drink from all the living rills That gush on holy ground; Its airy step and glorious eye[1] May glance in tameless transport by:—
II.
A step as fleet, an eye more bright, Hath Judah witnessed there; And o’er her scenes of lost delight Inhabitants more fair. The cedars wave on Lebanon, But Judah’s statelier maids are gone!
III.
More blest each palm that shades those plains Than Israel’s scattered race; For, taking root, it there remains In solitary grace: It cannot quit its place of birth, It will not live in other earth.
IV.
But we must wander witheringly, In other lands to die; And where our fathers’ ashes be, Our own may never lie: Our temple hath not left a stone, And Mockery sits on Salem’s throne.
los amigos que se han ido son Beatrices que nos conducen a través de los desconocidos días y sus respectivos universos
as tumbas son árbores de luz cuxas raízes
están no corazón dos vivos
e aí habitan ao sol da aberta noite
todas as voces
todos os ámbitos
a presenza rumorosa
de todos os adeuses
Las tumbas son árboles de luz
cuyas raíces
están en el corazón de los vivos
y ahí habitan al sol de la abierta noche
todas las voces
todos los ámbitos
la presencia rumorosa
de todos los adioses
El Recuerdo es Olvido enamorado
es un mapa de la isla
donde yacen todos los amigos
que después del Naufragio luminoso
alcanzaron sus suaves costas
por los cuatro puntos cardinales
limitan
con el corazón de nosotras
las que aun navegamos,
dibujando la vida
y de espuma el camino
derrotas tras derrotas
y a veces cantamos.
¡Sepan que se muere dos veces! La primera vez, cuando se deja de respirar; la segunda vez, cuando ya nadie piensa en uno.
Glória
A glória é como uma terrível catástrofe,
pior que a casa incendiada; enquanto
se abate a trave-mestra, o fragor
da destruição repercute-se cada vez mais depressa;
e tu contemplas tudo aquilo, inane
testemunha da danação.
Como uma bebedeira a glória devora
a casa da alma, revela que trabalhaste
para coisa pouca: para ela —
ah, queria que esse beijo traiçoeiro nunca tivesse
molhado a minha face: queria
fundir-me, só, para sempre, na obscuridade, na noite.
1987 e 1996-97.
Publicado em OUOLOF, Poemas mudados para portugués por Herberto Helder, Assírio & Alvim, Lisboa, 1997.
El lenguaje adquirió, y el pensamiento /
que corre más que el viento, /
y el temple vario en que el vivir estriba /
del hombre en la ciudad.
Con hábil treta /
los flechazos del hielo astuto esquiva y el chubasco importuno /
que no dejan parar a cielo raso. /
Su avance no detiene azar alguno, /
y no hay dolencia que le salga al paso /
que a soslayar no acierte. /
De sólo un mal no escapa: de la muerte.
(SOFOCLES, Antígona)
Por la ventana, el Popocatépetl se erguía con su inmensa falda en parte oculta por tempestuosos nubarrones; su cima cubría el cielo, y se alzaba sobre la cabeza del Cónsul, y directamente en su base estaban la ‘barranca’ y ‘El Farolito’. ¡Baje el volcán! Por algo los antiguos situaron el Tártaro bajo e monte Etna, y en su interior al monstruo Tifeo con sus cien cabezas y sus ojos y voces — relativamente— temibles
el Popocatépetl es masculino, el Iztaccíhuatl es femenino.”
Cuauhnáhuac
Delirium In Vera Cruz
Where has tenderness gone, he asked the mirror
Of the Biltmore hotel, cuarto 216. Alas,
Can it reflection lean against the glass
Too, wondering where I have gone, into what horror?
Is that it staring at me now with terror
Behind your frail tilted barrier? Tenderness
Was here, in this very retreat, in this
Place, it form seen, cries heard, by you. What error
is here? Am I that forked rashed image?
Is it the ghost of love wich you reflected?
Now with a background of tequila, stubs, dirty collars,
Sodium perborate,and a scrawled page
To the dead, telephone disconnected?
…He smashed all the glass in the room.(Bill:$50)
Delirium En Vera Cruz
Dónde se fue la ternura le pregunta al espejo
Del hotel Biltmore, cuarto 216. Ay
Puede su reflejo apoyarse demasiado contra el vidrio al
Preguntar ¿dónde me perdí, dentro de qué horror?
¿Es ése que por detrás de tu quebradiza barrera
Me mira fijamente con terror? La ternura
Estuvo aquí, en éste verdadero retiro, en éste
Lugar; vio su forma, escuchó llantos por vos ¿Qué error
Hay aquí? ¿ Soy esa hendida y temeraria imagen?
¿El fantasma del amor que reflejás?
¿Ahora con el trasfondo del tequila, tropiezos, cuellos mugrientos
Perborato de sodio y una página rayada por la muerta
Incoherencia del teléfono?
Él quebró todos los vidrios en el cuarto. (Deuda: $50)
(c) RAUL RACEDO – INVESTIGACION, SELECCION Y TRADUCCION
Marcela Cantuária: “A globalização imperialista não entra em quarentena”
América Latina, cortada por todos os cantos, aberta por todos os lados
Marcela Cantuária vive e trabalha no Rio de Janeiro. Desenvolve pinturas que entrelaçam imagens históricas advindas do universo da política a representações da cultura visual contemporânea. Parte de suas invenções pictóricas advém de sua pesquisa sobre as lutas travadas por mulheres ao redor do mundo, como a obra Sônia, que homenageia uma guerrilheira comunista ribeirinha morta por militares na região do Araguaia, durante o primeiro golpe militar do Brasil em 1964.
Frames de filmes, imagens midiáticas e jornalísticas, miscelâneas figurativas do inconsciente e registros fotográficos do cotidiano figuram corpos de mulheres, militares, paisagens em chamas, animais domésticos e feras selvagens nas telas de Marcela, integrados em planos cruzados e anacrônicos, circulares e confusos, como o sistema de rotatividade de imagens, típico das redes virtuais de comunicação, age em nossas mentes.
Suas obras elaboram narrativas de enfrentamentos à sociedade estruturada no machismo e na misoginia, e assim criam seus vocabulários cujas particularidades são coesas com seu processo criativo, com sua paleta cromática e com as articulações que surgem das camadas abertas e latentes de suas tintas. As influências se espalham em uma combinação curiosa, as obras são reconexões com fatos sociais recorrentemente diminuídos, apagados ou mal tratados pela história: a posição da mulher na sociedade, a luta de classes, a divisão de poderes, os estereótipos de gêneros e as disputas de sentidos políticos.
Filhas do vulcão/Mamá Dolores y Mamá Tránsito, Marcela Cantuária (2019), fotografia de Vicente de Mello.
Tenho a impressão, Marcela, de que os elementos de sua obra permanecem por pouco tempo na tela sem serem devolvidos como coisas, como objeto, como imagem, sem serem refletidos por quem os observa. É como se sua pintura devolvesse os elementos que a estruturam, de uma pintura que “vê pintura” e aceita que tem muita historicidade por trás dela. Que fala também desse ambiente onírico muito acertado, uma busca pelo encantamento, pela beleza da luta. Desafiando, de certo modo, o ambiente reflexivo de si, porque cabe tudo dentro de uma atmosfera onírica, cabe tudo lá dentro…
Sim, me pego sempre fazendo o exercício constante de expandir o universo dentro da pintura, criar arcos que atravessam o tempo histórico, tocando seus acontecimentos marcantes que até então acredito que não tenham sido pouco representados de forma sensível.. Assim entendendo o pensamento hegemônico de representatividade que vemos nos museus. Penso que a pintura seja uma boa forma para dar conta dessa historicidade e na medida que agrega cores, nuances, vibrações para certos registros, daí nesse ponto é onde acredito que nasça esse encantamento. Percebi, de uns tempos pra cá, que eu era bem carente de informação sobre as pessoas encantadas do Brasil profundo, da América Latina de uma forma geral, essa carência me moveu a mergulhar mais na pintura e na representação desses corpos políticos.
Deformar as linhas originais através do glitch é, em verdade, o desejo de interferir no passado? Projetando-o para uma novas realidades no tempo presente? O que você escolhe para encobrir e revelar? Dito isso, podemos refletir que seu trabalho também insiste em fazer com que falte alguma coisa em cada uma das pinturas?
Sim, uso o glitch como recurso pictórico justamente pra tecer outras narrativas, interromper cores, deformar continuidades. Até refletindo sobre a origem do glitch, que inicialmente não era através de aplicativos como temos hoje, e sim quando uma imagem digital tinha seu código em caracteres alterado ainda que minimamente e isso provocava uma grande distorção da imagem original. Acabei relacionando esse distúrbio na imagem em como as mensagens históricas são passadas adiante pra gente. Tudo, ao meu ver, é uma questão da imagem, busco tocar o lado mais profundo da realidade e sinto que esse lado é justamente a fronteira com ambientes oníricos, sonhos realistas. Sinceramente eu não tenho vontade de encobrir nada, sinto que há muitas narrativas que precisam ser reveladas, ampliar seu lugar de diálogo dentro da sociedade. A arte não está descolada, os momentos de visitação nos museus e galerias me são caríssimos, eu considero o clímax do trabalho, quando ele é destrinchado mais e mais e tocado pelos mais diversos olhares e as subjetividades de cada um. Uma pintura feita na rua, um mural, também é algo que desperta muito a curiosidade das pessoas, é a arte pública, feita em parceria normalmente por conta da larga escala, é coletiva e bem sucedida, acho o máximo, gostaria de ser convidada para pintar murais mais vezes. Então sobre encobrir x revelar, não acredito que as opções sejam opostas apesar de entender que quando escolho uma história implica em ignorar várias outras. Para mim, por exemplo, é mais interessante entrar na história da Margarida Alves, campesina, primeira sindicalista mulher, que implementou uma série de direitos humanos para o povo que vive e trabalha com a terra e, por fim, foi brutalmente assassinada; do que mergulhar na história do Bolsonaro. Eu pinto pra inspirar mudanças e não para conservar o status quo.
O que é esse ponto de partida no sentido de possibilidade infinita, de página em branco em que tudo pode caber, do vazio repleto de possibilidades? É também um ponto de chegada, fim, negação ou afirmação de que tudo já foi feito? Fico pensando no quanto seus elementos, por mais que já possam ter sido vistos, acabam por renascer por trás das camadas e cores, maximizando seus significados na pintura.
É essa infinidade de possibilidades que me faz pintar feito uma louca (risos). Os símbolos que uso, desde o elemento fogo, a água, o mato, furacões, panteras a espreita, até rostinhos mais conhecidos e o outros que foram deixados de lado, esses elementos estão sempre se flexibilizando de acordo com o assunto em questão da pintura. Eles soam inéditos porque cada composição é construída com um cuidado especial, são muitas camadas que sobreponho no photoshop. Busco não criar muitos hábitos com a técnica, tipo fórmulas, sabe. Eventualmente existem fatos que naturalmente maximizam os recortes. Tipo, uma cor neon ao lado de um cinza opaco vibra muito mais, ou uma figura numa escala muito maior do restante das outras figuras expostas. Acredito que o conceito e a técnica se ajudam nesse sentido, fazendo da impossibilidade uma probabilidade.
Tudo que é sólido desmancha no ar, Marcela Cantuária (2018), fotografia de Vicente de Mello.
São muitas as questões a serem debatidas a partir da sua obra, o que justifica, algumas vezes, a falta de um ponto focal nas suas pinturas, apresentando elementos diversos que narram histórias próprias e carregam, cada um deles, significações e cosmovisões distintas. Uma espécie de disputa entre narrativas pequenas e um contexto maior da tela inteira. Como é pensar essas pequenas histórias que se inserem uma a uma e reverberam suas cores – até mesmo saturadas -, na tela?
Acredito que essa impressão de não sentir um ponto focal definido vem do pensamento de pluralidade, entender que somos muitas. Em uma das pesquisas que desenvolvo, chamada Mátria Livre/Guerrilheiras, busco desenrolar a narrativa de cada lutadora em questão. Nas escalas maiores, normalmente os assuntos são mais abrangentes para dar conta do formato maior, entende? Como em Larga noche de los 500 años, exposta na galeria A Gentil Carioca no final de 2019. Nela dá pra ver uma constelação de pessoas, ambientes e momentos distintos… Para mim, as pequenas histórias são tão grandes quanto as figuras maiores e agora, conversando contigo, me veio o texto “Somos um Mar de foguinhos” do Eduardo Galeano, que eu amo. São essas contra-narrativas que tornaram nosso momento presente tão rico e significativo.
Tenho por mim que sua pintura se interessa em questionar uma pessoa, ao instaurar nela uma violência, como fazer com que ela consiga, de fato, assaltar o corpo do espectador. Assim como faz com a alegoria ali demonstrada, atingir o grau nervoso do mente… De onde vem o gesto da pintura?
Confesso que só fui saber desse “assalto ao espectador” depois da minha primeira exposição individual grande, no Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica, em 2019, onde reuni 60 telas. Porque até então as obras circulavam principalmente no meu instagram e pros frequentadores da minha casa-ateliê. O gesto da pintura e suas alegorias vem do sentimento pela justiça social munida de um conteúdo simbólico que pode ser lido por qualquer pessoa… Considero esses símbolos, que já falei anteriormente, universais; o que facilita o acesso e a fruição ao gesto pictórico.
E desse vasto conjunto de alegorias e símbolos de suas obras, quais os aspectos que nelas se repetem e por quê?
Entendo que o conjunto de alegorias trabalhadas tem um tempo de maturação na pesquisa. Eu gosto de revirar o assunto da noite, por exemplo, do sentido lunar e afetivo das representações, criar paralelos entre pessoas e o brilho das estrelas na escuridão. A repetição de certos elementos surge para dar continuidade numa fala que eu julgo que mereça ser repetida de formas diferentes até ser compreendida, sabe? Existe um cuidado ao tecer as composições e suas mensagens que vivem dentro delas, inevitavelmente a chave vira e a alegoria muda, mas é aquilo, leva um tempo de pesquisa e maturação… No caso das cores, percebo que a paleta frenética foi sempre muito presente no meu trabalho, isso se dá porque eu quero falar sobre a vida. E a vida vibra em muitas cores e metáforas, não quero negar a vida no meu trabalho.
Procissão no Sul global, Marcela Cantuária (2019), fotografia Pedro Agilson.
Seus títulos também me chamam atenção, como em Voltarei e serei milhões, da série Mátria Livre, num quadro que revela a vereadora Marielle Franco (brutalmente assassinada em 2018 pelas milícias governamentais do Rio de Janeiro), erguendo a cabeça do então governador Wilson Witzel em uma lança. Cabe também ressaltar a referência às panteras negras, representadas na figura da pantera com ar atencioso. De que lugar parte a sua pesquisa iconográfica?
A pesquisa para todas as composições reflete o meu posicionamento político, que é marxista ecossocialista. Associar a Marielle ao partido dos panteras negras fez muito sentido pra mim, porque encurta a distância tão opressora entre a América do Norte e América do Sul, erguida com o muro quilométrico de Trump, regada por exploração e preconceito aos que vivem no sul global. Entendo que meu campo de interesse gravita no sul global, porém, geograficamente, o lugar principal da minha pesquisa iconográfica não existe, porque quando falamos de luta contra a hegemonia capitalista a gente entende que ela aconteceu e acontece no mundo inteiro, logo meu interesse iconográfico circula pelo mundo. Vai desde o desejo de entender melhor a Leila Khaled, guerreira palestina, até a resistência das mães de maio, na argentina. E como você falou no início, um campo infinito de possibilidades e que bom que elas existem!
Podemos dizer que a sua pintura reeduca, de alguma maneira, os olhos em relação aos objetos, em relação às coisas que circulam nas esferas amplas da cultura e da crítica social?
Se você sente que sim, fico feliz. Meu intuito maior com a pintura, além de sentir o prazer imenso que tenho na alquimia do ofício em si, é fazer dela um poderoso instrumento pedagógico para a luta. Acho muito importante o exercício da mediação nas galerias principalmente, porque são espaços comerciais que perigam muito em esvaziar o sentido do trabalho. Enfim, para reeducar o olhar é necessário muito engajamento e organização entre os agentes da arte, cultura e educação. Promover mesas de debate, levar grupos socialmente marginalizados pro centro das conversas, dissolver todas as fronteiras que isolam a arte dos indivíduos que partilham do seu momento histórico de produção.
Matisse disse uma vez que queria fazer uma pintura para o trabalhador chegar em casa do trabalho, olhar e descansar. Qual o lugar da sensibilidade da sua arte? Do olhar de fora, ela não me parece interessada no mundo das imagens de entretenimento. É mais uma vontade de problematizar o próprio sentido do existir da pintura?
O lugar da sensibilidade pra mim vai um pouco além da contemplação, apesar de achar muito bonito esse pensamento do Matisse. Acredito na força transformadora das imagens, como a gente se transforma e se deixa invadir, emocionar por elas enquanto a imagem em si permanece imóvel, distante e às vezes enigmática. Quando um grupo de crianças visita uma exposição, pode ter certeza que algum detalhe específico vai invadir a retina delas a ponto de refletir em pensamento e falas. Dei as crianças como exemplo porque elas têm menos amarras sociais, menos vergonha de expor em voz alta suas visões, mas entendo que qualquer indivíduo está aberto ao sensível, não à toa a gente se afeta tanto vivendo. Acredito que esse tempo de problematizar a existência da pintura foi superado, a pintura é uma linguagem artística como qualquer outra, a diferença é que de algumas décadas pra cá outras linguagens foram devidamente legitimadas enquanto arte.
Individual e universal, Marcela Cantuária (2019), fotografia de Vicente de Mello.
É um gesto desestabilizador? Me parece que ali na tela, você instaura um momento de reverência e fuga para a austeridade da discussão, com alguma coisa que causa um desconforto, que não caberia ou que não se esperava estar ali…
Sem dúvidas é desestabilizador, até porque eu busco algumas rupturas nas formas trabalhadas, paisagens dentro de pessoas, pessoas voando sobre aves rosas, incêndios que não queimam, todo o universo que dialoga com o impossível e se concretiza na pintura. Mais uma vez a técnica reflete o conceito.
O que é a força simbólica de elementos cotidianos, como facas, arcos, flechas, pombas, que se combinam com representações femininas importantes como mulheres indígenas, guerrilheiras, a própria Marielle Franco já citada, Nise da Silveira..?
Acho que a simbologia ajuda a desmentir certas afirmações. Devolve a força e assertividade dessas mulheres. Além de ocupar outros mundos possíveis, a realidade está desencantada, me sinto frustrada e sei que esse sentimento não é só meu. A combinação dos símbolos me presenteia com uma magia que julgo necessária pra gente se reencantar e traçar novos horizontes.
E de sua padroeira Frida Kahlo, um ícone da representatividade da cultura latina. Quais os anseios de Frida que lhe “atormentam” ou pairam sobre si para a construção da sua obra?
Frida teve uma dimensão política muito larga, foi filiada ao Partido Comunista, marxista fervorosa e isso a Globo não mostra! (risos). Imagino que nossa angústia em comum seria ter nossa obra esvaziada do sentido político. Apesar de todas as afinidades e comparações, de todas as obras que pintei, posso dizer que 3 delas, no máximo, foram autorretratos. Entendo que era um outro tempo de se conceber e construir imagens para a pintura. Uso minha própria imagem quando quero construir alguma composição e não encontro figuras na internet na exata posição que imaginei. Sinto que quando olho a tela em branco, ela reflete o mundo e não a minha imagem.
Falar de Frida é refletir sobre a dor, perda, resistência, a Revolução Mexicana, os movimentos ditatoriais na América Latina. Sua arte expressa e revela, aos olhares mais atentos, a denúncia dos crimes, a legitimação das lutas, as sombras do fascismo que se arrastam até os dias de hoje. O que fazer para alcançarmos a nossa tão sonhada democratização da democracia?
Acredito que o primeiro passo para democratização da democracia seja horizontalizando radicalmente o acesso à educação, à história não-oficial (incluindo os desaparecimentos forçados de ontem e de hoje), alimentação e mobilidade. É muito estranho ainda protestar por isso, não é?
O nosso modelo de democracia falhou com os negros, mulheres, comunidade LGBTQI+, e sobretudo com os pobres, porque a caneta da justiça canta pra quem tem o dinheiro pra pagar. Mas falando na qualidade de pintora, acredito que a democratização do acesso à arte e a cultura é urgente, e isso pode ser viabilizado através de mais apoio aos artistas, mais editais de fomento à arte pública, as ações, pinturas, instalações, performances na rua, sabe?
Gigantes pela própria natureza, da série Mátria Livre, Marcela Cantuária (2019), fotografia de Vicente de Mello.
É uma linha tênue entre utopia e mundo real?
Tem uma materialidade bem cruel na linha que separa a utopia do mundo real. Ao passo que ninguém levanta da cama sem ter um sonho que persiste na imaginação. Como compreendo o socialismo científico como a única forma possível de transformação da realidade, acredito que essa linha-fronteira pode ser posta a baixo, com força, engajamento e organização entre os corpos que resistem. Ainda assim, pensando num contexto pós-revolucionário, imagino que a utopia estará presente ainda, mas não sei que forma ela assumiria, uma vez que o bem-estar social seria atingido. Tô divagando, longe de ser um oráculo, ok? (risos). A pintura – a arte de maneira geral – me serve como um atalho entre a utopia e o mundo real, mas aí eu falo de um lugar subjetivo, artístico. Mais uma vez eu vou citar Galeano aqui (risos): “A utopia está lá no horizonte. Me aproximo dois passos, ela se afasta dois passos. Caminho dez passos e horizonte corre dez passos. Por mais que eu caminhe, jamais alcançarei. Para que serve a utopia? Serve para isso: para que eu não deixe de caminhar”.
Certa vez a pintora Tarsila do Amaral pediu para que sua gravurista e amiga, a argentina Pérez Sola; pegasse um trem e viajasse de um canto a outro observando a cor local da cidade de São Paulo, para assim entender o que ela [Pérez] deveria destacar e trabalhar na impressão de suas gravuras. Os trilhos e caminho do trem se aproximam de você em suas idas e vindas desde o bairro do Grajaú. Quais as cores locais que são vistas e nem sempre percebidas no seu trajeto-percurso estético na cidade? Como esses elementos adentram sua criação?
O deslocamento de trem me remete as idas a casa de minha mãe, que mora em Conrado, 3º distrito do município de Miguel Pereira, próximo de Japeri. Os trilhos me atentam para um atravessamento que chega ao fim do perímetro urbano, me leva pra esse lugar de afeto, acolhimento e nutrição da terra. Acho que nesse sentido figurado, minha mente fica entre as viagens de trem e hologramas, passado e futuro. Mas sobre as cores… é bem comum eu ouvir de pessoas que o trabalho flerta muito com experiências de rituais com Ayahuasca. Eu não posso confirmar essa máxima porque nunca participei de nenhum ritual parecido, mas entendo que as cores tendem a refletir o que está na natureza, selvagem e livre.
Dama de Copas, Marcela Cantuária (2019), fotografia de Vicente de Mello.
Existe uma preocupação com uma tarefa histórica no seu trabalho. Parece-me que, em sua obra, a tela insiste em se perguntar a que ela vem, o que ela está fazendo. É uma vontade de estar no tempo presente, no seu interesse por uma situação contemporânea, do olhar para as imagens que nos circundam agora?
Sim, sinto esse compromisso em buscar sentidos através da história, lincar pontos de convergência entre datas, quebrar a linearidade cronológica óbvia. Estar no tempo presente acho que é o maior desafio para quem foi criado no mundo ocidental, nesse sentido a pintura me ajuda a trazer para cena essa elasticidade do tempo passado e projeções de futuro… Percebo que o trabalho está mais nesse lugar de revisitar a história recente criando analogias com as crises que lidamos hoje.
Nesse sentido e pensando nas imagens e espaços que te margeiam durante o seu isolamento social, o que de você transpassa nesses tempos pandêmicos para a tela?
Acredito que o repertório de imagens acaba tomando impulso nesse fundo de poço, sabe… Existe um tempo de gestação das pinturas, sinto que neste período de isolamento, a produção desacelerou um pouco, momento de introspecção profunda. Mas o que eu tô produzindo atualmente é uma série de 45 pinturas chamada Urutu, inspirada nas expressões presentes na música, poesia e cultura brasileira. A reprodução delas servirão como um oráculo de cartas em breve. Esse projeto me anima porque sinto que o tom oracular das imagens é menos uma profecia e mais uma ferramenta de pré-figuração de horizontes. É curioso porque eu comecei a série ano passado e acabei intercalando com outros acontecimentos, como a produção para exposição individual na Gentil Carioca, mudança de casa-ateliê, e agora, em tempos pandêmicos onde o país se encontra sem nenhum projeto para combater a crise, pude retomar esses trabalhos. O entorno não é inspirador mas eu me esforço pra abrir os poros revisitando nossa expressividade nacional através desse trabalho, que é muito mais plural em saberes do que se os falsos patriotas no poder pregam.
E quais são suas ideias para pensar um futuro num mundo pós-pandêmico, globalizado e ainda neoliberal?
É engraçado que durante a pandemia a globalização imperialista não entra em quarentena. Em pensar que nesse momento o governo norte americano oferece 15 milhões de dólares pela cabeça do presidente da Venezuela, Nicolás Maduro, resultando em literais invasões para capturar o presidente eleito. Sinceramente, a única ideia de futuro urgente que me vem na cabeça num mundo pós pandêmico é destruir o fascismo, a produtividade capitalista, nada novo sob o sol…
Banho de sangue, Marcela Cantuária (2019), fotografia de Vicente de Mello.
Marcela Cantuária é bacharel em Pintura pela Escola de Belas Artes da UFRJ. Em 2020, foi convidada a participar da residência FountainHead, em Miami, nos EUA; e também para uma exposição no Museu Instituto de América, na Espanha. Em 2019 abriu, na galeria A Gentil Carioca, a individual “La Larga Noche de los 500 años”, mesmo ano em que realizou “Suturar Libertar” no Centro Municipal de Arte Helio Oiticica e participou das coletivas “Histórias Feministas”, no MASP e “Estratégias do Feminino” no Farol Santander em Porto Alegre, e das residências PAOS GDL no México e Kaaysa em São Paulo. Integra os acervos do Museu da Maré e do Museu de Arte de São Paulo. Marcela é militante da organizaçao Brigadas Populares.
calles orales
como campos de concentracion
se pudren las periferias,
no hay solucion ante esta desolacion de guerra permanentemente,
los espacios urbanos hace tiempo que son pobres campos de batalla. ¿Que podemos hacer?
Y entonces tu, cruda, desnuda, al borde de una mesa donde el pan y el vino se ordenan
segun mi voz te toca.
solo los dedos de mi voz te miran.
Asi, tan cruda,
como la sangre de la tarde,
como la sangre roja del alba,
transparente para los ojos
pero roja para los dedos,
ahi, tu, aupada en la carne de los sueños
ahi, justo ahi,
donde las ventanas
trabajan sin descaso,
volando sobre todo este campo de exterminio
que son las periferias,
las orillas rotas, reventadas,
roidas,
las periferias de la abundancia,
de la puta pobreza de la abundancia.
Pero estas tu, ahi, cruda,
como la lengua de los sueños
Un tren, un dia
entre los cascotes
el sol como un perro mas
ladra
a la niña transparente.
entre las ramas de acero
el humo envenenado de la chatarra.
Tambien hay una cocina
que huele tus bolsillos
como una mano.
La niña se confunde con una cacion de barro,
su idioma es como un tam-tam,
crece como si tambien la hierba
fuera fresca,
en sus labios un riachuelo de risas,
entre sus dientes,
briznas.
El sol con el rabo entre los escombros,
ladra,
aqui hasta los pajaros ladran.
******
para CHUS PATO
el capital es analfabeto
y Lot un mal ejemplo
de emprendedor.
Hace tiempo que las llamas
son comestibles
y una eternidad
arde en el corazon de la abundancia.
Una voz poniendo orden
es una bomba de racimo
deflagrando en pleno cuento.
Quien traduce
mi lengua
hasta haber perdido mis labios?
Mira mis ojos, maldita sea,
mira mis ojos
lamiendo lagrimas de tu sexo insomne,
mira mis ojos,
que jamas miraran los tuyos
afincados como estupidas franquicias
en el futuro envenenado
de un Mar de Piedra sobre Piedra
Arrastra tu amor inutil
convertido para siempre
en un sueño de sal
y con el
la imposibilidad de oir el mundo,
condenado irremediablemente
a no REGRESAR jamas.
Mientras, en mis campos de sal
se lamen y se curan las heridas
los perros del paraiso
sus ladridos convocan a los ladrones
de cadaveres.
Ahora, lejos de tu miserable vigilancia,
olfateamos la mesa recien puesta
y la musica encarnada
de las mujeres sin prisa
Y Al fin las ruinas
crecen
entre los tiernos brotes del olvido
haciendo
de la luz
la sonora clepsidra
de los dias sin techo
de jo
cielos enormes
vuelos sin pajaros
purisimos vuelos
una red de luz
del tamaño de la luz
y el dolor del mundo
plagiando su esperanza
interrogaciones salvajes
como besos de racimo
revientan la hipocresia
dejando petalos en fosas
nidos intachables
para criar todo
menos venganza
pero anegandonos de verguenza
hasta donde
¿hasta donde?
suave destruccion, amontonar los restos del naufragio,
hacer astillas la luz que la pared come,
sacar fuerzas de flaqueza y hacer sangre con las manos desnudas,
llenas de sangre,
recoger los escombros, los restos del naufragio,
apilar la derrota sin perder la sonrisa,
una sonrisa que el cinico odia.
El hogar, el barco, la lumbre,
son el lugar donde mis pies ponen raices al olvido.
Tirar los muros, acariciar el fuego,
abrir la puerta y las ventanas en pleno cielo,
doblar el muro sobre la luz,
doblar el muro y regresar.
LAS ALGAS FEBRILES DE TU OCEANICA CHARQUITA
(junio 2008)
aqui, entre tus felinos voraces
dejando el paraiso a un lado
soplo la lengueta mojada de tu insacible cuchitril
rodeado de olas
opiparas
que se bajan las bragas de espuma
como diosas disparatadas
ante los erectos peces
que mis dedos crian
bancos sobervios y resbaladizos
regatean tu febril socorro
No hay nada en los alrededores de este planeta
que sea capaz de calmar el espectaculo
negro
de tu primer grito
redondito maleable calidamente tibio chocolatina turbia cien por cien chupable
y ahi todas fieras mirandote
la parte nuda de tu carnosa danza
la pulpa encarnada que plagian todos los seres
en sus coralinas huevas
mareas babeantes
masoquistas nubes nubiles cunilimbus
cunilingue
trafico
ilegal zoco bazar clandestino
oceano poseido
por tus labios vernaculos, tus livios cantos
y las orillas de canto
envidia irresistible de mis ensalivados acantilados
pajaros obscenos
palpitos en carne viva
abierta a la canal
la gruta de seda que los angeles caidos
custodian
como si caballitos de mar
les equivocaran de ruta
Todo patas arriba
siguiendo tus divinas enseñanzas
hasta los ciegos te vislumbran
entre las algas
donde estan a punto de nacer
las criaturas bivalvas mortales e irresistibles
brisas verdes como niñas de los ojos
soles poligamos
negros como arañas de luz penetrable
obsesivos acantilados
del tamaño del sexo de los lamilibranquios
labios abiertos
como blancanieves en sueños
frigidas lunas madres de todas las pequeñitas muertes
que nos amantan en los apeaderos de la pasion
locuaces islas
que sorben
las medulas adorables del seso cuando duerme
lascivas caracolas
hermitañas amantes de los fondos sonoros
del tamaño de tus uñas
silencios enrojecidos por la actividad de un dedo
risas al rojo vivo
llenando de quemaduras los bordes de las postales
Maleficos niñatos
que mueren por el aroma de las virgenes
cautivadores asesinos de la cintura para arriva
que reclaman un reino como anillo al dedo
y las olas bajandose las bragas
con todas las oquedades del fondo
hirviendo de peces
de erectos peces y encima ciegos
como si apasionados de los petalos
bajo el rocio bajo la noche bajo las sabanas bajo tus bragas
ahi abajo
alto solar
ara pacis
ara pacis
ara pacis
quitolipecatamundi
la vida empapada hasta las cachas
patas arriba
los muslos al aire
mis ojos titilan febriles las hojas
que suculenta hecatombe
suena
en un beso de pura lluvia
musica encamada
oscura ofensiva
de una primera promesa
sobre un sofa transparente
en el garaje de la orilla
donde la luna administra
la leche acre del alba
en el nucleo atomico de la eternidad
es tan calentito el abismo
tan calentito
que mi alma y tu se tumban
se duran
se chupan
se empalman
y en un amen se mueren
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