En la soledad e inmovilidad,
el ANTUGUO MARINERO añoraba la luna viajera
y las estrellas,
que permanecen inmoviles y sin embargo avanzan;
y en todas partes el cielo azul les pertenece
y es su señalado lugar de reposo
y su pais natal y su morada,
en ella entran sin anunciarse,
como señores que son ciertamente esperados,
Y EN LA QUE EMPERO HAY UNA ALEGRIA
SILENCIOSA
A SU LLEGADA
(pero la maldicion vivia para el en el ojos de los muertos)
Deja un comentario