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Archive for febrero 2017

POEMAS PARA VOLAR LAS CALLES

las escombreras del frio

las escombreras del frio - poemas

 

VENTANA INSOMNE

 

Hay ventanas que somos como lagos, profundas estancias

donde los sueños se estancan hasta que la noche

los saca a flote, y descansamos.

También nos habitan las miradas,

Los ojos de alas parpadeantes que se posan raudos

y se inventan cielos a la medida de otros ojos.

Y sin embargo nos encanta

quedarnos pasmadas dejándonos dibujar por la luz

según te alejas o regresas

siempre llena de barcos insomnes

naves que se bifurcan mientras tus labios…

Y yo, ventana enamorada, cuidándote en tu ausencia.

 

http://konbanwa13.tumblr.com/post/122822309506

 

CON EL BOXEO DE VUELTA EN EL ULTIMO ROUND

no olvides que salí con tus labios fotocopiados

en las comisuras de la campana en blanco

Regresare tarde pues de que otro modo rojo

o azul el triunfo jamas cazador seré mas acá

del cuadrilátero celeste metamorfosis de un triangulo

que tu gloriosa fragilidad rescata a cada gancho

un KO en el ojal de tus pestañas y los guiños

de un ángel incestuoso que siempre se adelanta

Volveré tarde con mi tigre de silencio y una madeja

de luces y un aplauso en el la boca del cansancio

No quiero que me esperes levantada, pues vendré

lleno de ansias contra las cuerdas, y muchos segundos

en forma de collar alrededor del mundo que me sueñas

Derrotado como un barco cuya derrota es el mapa

de tu cama como un gong azul el colo que guardas

y una mirada de isla en los cristales para ir cayendo

poco a poco en la bendita mala suerte del combate

que como una foto en blanco y negro, me arrulla

y me espolea hacia todo lo que no huela a sangre

por ejemplo un campo de limones entre tus piernas

o la simple mar océana salada y tan mulata la luna

y ella, abierta como el fuego de esta parrilla de lona

que me abrasa mientras escucho el blues dulzón

con el que me dice adiós súbitamente

todo el dolor del mundo, te lamo la luz herida

y estoy en la gloria, sobre tus labios, y es inútil la victoria.

 

 

POEMAS DE LOS ADIOSES

Como te decía…
en este lugar en celo,
donde las aldeas son comestibles
y alimento favorito de la lluvia mas antigua,
caldiño pra sorber quente
como cando fago o amor co meu amor salado.
Donde las grúas en extinción
picotean los dorsos de los certificados de mala conducta,
Te digo,
Aquí la poesía no corre peligro alguno
de ser sumida en la nostalgia
ni convertirse en meliflua y ridícula criatura,
ni dulzona entelequia,
ni coñazo sofisticado, o primoroso astió,
Como te digo, asombrosamente aquí los poetas
adoran la vida, sus calles, la amistad, las barras
navegables de los bares, y dejan en paz sus bellos poemas,
dejan que vuelen en el maravilloso cielo de los humanos que hablan.
Como te digo,
no se donde estoy exactamente,
pues aquí el Este y la espuma,
el Norte y el Viento, La hierba y la risa,
Se aparean sin descanso.¡ Es algo extraordinario!.
Con los poemas en los dientes del alma,
los bolsillos rotos,
Las esquinas se desdoblan
y te ofrecen amables saludos como si te conocieran de siempre.
Las casas fondean con sus mejores castillos de popa,
Estoy emocionado.
Camino hacia el centro y siempre estoy en el corazón
apasionado de la periferia.
Aquí los poetas adoran las palabras,
y a sus portadores: los parados, los sabios, los delincuentes,
las orfebres, las incansables soldadoras, los costureros, las ociosas,
los vagamundos, las rebeldes, insurgentes e insurgentas, las que mecen,
los que acunan,
los que se esfuerzan generosamente por tocar lo menos posible
la naturaleza de los besos, los labios de los árboles, las orejas azules
con sus bocas de riego, estas, si les echan una mano siempre,
para que escuchen el infierno.
Aquí las palabras y las cosas,
se aparean sobre sonrisas soleadas,
Y como animales salvaxes y domésticos
se desdoblan como nosotros,
en la punta de las lenguas, humedeciendo los labios políglotas
hasta que los mismísimos dedos se mueren como peces.

No se donde estoy exactamente,
pero aquí me quedo,
para regresar sin prisa.

Mira, como te mojo la distancia,
Sin ir mas lejos, las plazas arboladas de estraperlo,
se llenan de bukunines y malatestas,
con las manos repletas de ternura, y la mecha encendida.
En alta voz se ignora el poder en todas sus facetas, tóxicas y asépticas.
Mas allá en la noche, muchachas irredentas, trenzan redes
de mortal eficacia con sus voces de palpito,
ciscan cabos y maromas, transparentes,
para izar las anclas que cada uno considere.
Son muchachas a las que no le alcanza la miseria de la abundancia.
Oriundas de costas mortales,
las dos aladas de una fe adorable
que la rentable miseria
blasfema sin pausa.
Mas tarde, como son los días,
un hermano humano,
deambula como un nómada afgano
bautizando y subvirtiendo, los negocios y comercios,
gordos, glotones satisfechos, rincones en ruinas,
escombros dorados,
zanjas, si, zanjas descarnadas,
y así súbitamente todo se torna
un campo enamorado de combate, por supuesto
solo cuerpo a cuerpo.
En la misma favorable derrota, David
cuida a todos los desgraciados goliats ,
pues no hay nada que un hombre no pueda hacerle a otro hombre.
Y silbando con su voz acarallada
funde los barrotes hasta tocarte el cielo de la boca.
Te digo, que esto es algo para mimar de boca en boca,
Súbitamente con la cadencia de un home dos pes a os bikos.
estevo estiva la ternura en las oquedades
de todas las sentinas del llanto. Y los enormes mercantes de la pena
ladran mansamente
sin que nadie le toque los cojones.
Y aun en este enorme dia de los días
Una voz repercute gaita en un aullido,
y los niños salen de las paredes de mama
y corren detrás de sus divinas enseñanzas,
donde en un instante se doctoran
en la búsqueda de islas del tesoros
hasta en su mierda favorita.
Y ahora, un dramático demiurgo suena como telúrica caricia
y ya la fiesta alcanza
la gozosa manía de ser, maldita sea, buenos.
Y la bendita mala suerte
nos vuela la fe.
Y sus voces curan
con silencio crudo hasta el alma de las piedras.
Como te digo,
no se donde estoy
pero me quedo.
para regresar despacio, muy despacio,
como cuando te hablo
desde tanta cariñosa distancia
con las yemas
del mar
en llamas.

 

PARA LA BITÁCORA DE LOS PECES

CARTA DESDE LA ORILLA OPUESTA,

DONDE LOS SOLES MADURAN

Querida amiga, aqui la luna tiene vértigo

y he perdido un par de dedos en la travesía

siempre por tierra, los dedos, ya sabes,

me crecen al llegar la primavera,

y con el miedo hago cometas, y las vuelo.

Hoy espero, sin mas contratiempos, ya veremos,

recoger tus cartas y al fin poder saber

por qué decidiste abandonarme.

No es por curiosidad, deseo poder confirmar

que te sigo queriendo, y así, con la libertad

recién hecha, saber que jamás

fue una equivocación amarte.

Siempre intento ponerle letra

a las músicas del silencio, acabo de llegar

y el mar me susurra que tengo

todo el tiempo del mundo, basta que me siente

aquí, en el primer bar como en tu cielo.

 

 

MANS

Elas son as que saben
as que coñecen o tamaño da vida
as que palpan a orixe e a terra
as que coñecen a textura da verdade
Elas jamas miran de lonxe
a bondade do mundo
Sopesan a tenrura
como quen dá forma ao soño
abertas mecen fatígalas
Moldean a esperanza e fan os días
desde a mañá á noite
Pechadas gardan a rabia
ou como animais feridos dóbranse
e golpean derrotadas, e salvaxes
adoran a pel dos bicos
póusanse coma se todas as aves
e adoran o pan o vaso os alimentos
que elas tallan, anónimas
renuncian ao alboroto dos ollos
e sempre botan unha man
ás veces matan e golpean e contan
cos dedos para as perdidas
os adeuses escavados por elas
na terra ou no aire si regresan
Son furtivas e adiántanse á lingua
nas incursiones húmidas
nas tupidas oquedades do desexo
e retozan cos seus cinco sentidos
cando alcanzan as charquitas e as súas vocales
jamas esquecen o camiño que as leva
ás fontes da túa nilo escondido
Este poema escríboos sen mans
e son funambulista por un momento
para que descansen lendo este poema
e gocen do seu sagrado insomnio.
E vós non esquezades que como deuses
temos a vida nas nosas mans.

LAS MANOS
Ellas son las que saben
las que conocen el tamaño de la vida
las que palpan el origen y la tierra
las que conocen la textura de la verdad
Ellas jamas miran de lejos
la bondad del mundo
Sopesan la ternura
como quien da forma al sueño
abiertas mecen las fatigas
Moldean la esperanza y hacen los días
desde la mañana a la noche
Cerradas guardan la rabia
o como animales heridos se doblan
y golpean derrotadas, y salvajes
adoran la piel de los besos
se posan como si todas las aves
y adoran el pan el vaso los alimentos
que ellas tallan, anónimas
renuncian al alboroto de los ojos
y siempre echan una mano
a veces matan y golpean y cuentan
con los dedos para las perdidas
los adioses escavados por ellas
en la tierra o en el aire si regresan
Son furtivas y se adelantan a la lengua
en las incursiones húmedas
en las tupidas oquedades del deseo
y retozan con sus cinco sentidos
cuando alcanzan las charquitas y sus vocales
jamas olvidan el camino que las lleva
a las fuentes de tu nilo escondido
Este poema los escribo sin manos
y soy funambulista por un momento
para que descansen leyendo este poema
y disfruten de su sagrado insomnio.
Y vosotros no olvidéis que como dioses
tenemos la vida en nuestras manos.

 

 

LOS BARRENDEROS (UN POEMA DE HERTA MÜLLER)

LA CIUDAD ESTÁ IMPREGNADA DE VACÍO
Un coche me atropella los ojos con sus faros.
El conductor maldice porque no me ve bien en la oscuridad.
Los barrenderos están de servicio.
Barren las bombillas, barren las calles fuera de las ciudades,
barren el vivir de las viviendas,
me barren las ideas de la cabeza,
me barren de una pierna a otra, me barren los pasos al andar.
Los barrenderos me envian luego sus escobas, sus magras
escobas saltarinas. Los zapatos se me alejan taconeando.
Y camino detrás de mí, caigo fuera de mí, por sobre el borde
de mis pensamientos.
A mi lado ladra el parque. Las lechuzas se comen los besos
que han quedado en los bancos. Las lechuzas ni me miran. En
la maleza se acurrucan los sueños cansados, hartos de trajinar.
Las escobas me barren la espalda porque me apoyo
demasiado contro la noche.
Los barrenderos hacen un montón con las estrellas, las barren
en sus palas y las vacían en el canal.
Un barrendero le dice a otro barrendero, que se lo dice a otro
y este tambien a otro.
De pronto los barrenderos de todas las calles hablan a la vez.
Yo paso por entre sus gritos, por entre la espuma de sus voces,
me quiebro, me precipito al abismo de los significados.
Camino a grandes zancadas. Me quedo sin piernas al caminar.
El camino ha sido barrido.
Las escobas me caen encima.
Todo da un vuelco.
La ciudad va por el campo a la deriva, hacia algún punto.

(En TIERRAS BAJAS, Ediciones Siruela)

 

Günter Kunert

Günter Kunert (Alemania, 1929) muestra en su poesía su desconfianza hacia las ideologías y el deseo de expresar lo indecible.
POEMA DEL POEMA
Más que un poema
es por ejemplo: Ningún poema,
pues el Nopoema vive
como suave tibieza de la inspiración:
sentimiento ambiental
de la gota en el agua.
El cuerpo se siente protegido.
El corazón no siente nada.
La balanza está equilibrada.
La plomada cuelga en silencio.
El poema es estado,
pues el poema destruye
en tanto
surge de sí mismo.
Cuidado con los espejos, 1970. Traducción de José Luis Reina.

HISTORIA
1
Más liviana a veces a veces más pesada a veces insoportable:
La carga eterna.
Una sentencia diferente cada vez.
Lo que nunca sale ya nos multipliquemos o
Nos reduzcamos: la cuenta. Pero siempre
Presente y presentándosenos: a ti la cifra, a mí el número.
– 4 –
Hermēneus. Revista de Traducción e Interpretación Núm. 4 – Año 2002
2
Apuntalad con brío la manecilla, clavadla
A la esfera ello no detiene en el discurrir el paso del tiempo
Sólo en caso de justicia: la acumulación.
3
Si hay luz apropiada en su continuo
y favorable cambio se deja ver: una cadena
Ya temerosa enrollada sobre sí misma, ya estirada
Como una serpiente entre mudas desprendidas
Entre la máquina y el que maneja la máquina: el uno a la otra
O quién sujeta a quién con más fuerza de con la que se sujetan.
4
La revolución dónde la encontraremos de nuevo.
Bajo el engañoso mármol yace Sísifo
Siete veces siete maldito e irresucitable.
Que viva la inscripción imposible de grabar.
5
Pero lo terrible es cierto: Polifemo
Según se dice engañado más temible aún en la ceguera
Pues su cueva se extiende en las tinieblas
Del futuro y allí no se puede ver salida alguna.
6
Cuelga sobre los pueblos.
Pendiente de un hilo.
Una sombra damocleciana: Alemania
Nube interminable de forma doble dividida en dos.
Y a la vez
Crecer nosotros en lo universal y colgar de un cable
En el cosmos columpiarnos y
Sentirnos libres de la gravedad del ahogo de
Los pensamientos: cortantes dolorosos hirientes
Como
Los que ahí abajo destrozan la bolita azulada
El viejo rostro
La faz contraída por el dolor en la que no quiere cicatrizar ninguna herida:
Trepamos caemos siempre más hondo
De lo que es posible.
7
Historia digo y además: poco es lo que queda.
Dichoso el que al final esta ahí con las manos vacías
Porque permanecer de pie e ileso es todo.
No se puede obtener nada más.
8
Lo que dura es gris y no llama la atención
Bajo las pisadas. Lo que creen las víctimas sin ojos
Y lo que los asesinos sin orejas piensan y lo que
Cuando los vivos deben callar sin embargo habla en alto:
La piedra la roca el dado que siempre cae
Y siempre permanece
Es lo único que existe.
(En: Verkündigung des Wetters. München: Hanser. 1966)

Günter Kunert

*

Günter Kunert, poeta, prosista y artista gráfico, es una de las figuras más prominentes de la literatura contemporánea alemana. Kunert nació en Berlin en 1929. Por ser hijo de madre judía fue excluido del sistema educacional durante el período regido por el socialismo nacional. Después de la segunda guerra mundial se matriculó en la prestigiosa academia de arte GDR, en Weißensee, pero abandonó sus estudios para dedicarse enteramente a la escritura. En los años cincuenta Johannes R. Becher descubrió su talento y le brindó su apoyo. Durante ésa época, también, Kunert entabló amistad con Bertolt Brecht. Después de 1960, sin embargo, la incompatibilidad de su escritura satírica con la doctrina socialista se tornó obvia y comienzó a ganar reconocimiento en el mundo occidental, lo que le permitió al comienzo de los años setenta salir de la República Democrática Alemana y aceptar posiciones como escritor en residencia en los EEUU y en Gran Bretaña. Kunert fue uno de los intelectuales que firmó la petición contra la revocación de la ciudadanía de Biermann en 1975 y, eventualmente, él mismo se alejó de la República. Desde 1979 Kunert reside en Kaisborstel, una pequeña ciudad en la región norte de Alemania. Sus obras más recientes de poesía incluyen Nachtvorstellung (1999) y So und nicht anders (2002). Los poemas y grabados que se publican en este número de Sirena nunca han sido publicados antes.

Günter Kunert, poet, prose author and graphic artist, is one of the most prominent figures in the contemporary German literary landscape. Born in Berlin in 1929 of a Jewish mother, he was excluded from the educational system during National Socialism. After WW II he enrolled at the prestigious GDR art academy in Weißensee, but abandoned his studies to become a full-time writer. In the 1950s he was discovered and supported by Johannes R. Becher and befriended Bertolt Brecht. However, after 1960, the incompatibility of his satirical writings with socialist doctrine became increasingly obvious. At the same time the Western audience began to discover Kunert’s poems and short prose. In the early 1970s, his growing international reputation enabled him to travel outside of the GDR and to accept writers’ residencies in the USA . and Britain . Kunert, one of the intellectuals who signed the petition against Biermann’s revocation of citizenship in 1975, eventually left the GDR himself. Since 1979, he has been living in Kaisborstel, a small town in Northern Germany . His most recent books of poetry areNachtvorstellung (1999) and So und nicht anders (2002). The poems and drawings published in this issue of Sirena are original contributions.

 

 

 

Marginales

Por Juan Gelman

Es curioso. O no: escritores que padecieron el socialismo real en la antigua RDA, la Alemania Oriental, redactan sus memorias o publican autobiografías apenas disfrazadas de novela. Son textos íntimamente entrelazados con la experiencia social y política vivida, como si explorar ese pasado fuera la puerta que, una vez franqueada, permitiría el acceso a otros territorios, nuevos. Se trata de autores que el régimen de Walter Ulbricht y los sucesivos confinaron en el renglón «disidentes». Su obra cuestiona la opinión en boga de que toda la literatura alemana oriental era propagandística, dogmática y carente de valor. También el ex canciller de Alemania Occidental, Helmut Kohl, simplificó lo sucedido cuando declaró que la RDA había sido «una aberración criminal», olvidando –entre otras cosas– que se había convertido en la décima potencia industrial del mundo y el país más próspero del Comecon, el mercado común de la Unión Soviética y las naciones del Este europeo.
Gunter Kunert, el gran poeta nacido en 1929, conoció la marginación en la Alemania nazi primero. En su libro de memorias Erwachsenenspiele (Juego de adultos, 1998), narra que cuando era alumno de primaria su maestro le preguntó por qué había puesto «disidente» en el rubro «religión» del formulario de ingreso. El niño explicó sin vacilar: «Soy un mestizo», y la clase entera rió de lo que creía una broma. Kunert había usado la palabra «mischling», que también significa «perro cruzado», y el maestro no acompañó la carcajada general: conocía muy bien la ley nazi de Nuremberg de 1935 por la que se calificaba de «mischling» a todo matrimonio entre un «ario puro» y una judía o viceversa. Cuarenta años después, en la Alemania «comunista», volvió a habitar la condición de disidente, aunque por razones bien diversas.
Kunert empezó a escribir poesía a fines de los años ‘40 y un amigo lo presentó a Johannes Robert Becher, también poeta, crítico literario y sobre todo miembro influyente del partido y del gobierno que en 1954 fue designado ministro de Cultura de la RDA. En su diario, Becher describe así al joven poeta: «Vestido pobremente, casi de manera grotesca, con gestos torpes y tímidos, un rostro de pájaro con hambre. Sólo un muchacho, un niño, y sin embargo, qué poeta». Kunert compartía el ideal del socialismo y a principios de los ‘50 fue invitado a asistir a un curso para escritores organizado por el Partido de la Unidad Socialista de Alemania (comunista). Favoritos del régimen como Armin Muller, Walter Stranka y otros plumíferos olvidables impartían el dogma de que el escritor debía apoyar con su obra la construcción del socialismo y la línea del partido en consecuencia, según el asombroso apotegma staliniano de que los escritores «son los ingenieros del alma». Kunert redactó un texto ridiculizándolos y Muller, furioso, le espetó: «Deberías estar en un campo de concentración». Lo mismo hubiera pensado Hitler, en vista de la ascendencia judía del burlón.
En 1963 Kunert publicó un libro de poemas en Alemania Occidental y esto aceleró su caída en desgracia. Trabajó como guionista de cine y escribió radionovelas, y poesía para el cajón. En 1976 lo sacudió la abrupta expulsión del cantautor Wolf Biermann y fue uno de los primeros en firmar la carta de protesta que el hecho provocó. En 1977 expresa con nitidez su desencanto con el régimen: «Porque dije: aquí apesta,/vaciaron orinales/sobre mi cabeza;/como prueba de lo contrario». La Stasi, el servicio secreto de la RDA, vigiliaba abiertamente su domicilio con claros fines de intimidación. En 1979, con su mujer y siete gatos, cruzaba el Muro de Berlín gracias a un permiso transitorio de estadía en el extranjero. Las autoridades se lo concedieron sabiendo que no volvería. Fue una expulsión disimulada.
Kunert cursaba el preescolar cuando la madre le prohibió decir «Moscú», un nombre que él había escuchado en una emisión radial clandestina. La palabra y el acto eran absolutamente ilegales en la Alemania nazi y susceptibles de atraer la indeseada atención de la Gestapo. El niño creció sintiéndose el portador de un secreto que lo distanciaba y diferenciaba de sus compañeros, y esa suerte de fiebre fría quizás incubó al poeta. Los rusos tomaron Berlín, el Ejército Rojo ocupó el barrio donde Kunert vivía y él pudo entonces excarcelar a la palabra secreta y convertirla en búsqueda del secreto de la palabra. «Moscú» encarnaba la esperanza de liberación del yugo hitleriano. Con los años, ese nombre se le volvió pesadilla.
Pero nunca abandonó a Kunert el deseo de un indecible más bello. Léase «Ad Icaro», poema de quien se autocalifica de individualista extremo, marginal y desconfiado de toda ideología: «Volar es difícil/abre sin embargo tus brazos/y toma carrera/hacia lo imposible./Toma mucha carrera/para poder volar/a tu cielo/donde todas las estrellas desaparecen/porque se instala el día./Un horizonte es visible siempre./Toma carrera.»

 

 

NOTICIAS DE SOFIA SANTA CLARA DE MANOS DE AREA

comparto con gusto esta cara oculta que revela y se revela, desvelado desvelo que desvela con gusto lo que la cara (de cada cosa) oculta

 

 

cabezas no tienen
palabras siemprevivas
dictadura del proletariado
democracia griega
inglesa libertad
olor a mano
ultramarinos tuétano
cuero etcetera no

 

 

Y así termino por llover solamente en los corazones de la gente, y poco a poco el alma verde del tiempo fue encarnándose, en primer lugar, en los cuerpos abandonados de los tele-videntes. No se supo que era irreversible tal estado de cosas hasta comprobar que era imposible saludar desde las ventanas sin que se derramase un mar de pena (las ventanas hacia días que habían volado en busca de la papiroflexia de las nubes). En los poemas también llovía a mares.

 

Hasta en sueños tomo partido y parto en dos todos los besos

Odio las grandes superficies donde se celebra la desolación de los necios

y el miedo a mirar de frente el enorme hueco de los días troquelados

Y mezquinos idiotas confundimos la esperanza con la insaciable sed de un dios clonado

Me duele tanto el pan que arde desdentado en los estantes del crepúsculo

Que África me reza cuando sumo piedras a tus manos desechables

Nos expropian la vida para levantar miseria

Decapitan la sangre de las generaciones perdidas por amor

y devaluadas en los gualestris de los campos de batalla

y perdidas en las almonedas de la gloria

Mientras rugen como leones y simplemente son esbirros de la muerte

Ignoran que sus banderas arden y sus llamas son nuestro único estandarte

Tenemos todo que perder, nuestra furia rebasa las almacenes de su codicia

Y la rabia hace tiempo que es un largo poema que rima su derrota

Y su derrota jamas tendrá el eco de la victoria que despreciamos

Hijos de la ira, sembraremos las escombreras que heredamos

Hablaremos todas las lenguas del silencio, su políglota empatía

Y nuestra mirada sera cada día y para siempre
la piel del mundo que habitemos.

 

                                                                            de Karlotti

 

¡¡¡VIVA PALESTINA LIBRE!!!!

 

 

INDIGNACIÓN INDIGNACIÓN INDIGNACIÓN

 

Todo el cielo en los ojos de este ratón

Una piedra de tu a tu con esta rama

El mar al fondo devora insaciable eternidad

A mis pies, música de matar la tarde

Alguien cultiva silencio a manos llenas

Nada parece estar de paso, incluso tú

Llenando de adioses el camino de vuelta.

“Un manifestante ha dicho: ‘Estoy orgulloso de ser egipcio’. Yo, por mi parte, estoy orgulloso de ellos. Nos han dado una lección. Los pueblos árabes prueban de forma brillante que comprenden lo que es la democracia. Haciendo lo que hacen, prueban que la comprenden mucho mejor que el Oeste y sus políticas antiinmigración. Es el mejor argumento jamás visto en la tele contra toda esa tontería sobre el choque de las civilizaciones. A partir del momento en que la gente lucha contra la tiranía, todos debemos ser solidarios». (Slavoj Žižek)
guantanamo-bagran-ok
Y ser solidarios nos obliga a defender las conquistas sociales, politicas y economicas, y seguir adelante haciendo cada dia mas real, mas tangible, esta democracia que al fin y al cabo es, debe ser, nuestro cuento favorito.
Entre los oprimidos, muchos dicen ahora:

«jamás se logrará lo que queremos».

Quien esté vivo no diga «jamás».

Lo firme no es firme.

Todo no seguirá igual.

Cuando hayan hablado los que dominan,

será el turno de los dominados.

¿Quién puede atreverse a decir «jamás»?
Han pasado los días y la alegría, los calificativos apasionados, ha dado paso a la reflexión, y sobre todo, a intentos de apropiarse de las revueltas, de los disturbios, tanto las fuerzas establecidas, ya que solo sus símbolos, personas y cosas, han sido desalojadas del poder, no así el poder mismo; como las fuerzas exteriores, aquellas cuyos intereses están vinculados estrechamente al poder cuestionado, tumbado, que representaban Ben Ali y Mubarak, en sus respectivos países, los dos alabados y ejemplos vivos de lo que para nuestros gobiernos occidentales era lo correcto. El mismísimo FMI los tenia como regímenes ejemplares en su gestion de la economía. Economía que ha sido el factor primordial para el levantamiento de estos pueblos del Magreb y de Oriente Medio, y la marea que han levantado cuyo fin esta lejos de percibirse.

Lo cierto es que acontecimientos como estos llenan de alegría el corazón de las mujeres y de lo hombres, de todos los pueblos de la Tierra. Son hechos que restauran la esperanza en poder cambiar el rumbo de las cosas. Y si hay alguien que lo puede hacer, ese son los pueblos, los ciudadan@s de la Tierra.

Asistimos hace una veintena de años asistimos a la caída de los regímenes comunistas. Occidente estaba detrás de ello. Era la constatación de la derrota del comunismo. Las gentes tomaron las calles y derrocaron a sus gobernates. Muchos países entraron en una crisis social y económica pero se celebro la instauración de la democracia. Así se contó, y así se cuenta. Aparecieron gobiernos mafiosos, apoyados en lo peor de los regímenes que desaparecían, los aparatos de estado surtieron de prohombres en lo político y en lo economico a los nuevos sistemas, y todos lo celebraron. Sin duda, la mayoría del pueblo quiso terminar con ese sistema de cosas. Las alternativas estaban también claras, sobre todo para Occidente: la instauración de democracias representativas.
Hoy en los países árabes, sucede lo mismo? Es lo mismo solamente en la medida en que de nuevo el pueblo toma las calles con una decisión clara y contundente: derrocar al regimen, expulsar al dictador. Pero los motivos no creo que sean los mismos, ni las circunstancias, el contexto. Ahora los pueblos de estos países árabes, hartos de corrupción, miseria y represión, carentes de las libertades mínimas, de organizacion, de expresión, etc. vimos como tomaban las plazas con la decisión firme de no volver a sus casas hasta ver al tirano caído, derrocado. Magnifica y emocionante valentía la de los pueblos egipcio y tunecino. Indignación y determinación. Todo un ejemplo.
«Las democracias occidentales, con ESTADOS UNIDOS  a la cabeza, no deben ceder ante el chantanje del fundamentalismo. Si algo deberia nacer de esta tragedia es un movimiento solidario a escala global, en defensa de las libertades, de la democracia y del modo de vida occidental.» Esta reflexion ha sido la cantinela que sobre todo a partir del 11 de Septimbre encabezo todos las alternativas, todas las acciones, todos los planes que Occidente puso en marcha hace diez años. Planes economicos y estrategicos que venian fraguandose desde quince años antes.
Es hora de hacernos algunas preguntas al compas de los acontecimientos arabes: ¿como nos vemos implicados nosotros?, ¿que aprendemos de todo ello? ¿nos atañe todo esto hasta el punto de exigirnos un compromiso, y si es así, en que términos? Cual es el papel de los pueblos europeos, de los ciudadanos de Europa, de esta Europa llena de mezquindad, falacias, mala conciencia, estupidamente satisfechos, infantiloides y glotones, de esta Europa acobardada, en un permanente seguidismo de los EEUU, de los que habitamos estos países europeos en los cuales asistimos a un deterioro sangrante de las condiciones de vida, una sustitucion sistematica de las leyes que conquistadas a duras penas han tejido  condiciones mas dignas, mas justas, mas igualitarias, leyes que vemos sustituir cada día por una serie de  restrictivas, que socavan las condiciones laborales, duración de la jornada, salarios, contrataciones humillantes, así como la edad laboral, las condiciones del despido, las pensiones de jubilación, todo ello abre un horizonte de precariedad e indefensión, dejando a las próximas generaciones a merced del sacrosanta mercado y sus leyes, que hoy condicionan y solapan a las mismísimas leyes democráticas.
Vimos día a día la hipocresia de Occidente, (Al conjunto formado por la economía de mercado y la democracia parlamentaria, concebido como un sistema insuperable, propongo nombrarlo: «Occidente» que, por otra parte, es como él mismo se autodenomina. Entre otros nombres que circulan, podemos señalar «comunidad internacional», «civilización» (donde se contrapone, como corresponde, a diversas formas de barbarie, véase la expresión «choque de civilizaciones»), «potencias occidentales»… Recuerdo que hace más de treinta años el único grupo que reivindicaba este nombre sistemáticamente -«Occidente»-, era un pequeño grupo fascista armado con barras de hierro)/Alain Badiou/.
Esa hipocresia que se nos ha revelado cínicamente ante los hechos: un día antes, nuestros amigos, tutelados y armados administradores de nuestros intereses, al día siguiente, sátrapas despreciables. Que se paga a cambio de tantas falacias?
Ante lo que no hay duda alguna son los propósitos de nombrar, de contar los hechos, es decir de apropiarse de los significados, y por tanto de los fines, o de el desarrollo posterior de los acontecimientos.
Un elemento clave, cantinela obsesiva, reiterado «mantra» en boca de todos los analistas, medios informativos occidentales, ha sido la no presencia de elementos islámicos en la base de las reivindicaciones, en el contenido de las protestas. Y de que otro modo iba a ser? Las protestas y exigencias del pueblo han sido contundentes y únicas, especialmente el abandono del poder por el tirano de turno, con él el fin de la corrupción, de la corrupción que el mismo tirano encabeza al frente de familiares, cuadros del ejercito, familias afines, o de elementos de la tribu a la que los gobernantes pertenecen.
Siempre tengo en mente una cuestión, todos los pueblos tienen derecho a tomar la vida en sus manos, y con ello a hacer historia y sin la menor duda a equivocarse, a cometer errores, que tal vez jamas sean tan sangrientos, brutales y destructivos como los que acompañan la historia de Occidente desde hace doscientos años. (No hace falta remontarse mas en el tiempo)
Y aquí viene la parte que mas me interesa de todas estas consideraciones.
Nuestro papel en estos momentos como ciudadanos de España, de Europa.
Se cuestionaron y cayeron los regímenes del Socialismo Real, Sudamerica ha ido dando un giro definitivo a su realidad de golpes militares y sus dictaduras consiguientes, siempre bajo la vergozosa protección de los EEUU. Hoy son corrientes nuevas, democráticas, en manos o participadas, por primera vez, por los pueblos indígenas. Ahí están Bolivia, Ecuador, Uruguay, Venezuela…con una independencia cada vez mayor del «mandamas» del Norte. Y no se ha venido a bajo el mundo. La democracia se ha hecho mas compleja, rica, diversa…Se habla imparablemente de democracias participativas.
Y los pueblos del Norte de África, tumbando a sus «asalariados gobernantes». Iniciando una nueva etapa, llena de esperanzas y metas, de cambios imprevisibles,  que solo al os que tienen secuestradas las riquezas energéticas, las materia primas, sus transformaciones y su comercialización puede resultarle, y de hecho es así, terriblemente inquietante todo lo que se avecina, la maravillosa incertidumbre de los cambios.
«Lo que sería un cambio de verdad sería una salida de Occidente, una «desoccidentalización», y ésta tomaría la forma de una exclusión. Fantasía, me dirán, pero es justamente un fantasía típica de un período «entre intervalos» como el que estamos viviendo»(A.B.).
Y nosotros, que? Pues nosotros tenemos por lo menos una tarea, un objetivo: Cuestionar la democracia, que tanto cacareamos a lo largo de la Tierra como ejemplo de eficacia. Tomar las calles, las plazas de París, Roma, Berlin, Madrid, de nuestras queridas ciudades, y exigir a los gobiernos que respondan a nuestras demandas, que nos escuchen, que dejen de ser administradores de los poderes financieros especulativos, gestores legislativos, ejecutivos de los Grandes Bancos, de las Corporaciones, de que devuelvan la democracia a los ciudadanos haciéndose eco de sus demandas, respondiendo a los programas bajo los cuales se les vota y elige, poniendo el acento a la solución de la Crisis en medidas de control a los grandes flujos de capitales, desmantelando los Paraísos Fiscales. No permitiendo que el Mercado, sus leyes sean la herramienta de la corrupción, del saqueo, la esquilmacion a la que estamos sometidos y todo bajo el signo de lo inevitable, de lo «sagrado». Hay que salir, tomar las plazas y decir ¡¡Basta Ya!!
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Este es nuestro papel en estos tiempos oscuros, intermedios, es nuestro compromiso hacer de la democracia una forma de gobierno real y justo y no una pantomima que legitima a los mafiosos una vez que blanquean sus crimenenes.
Es el deber que tenemos con el resto de los pueblos: defender lo conquistado y hacer realidad lo que un día soñamos como autenticas democracias.
La dignidad de los pueblos egipcio y tunecino, su coraje y determinación, nos obligan a respetar su voluntad, sus decisiones y a tener en cuenta los errores que en el nuevo camino puedan aparecer. Es su momento. Ya nada volverá a ser igual.
Y no nos engañemos, nosotros, los de abajo no podemos pensar como los que ocupan el poder. Nuestros intereses nada tienen que ver con ellos, desde hace mucho tiempo cuando ellos hablan de paz, nosotros debemos pensar que la guerra y el hambre están cerca.
Por eso solo nos queda celebrar y seguir el ejemplo de la bendita indignación de los pueblos que toman las plazas decididos a volver a casa cuando amanezca.
Y no podemos resumir la necesidad de los cambios en este momento como una cuestión entre Libertad y Tiranía, no solo es cuestión de elegir entre Dictadura y Democracia, como dicen algunos cuando lo que realmente quieren afirmar es la conveniencia de elegir el camino de Occidente. Hemos llegado a un punto en el que es necesario asumir que no somos la panacea respecto al progreso y al bienestar de los pueblos, aceptar de una vez que todos los pueblos del mundo tienen derecho en libertad a emprender caminos propios hacia formas de progreso, de desarrollo, de libertad y de justicia,  ya que Occidente, su historia esta plagada de aciertos y de errores, de grandes logros y de terribles hechos. Pero son los resultados, las consecuencias que hoy estamos viendo y constatando, la que nos debes hacer tolerantes y respetuosos con las vías que emprendan otros, ya que no todo, pero si mucho de lo que tenemos representa un peligro a medio y largo plazo. No hace falta enumerar las consecuencias de nuestro desarrollo tecnológico, de su aplicacion siempre bajo los imperativos del capital, de la rentabilidad, de la codicia insaciable, de la acumulacion sin limites, a costa de la salud del planeta, sin pararnos ante dictaduras y miserias, hasta hacer de nuestras democracias, por momentos, un espantajo, una caricatura, un escarnio de lo que consideramos libertad, dignidad y justicia.
Los países árabes, hoy mas que nunca están en camino, no solo de conquistar cotas mas altas de bienestar y prosperidad, de justicia y libertad, sino de contar sus vida con sus propias palabras, con su propia música a la vez que nosotros nos orientamos de nuevo en este mundo que viene.
Y el Islam, al igual que para nosotros el Cristianismo durante cientos de años, no solo es una religión, y menos aún como hoy la percibimos los europeos absolutamente desgajada de la vida, es una cultura, una forma de ver el mundo, y en ese contexto sucederá todo lo que tenga que acontecer, por tanto los movimientos islamistas estarán en el corazón de los cambios, y si tenemos que elegir entre Dictaduras amigas de Occidente, es decir, aliadas de los grandes consorcios occidentales, y democracias «islámicas», no apoyaremos lo que a estas alturas tan bien conocemos, no seremos estúpidos, aceptaremos y respetaremos el camino, el camino que ellos elijan.
Y no estamos, creo, ante revoluciones, «nuestras revoluciones», estamos ante Multitudes que despliegan nuevos ordenes, nuevos mapas del porvenir.
Y sin la mas minima duda los ciudadanos y ciudadanas, las mujeres y los hombres de a pie, somos libres para tomar partido por un mundo mas justo, cosa que nuestros gobernantes, nuestros prohombres no pueden serlo. Ese es nuestro tesoro: la libertad para señalar el crimen, la injusticia, la falacia. Y esta libertad es ahora cuando clama y toma las plazas para hacerse oir. No faltemos a la cita. Somos libres, no ejercemos el poder. Somos el poder de la Vida. El poder de los sueños.
Llegara el día en que Occidente asuma el alma políglota de la Tierra?
O Sera mas fácil descubrir un día que somos parte de la Palpitante Periferia del Mundo?
«…Nos hemos empobrecido. Hemos sacrificado
pedazo a pedazo, la herencia de la humanidad,
y a menudo la hemos empeñado
por la centésima parte de su valor,
con el fin de recibir a cambio
la calderilla de lo «

(Walter Benjamin, citado por el Comite invisible)

http://karlotty.webs.com/indignados.htm

MONDAS DE LUZ USADA

 

TRES miniaturas y mapas

ENCARNADO Y LUMINOSO
EL CANGREJO
SIN VIDA

COMO UNA MOSCA
EN SEPTIEMBRE
YO EN LA CIUDAD

NO HAY ORDEN
EN LAS HOJAS CAIDAS
¡QUE ALEGRIA!

CENIZA
SOBRE LAS SABANAS
TAMBIEN HILOS DE LUZ

SEDIENTOS
EN LA NOCHE
MOSQUITOS Y POETAS

QUIERO
QUE UN CIRCO
ME LLEVE

ADRIAN NACIO EN EL MAR
BRILLANTE Y ENCOGIDO
HOY ES UN HOMBRE CABAL

LAS MANOS DE GONZALO
ABARCANDO A SU BEBÉ
LATERNURA QUE REGRESA

SALVAJE
SIN BRUJULA
CONSTRUYENDO ESO

OSCURA ANGUSTIA AGAZAPADA
ESTRE ESPIRALES DE CENIZA
UN MUNDO SIN AMIGOS

ARENA EN EL BOLSILLO
VOCEAN LAS GAVIOTAS
ESTOY EN CASA

DICEN QUE EL AZAR
ES CAPRICHOSO
YO CREO QUE ES FIABLE

FONSO COSE CUIDADOSAMENTE
EN EL GALPÓN
SU PRENDA

Por
Adrian Abril
Chefa Alonso
Barbara Meyer

 

 

FORMAS DE DAR, COMPARTIR ES VIVIR

 

Conferencia pronunciada en la Université des Annales el 2 de diciembre de 1927

Publicada en Conferencia, 5, 1928
Recogida en el tomo K de Oeuvres,
Conférences, 1939

Venimos hoy a hablarles de la poesía. El tema está de moda. Es admirable que en una época que sabe ser a un tiempo práctica y disipada, y que podríamos creer bastante distanciada de las cosas especulativas, se dedique tanto interés no sólo a la poesía misma sino también a la teoría poética.

Por lo tanto hoy voy a permitirme ser un poco abstracto; pero, de ese modo, me será posible ser breve. Les propondré una determinada idea de la poesía, con la firme intención de no decir nada que no sea pura constatación y que todo el mundo no pueda observar en sí o por sí mismo o, al menos, hallar con un razonamiento fácil.

Comenzaré por el comienzo. El comienzo de esta exposición de ideas sobre la poesía consistirá necesariamente en la consideración de ese nombre, tal y como se emplea en el discurso habitual. Sabemos que esa palabra tiene dos sentidos, es decir, dos funciones bien distintas. Designa en primer lugar un cierto género de emociones, un estado emotivo particular, que puede ser provocado por objetos o circunstancias muy diferentes. Decimos de un paisaje que es poético, lo decimos de una circunstancia de la vida, lo decimos a veces de una persona.

Pero existe una segunda acepción de ese término, un segundo sentido más estricto. Poesía, en ese sentido, nos hace pensar en un arte, en una extraña industria cuyo objeto es reconstituir esa emoción que designa el primer sentido de la palabra. Restituir la emoción poética a voluntad, fuera de las condiciones naturales en las que se produce espontáneamente y mediante los artificios del lenguaje, tal es el propósito del poeta, y tal es la idea unida al nombre de poesía, tomada en el segundo sentido.

Entre esas dos nociones existen las mismas relaciones y las mismas diferencias que las que se encuentran entre el perfume de una flor y la operación del químico que se aplica para reconstruirlo por completo.

Sin embargo, se confunden a cada instante las dos ideas, y de ello se deduce que un gran número de juicios, de teorías e incluso de obras están viciadas en su principio por el empleo de una sola palabra para dos cosas muy diferentes, aunque relacionadas.

Hablemos primero de la emoción poética, del estado emocional esencial.

Ustedes saben lo que la mayoría de los hombres sienten con mayor o menor fuerza y pureza ante un espectáculo natural que les impone. Las puestas de sol, los claros de luna, los bosques y el mar nos conmueven. Los grandes acontecimientos, los puntos críticos de la vida afectiva, los males del amor y la evocación de la muerte son otras tantas ocasiones o causas inmediatas de resonancias íntimas más o menos intensas y más o menos conscientes.

Esa clase de emociones se distingue de todas las demás emociones humanas. ¿Cómo se distingue? Es lo que a nuestro actual propósito le interesa buscar. Es importante oponer tan claramente como sea posible la emoción poética a la emoción ordinaria. La separación es bastante delicada de realizar, pues nunca se ha cumplido en los hechos. Siempre encontramos mezclados con la emoción poética esencial la ternura o la tristeza, el furor, el temor o la esperanza; y los intereses y los efectos particulares del individuo no dejan de combinarse con esta sensación de universo, que es característica de la poesía.

He dicho: sensación de universo. He querido decir que el estado o emoción poética me parece que consiste en una percepción naciente, en una tendencia a percibir un mundo, o sistema completo de relaciones, en el cual los seres, las cosas, los acontecimientos y los actos, si bien se parecen, todos a todos, a aquellos que pueblan y componen el mundo sensible, el mundo inmediato del que son tomados, están, por otra parte, en una relación indefinible, pero maravillosamente justa, con los modos y las leyes de nuestra sensibilidad general. Entonces esos objetos yesos seres conocidos cambian en alguna medida de valor. Se llaman unos a otros, se asocian de muy distinta manera que en las condiciones ordinarias. Se encuentran -permítanme esta expresión musicalizados, convertidos en conmensurables, resonantes el uno por el otro. Así definido, el universo poético presenta grandes analogías con el universo de los sueños.

Ya que la palabra sueños se ha introducido en mi discurso, diré de paso que en los tiempos modernos, a partir del Romanticismo, se ha producido una confusiónbastante explicable, aunque bastante lamentable, entre la noción de poesía y la de sueño. Ni el sueño ni la ensoñación son necesariamente poéticos. Pueden sedo; pero las figuras formadas al azar sólo por azar son figuras armónicas.

No obstante, el sueño nos hace comprender mediante una experiencia común y frecuente, que nuestra consciencia puede ser invadida, henchida, constituida por un conjunto de producciones notablemente diferente de las reacciones y de las percepciones ordinarias del espíritu. Nos aporta el ejemplo familiar de un mundo cerrado en el que todas las cosas reales pueden estar representadas, pero en el que todas las cosas aparecen y se modifican únicamente por las variaciones de nuestra sensibilidad profunda. Es aproximadamente así como el estado poético se instala, se desarrolla y se disgrega en nosotros. Lo que equivale a decir que es perfectamente irregular, inconstante, involuntario y frágil, y que lo perdemos lo mismo que lo obtenemos, por accidente. Hay períodos de nuestra vida en los que esta emoción y esas formaciones tan preciosas no se manifiestan. Ni siquiera pensamos que sean posible. El azar nos las da, el azar nos las retira.

Pero el hombre solamente es hombre por la voluntad que tiene de restablecer lo que le interesa sustraer a la disipación natural de las cosas. Así el hombre ha hecho por esta emoción superior lo que ha hecho o ha intentado hacer por todas las cosas perecederas o dignas de añoranza. Ha buscado, ha encontrado medios para fijar y resucitar a voluntad los estados más bellos y más puros de sí mismo, para reproducir, transmitir y guardar durante siglos las fórmulas de su entusiasmo, de su éxtasis, de su vibración personal; y, por una afortunada y admirable consecuencia, la invención de esos procedimientos de conservación le ha dado al mismo tiempo la idea y el poder de desarrollar y enriquecer artificialmente los fragmentos de vida poética de los que su naturaleza le hace por instantes el don. Ha aprendido a extraer del transcurso del tiempo, a separar de las circunstancias, esas formaciones, esas maravillosas percepciones fortuitas que se habrían perdido sin retorno si el ser ingenioso y sagaz no hubiera acudido a ayudar al ser instantáneo, a prestar el socorro de sus invenciones al yo puramente sensible. Todas las artes han sido creadas para perpetuar, cambiar, cada una según su esencia, un momento de efímera delicia en la certidumbre de una infinidad de instantes deliciosos. Una obra no es otra cosa que el instrumento de esta multiplicación o regeneración posible. Música, pintura y arquitectura son los diversos modos correspondientes a la diversidad de los sentidos. Ahora bien, entre esos medios de producir o de reproducir un mundo poético, de organizado para la duración y de amplificado mediante el trabajo reflexivo, el más antiguo, quizá, el más inmediato, y sin embargo el más complejo, es el lenguaje. Pero el lenguaje, debido a su naturaleza abstracta, a sus efectos más especialmente intelectuales -es decir, indirectos-, y a sus orígenes o a sus funciones prácticas, propone al artista que se ocupa de consagrado y ordenado para la poesía, una tarea curiosamente complicada. Nunca hubiera habido poetas si se hubiera tenido conciencia de los problemas a resolver. (Nadie podría aprender a andar si para andar hubiera que representarse y poseer en el estado de ideas claras todos los elementos del menor paso).

Pero no estamos aquí para hacer versos. Tratamos por el contrario de considerar los versos como imposibles de hacer, para admirar más lúcidamente los esfuerzos de los poetas, concebir su temeridad y sus fatigas, sus riesgos y sus virtudes, maravillamos de su instinto.

Voy a intentar en pocas palabras darles una idea de esas dificultades.

Lo he dicho anteriormente: el lenguaje es un instrumento, una herramienta, o mejor una colección de herramientas y de operaciones formada por la práctica y sojuzgada a ella. Es por lo tanto un medio necesariamente burdo, que cada cual utiliza, acomoda a sus necesidades actuales, deforma de acuerdo con las circunstancias, ajusta a su persona fisiológica y a su historia psicológica.

Ustedes saben a qué pruebas lo sometemos a veces. Los valores, los sentidos de las palabras, las reglas de sus acordes, su emisión, su trascripción son para nosotros juguetes e instrumentos de tortura a un tiempo. Sin duda tenemos en alguna consideración las decisiones de la Academia; y sin duda, el cuerpo docente, los exámenes, principalmente la vanidad, oponen algunos obstáculos al ejercicio de la fantasía individual. En los tiempos modernos, además, la tipografía interviene muy poderosamente en la conservación de esas convenciones de la escritura. De ese modo, se retrasan en cierta medida las alteraciones de origen personal; pero las cualidades del lenguaje más importantes para el poeta, que evidentemente son sus propiedades o posibilidades musicales, por una parte, y sus valores significativos ilimitados (los que dirigen la propagación de las ideas derivadas de una idea), por la otra; son también las menos protegidas del capricho, las iniciativas, las acciones y las disposiciones de los individuos. La pronunciación de cada uno y su «experiencia» psicológica particular introducen en la transmisión mediante el lenguaje, una incertidumbre, posibilidades de error, y un imprevisto, del todo inevitables. Observen bien estos dos puntos: al margen de su aplicación a las necesidades más simples y comunes de la vida, el lenguaje es todo lo contrario de un instrumento de precisión. Y al margen de ciertas coincidencias rarísimas, de determinados aciertos de expresión y de forma sensibles, combinadas, no es para nada un medio poético.

En resumen, el destino amargo y paradójico del poeta le impone utilizar una fabricación del uso corriente y de la práctica para fines excepcionales y no prácticos; tiene que tomar medios de origen estadístico y anónimo para cumplir su propósito de exaltar y de expresar su persona en aquello que tiene de más puro y singular.

Nada hace captar mejor toda la dificultad de su tarea que comparar sus elementos iniciales con aquellos de los que dispone el músico. Observen lo que se le ofrece a uno y a otro en el momento en que van a poner manos a la obra y a pasar de la intención a la ejecución.

¡Afortunado el músico! La evolución de su arte le ha proporcionado una condición sumamente privilegiada. Sus medios están bien definidos, la materia de su composición está completamente elaborada ante él. Podemos compararle a la abeja cuando sólo tiene que inquietarse por su miel. Las secciones regulares y los alveolo s de cera ya están hechos. Su tarea es medida y se limita a lo mejor de sí misma. Lo mismo le sucede al compositor. Se puede decir que la música preexiste y le espera. ¡Hace mucho tiempo que está constituida!

¿Cómo tuvo lugar esta institución de la música? Vivimos gracias al oído en el universo de los ruidos. De su conjunto se separa el conjunto de ruidos particularmente simples, es decir, reconocible s por el oído y que le sirven de referencia: son los elementos cuyas relaciones recíprocas son intuitivas; percibimos esas relaciones exactas y extraordinarias tan nítidamente como sus propios elementos. El intervalo entre dos notas nos resulta tan sensible como una nota.

De ese modo, esas unidades sonoras, esos sonidos, son aptos para formar combinaciones continuas, sistemas sucesivos o simultáneos cuya estructura, encadenamientos, implicaciones y entrecruzamientos se nos presentan y se imponen. Distinguimos claramente el sonido del ruido, y percibimos un contraste entre ellos, impresión de gran consecuencia pues ese contraste es el de lo puro y de lo impuro, que se reduce al del orden y el desorden, que está a su vez sujeto, sin duda, a
los efectos de ciertas leyes energéticas. Pero no vamos tan lejos.

Así, este análisis de los ruidos, ese discernimiento que ha permitido la constitución de la música como actividad separada y explotación del universo de los sonidos, se ha realizado, o al menos controlado, unificado, codificado, gracias a la intervención de la ciencia física, que se ha descubierto a sí mismo en esta ocasión y se ha reconocido como ciencia de las medidas, y que ha sabido, desde la Antigüedad, adaptar la medida a la sensación sonora de manera constante e idéntica, por medio de instrumentos que son, en realidad, instrumentos de medida.

Por lo tanto el músico se encuentra en posesión de un conjunto perfecto de medios bien definidos, que hacen corresponder exactamente sensaciones con actos; todos los elementos de su juego están presentes, enumerados y clasificados, y este conocimiento concreto de sus medios, de los que no sólo está informado sino penetrado e íntimamente armado, le permite prever y construir sin preocupación- alguna respecto a la materia y la mecánica general de su arte.

De ello se deduce que la música posee un dominio propio, absolutamente suyo. El mundo del arte musical, mundo de los sonidos, está bien separado del mundo de los ruidos.

Es tanto que un ruido se limita a evocar en nosotros un acontecimiento aislado cualquiera, un sonido que se produce evoca por sí solo todo el universo musical. En esta sala en la que hablo, en la que ustedes perciben el ruido de mi voz y diversos incidentes auditivos, si de golpe se dejara oír una nota, si se pusiera a vibrar un diapasón o un instrumento bien afinado, apenas afectados por ese ruido excepcional, que no puede confundirse con los otros, tendrían de inmediato la sensación de un comienzo. En el acto se crearía una atmósfera completamente distinta, se impondría un estado particular de espera, se anunciaría un orden nuevo, un mundo, y su atención se organizaría para acogerlo. Más aún, tendería de alguna forma a desarrollar por sí misma esas premisas, y a engendrar sensaciones ulteriores de la misma clase, de la misma pureza que la sensación recibida.

Y la contraprueba existe.

Si en una sala de conciertos, mientras resuena y domina la sinfonía, cae una silla, tose una persona, o se cierra una puerta, de inmediato tenemos la impresión de una ruptura. Se ha roto o quebrado algo indefinible, una especie de hechizo o de cristal.

Ahora bien, esa atmósfera, ese hechizo poderoso y frágil, ese universo de los sonidos, se le ofrece a cualquier compositor por la naturaleza de su arte y por las adquisiciones inmediatas de ese arte.

Muy distinta, infinitamente menos afortunada, es la dotación del poeta. Al perseguir un objeto que no difiere excesivamente del del músico, se ve privado de las inmensas ventajas que acabo de indicarles. Ha de crear y recrear a cada instante lo que el otro encuentra hecho y preparado.

¡En qué estado desfavorable o desordenado encuentra las cosas el poeta! Tiene ante sí ese lenguaje ordinario, ese conjunto de medios tan burdos que todo conocimiento que se precisa lo rechaza para crearse sus instrumentos de pensamiento; ha de tomar prestada esa colección de términos y reglas tradicionales e irracionales, modificadas por cualquiera, caprichosamente introducidas, caprichosamente interpretadas, caprichosamente codificadas. Nada menos adecuado a los propósitos del artista que ese desorden esencial del que debe extraer a cada instante los elementos del orden que desea producir. Para el poeta no ha habido físico que haya determinado las propiedades constantes de esos elementos de su arte, sus relaciones, sus condiciones de emisión idéntica. Ni diapasones, ni metrónomo s, ni constructores de gamas, ni teóricos de la armonía. Ninguna certidumbre, de no ser la de las fluctuaciones fonéticas y significativas del lenguaje. Ese lenguaje, además, no actúa como el sonido sobre un sentido único, sobre el oído, que es el sentido por excelencia de la espera y de la atención. Constituye, por el contrario, una mezcla de excitaciones sensoriales y físicas perfectamente incoherentes. Cada palabra es una reunión instantánea de efectos sin relación entre si. Cada palabra reúne un sonido y un sentido. Me equivoco: es a la vez varios sonidos y varios sentidos. Varios sonidos, tantos sonidos como provincias hay en Francia y casi hombres en cada provincia. Es esta una circunstancia muy grave para los poetas, en quienes los efectos musicales que habían previsto quedan corrompidos o desfigurados por el acto de sus lectores. Varios sentidos, pues las imágenes que nos ,sugiere cada palabra generalmente son bastante diferentes y sus imágenes secundarias infinitamente diferentes.

La palabra es cosa compleja, es combinación de propiedades a un tiempo vinculadas en el hecho e independientes por su naturaleza y su función. Un discurso puede ser lógico y cargado de sentido, pero sin ritmo y sin compás alguno; puede ser agradable al oído y perfectamente absurdo o insignificante; puede ser claro y vano, vago y delicioso… Pero basta, para hacer imaginar su extraña multiplicidad, con nombrar todas las ciencias creadas para ocuparse de esta diversidad y explotar cada uno de sus elementos. Puede estudiarse un texto de muchas maneras independientes, pues es sucesivamente justiciable por la fonética, por la semántica, por la sintaxis, por la lógica y por la retórica, sin omitir la métrica, ni la etimología.

He ahí al poeta enfrentado con esa materia moviente y demasiado impura; obligado a especular por turno sobre el sonido y sobre el sentido, a satisfacer no sólo a la armonía, al período musical, sino también a condiciones intelectuales variadas: lógica, gramática, sujeto del poema, figuras y ornamentos de todos los órdenes, sin contar con las reglas convencionales. Observen el esfuerzo que supone la empresa de llevar a buen fin un discurso en el que tantas exigencias han de satisfacerse milagrosamente al mismo tiempo.

Aquí comienzan las inciertas y minuciosas operaciones del arte literario. Pero este arte nos ofrece dos aspectos, hay dos grandes modos que, en su estado extremo, se oponen, pero que, sin embargo, se reúnen y encadenan por una multitud de grados intermedios. Existe la prosa y existe el verso. Entre ellos, todos los tipos de su [146] mezcla; pero hoy los consideraré en sus estados extremos. Podría ilustrarse esta oposición de los extremos exagerando un poco: decirse que el lenguaje tiene por límites la música, por un lado, el álgebra, por el otro.

Recurriré a una comparación que me es familiar para que sea más fácil captar lo que tengo que decir sobre este tema. Hablando un día de todo esto en una ciudad extranjera, y habiéndome servido de esta misma comparación, uno de mis oyentes me hizo una cita notable que me descubrió que la idea no era nueva. No lo era al menos nada más que para mí.

Esta es la cita. Se trata de un extracto de una carta de Racan a Chapelain, en la que Racan nos cuenta que Malherbe asimilaba la prosa a la marcha, la poesía a la danza, como voy a hacerlo yo enseguida:

«Den, dice Racan, el nombre que gusten a mi prosa, el de galante, ingenua o festiva. Estoy decidido a mantenerme en los preceptos de mi primer maestro Malherbe y no buscar nunca ni número, ni cadencia a mis períodos, ni otro ornamento que la nitidez que puede expresar mis pensamientos. Ese buen hombre (Malherbe) comparaba la prosa al andar ordinario y la poesía a la danza, y decía que debemos tolerar alguna negligencia a las cosas que nos vemos obligados a hacer pero que es ser ridículo el ser mediocres en las que hacemos por vanidad. Los cojos y los gotosos no pueden dejar de andar, pero nada les obliga a bailar el vals o los cinco pasos».

La comparación que Racan adjudica a Maleherbe, y que yo por mi parte había advertido fácilmente, es inmediata. Les demostraré que es fecunda. Se desarrolla muy lejos con una curiosa precisión. Es quizá algo más que una similitud de apariencias.

La marcha lo mismo que la prosa tiene siempre un objeto concreto. Es un acto dirigido hacia un objeto y nuestra finalidad es alcanzado. Las circunstancias actuales, la naturaleza del objeto, la necesidad que tengo, el impulso de mi deseo, el estado de mi cuerpo, el del terreno, son los que imponen el paso a la marcha, le prescriben su dirección, su velocidad y su término. Todas las propiedades de la marcha se deducen de esas condiciones instantáneas que se combinan singularmente en cada ocasión, de tal manera que no hay dos desplazamientos de esta clase que sean idénticos, que hay cada vez creación especial, pero, cada vez, es abolida y como absorbida en el acto realizado.

La danza es algo muy distinto. Es, sin duda, un sistema de actos, pero que tienen un fin en sí mismos. No va a ninguna parte. Si persigue alguna cosa, no es más que un objeto ideal, un estado, una voluptuosidad, un fantasma de flor, o algún encantamiento de sí misma, un extremo de vida, una cima, un punto supremo del ser… Pero por diferente que sea del movimiento utilitario, tomen nota de esta advertencia esencial aunque infinitamente simple, que usa los mismos miembros, los mismos órganos, huesos, músculos y nervios que la marcha misma.

Exactamente lo mismo sucede con la poesía que usa las mismas palabras, las mismas formas y los mismos timbres que la prosa.

Por consiguiente la poesía y la prosa se distinguen por la diferencia de ciertas leyes o convenciones momentáneas de movimiento y de funcionamiento aplicadas a elementos y a mecanismos idénticos. Razón por la cual hay que evitar razonar sobre la poesía como se hace con la prosa. Lo que es verdad de una deja de tener sentido, en muchos casos, si se quiere encontrar en la otra. Y es por lo que (por elegir un ejemplo), es fácil justificar inmediatamente el uso de las inversiones; pues esas alteraciones del orden acostumbrado y, en cierto modo, elemental de las palabras en francés, fueron criticadas en diversas épocas, a mi entender muy ligeramente, por motivos que se reducen a esta fórmula inaceptable: la poesía es prosa.

Llevemos un poco más lejos nuestra comparación, que soporta ser profundizada. Un hombre anda. Se mueve de un lugar a otro, conforme a un camino que es siempre un camino de mínima acción. Observemos que la poesía sería imposible si estuviera sujeta al régimen de la línea recta. Nos enseñan: ¡digan que llueve si quieren decir que llueve! Pero el objeto de un poeta no es nunca ni puede serlo el enseñamos que llueve. No es necesario un poeta para persuadimos de coger nuestro paraguas. Observen en qué se convierte Ronsard, en qué se convierte Hugo, en qué se convierten la rima, las imágenes, las consonancias, los versos más hermosos del mundo, si someten la poesía al sistema ¡Digan que llueve! Solamente por una burda confusión de los géneros y de los momentos se le pueden reprochar al poeta sus expresiones indirectas y sus formas complejas. No vemos que la poesía implica una decisión de cambiar la función del lenguaje.

Vuelvo al hombre que anda. Cuando ese hombre ha realizado su movimiento, cuando ha alcanzado el lugar, el libro, el fruto, el objeto que deseaba, la posesión anula de inmediato todo su acto, el efecto devora la causa, el fin absorbe el medio, y cualesquiera que hayan sido las modalidades de su acto y de su paso, sólo queda el resultado. Los cojos, los gotosos de los que hablaba Malherbe, una vez que han alcanzado penosamente la butaca a la que se dirigían, no están menos sentados que el hombre más alerta que hubiera llegado a ese asiento con un paso vivo y ligero. Lo mismo sucede con el uso de la prosa. El lenguaje del que me acabo de servir, que expresa mi propósito, mi deseo, mi mandato, mi opinión, mi pregunta o mi respuesta, ese lenguaje que ha cumplido su función, se desvanece apenas llega. Lo he emitido para que perezca, para que irrevocablemente se transforme en ustedes, y sabré que fui comprendido por el hecho relevante de que mi discurso ha dejado de existir. Es reemplazado enteramente y definitivamente por su sentido, o al menos por un cierto sentido, es decir, por imágenes, impulsos, reacciones o actos de la persona a quien se habla; en suma, por una modificación o reorganización interior de ésta. Pero quien no ha comprendido, conserva y repite las palabras. El experimento es fácil…

Verán que la perfección de ese discurso, cuyo único destino es la comprensión, consiste en la facilidad con la que se transforma en algo muy distinto, en no lenguaje. Si han comprendido mis palabras, mis mismas palabras ya no les sirven de nada, han desaparecido de sus mentes, mientras que poseen su contrapartida, ustedes poseen bajo forma de ideas y de relaciones, con qué restituir el significado de esas palabras, bajo una forma que puede ser muy diferente.

Dicho de otro modo, en los empleos prácticos o abstractos del lenguaje que es específicamente prosa, la forma no se conserva, no sobrevive a la comprensión, se disuelve en la claridad, ha actuado, ha hecho comprender, ha vivido.

Pero, por el contrario, el poema no muere por haber servido; está expresamente hecho para renacer de sus cenizas y volver a ser indefinidamente lo que acaba de ser.

En este sentido la poesía se reconoce por este efecto notable por el que podríamos definirla: que tiende a reproducirse en su forma, que provoca a nuestras mentes para reconstituirla tal cual. Si me permitiera una palabra sacada de la tecnología industrial, diría que la forma poética se recupera automáticamente.

Esta es una propiedad admirable y característica entre todas. Me gustaría ofrecerles una imagen simple. Imaginen un péndulo que oscila entre dos puntos simétricos. Asocien a uno de esos puntos la idea de la forma poética, de la potencia del ritmo, de la sonoridad de las sílabas, de la acción física de la declamación, de las sorpresas psicológicas elementales que les producen las aproximaciones insólitas de las palabras. Asocien al otro punto, al punto conjugado del primero, el efecto intelectual, las visiones y los sentimientos que para ustedes constituyen el «fondo», el «sentido» del poema en cuestión, y observen entonces que el movimiento de su alma, o de su atención, cuando está sometida a la poesía, completamente sumisa y dócil a los impulsos sucesivos del lenguaje de los dioses, va del sonido hacia el sentido, del continente hacia el contenido, ocurriendo todo primero como en la costumbre habitual de hablar; pero a continuación, a cada .verso, sucede que el péndulo viviente es llevado a su punto de partida verbal y musical. El sentido que se propone encuentra como única salida, como única forma, la forma misma de la que procedía. De este modo, se dibuja una oscilación, una simetría, una igualdad de valor y de poderes entre la forma y el fondo, entre el sonido y el sentido, entre el
poema y el estado de poesía.

Este intercambio armónico entre la impresión y la expresión es a mi modo de ver el principio esencial de la mecánica poética, es decir, de la producción del estado poético mediante la palabra. El poeta hace profesión de encontrar por suerte y de buscar por industria esas formas singulares del lenguaje cuya práctica he intentado analizarles.

La poesía así entendida es radicalmente distinta a cualquier prosa: en particular, se opone nítidamente a la descripción y a la narración de acontecimientos que tienden a producir la ilusión de la realidad, es decir, a la novela y al cuento cuando su objeto es dar verosimilitud a los relatos, retratos, escenas y otras representaciones de la vida real. Diferencia que tiene incluso marcas físicas fácilmente observables. Consideren las actitudes comparadas del lector de novelas y del lector dé poemas. Puede ser el mismo hombre, pero difiere excesivamente de sí mismo cuando lee una u otra obra. Observen al lector de novela cuando se sumerge en la vida imaginaria que le provoca su lectura. Su cuerpo deja de existir. Se sostiene la frente con las dos manos. Únicamente es, se mueve, actúa y padece con el espíritu. Está absorbido por lo que devora; no puede contenerse pues una especie de demonio le presiona para avanzar. Quiere la continuación, y el fin, es presa de una especie de alienación: toma partido, triunfa, se entristece, ya no es él mismo, ya no es más que un cerebro separado de sus fuerzas exteriores, es decir, librado a sus imágenes, atravesando una especie de crisis de credulidad.

Muy distinto es el lector de poemas.

Si la poesía actúa verdaderamente sobre alguien no es dividiéndolo en su naturaleza, comunicándole las ilusiones de una vida de ficción y puramente mental. N o le impone una falsa realidad que exige la docilidad del alma y la abstención del cuerpo. La poesía debe extenderse a todo el ser; excita su organización muscular con los ritmos, libera o desencadena sus facultades verbales de las que exalta el juego total, le ordena en profundidad, pues trata de provocar o reproducir la unidad y la armonía de la persona viviente, unidad extraordinaria, que se manifiesta cuando el hombre es poseído por un sentimiento intenso que no deja de lado ninguna de sus potencias.

En suma, entre la acción del poema y la del relato ordinario la diferencia es de orden psicológico. El poema se despliega en un campo más rico de nuestras funciones de movimiento, exige de nosotros una participación que está más próxima a la acción completa, en tanto que el cuento y la novela nos transforman más bien en sujetos del sueño y de nuestra facultad para ser alucinados.

Pero repito que existen grados, innumerables formas de paso entre esos términos extremos de la expresión literaria.

Tras intentar definir el dominio de la poesía, debería ahora tratar de considerar la operación misma del poeta, los problemas de la factura y de la composición. Pero sería entrar en una vía muy espinosa. Encontramos tormentos infinitos, disputas que no pueden tener fin, adversidades, enigmas, preocupaciones e incluso desesperaciones que convierten el oficio del poeta en uno de los más inseguros y de los más cansados que existen. El propio Malherbe al que ya he citado, decía que después de acabar un buen soneto el autor tiene derecho a tomarse diez años de descanso. Admitía con ello que esas palabras: un soneto acabado significan algo… En cuanto a mí, yo no las entiendo… Las traduzco por soneto abandonado.

Tratemos superficialmente esta difícil cuestión:

Hacer versos…

Pero todos ustedes saben que hay un medio sumamente simple de hacer versos.

Basta con estar inspirado y las cosas van por sí solas. Me gustaría que fuera así. La vida sería soportable. Aceptemos, no obstante, esta ingenua respuesta, pero examinemos las consecuencias.

Aquel que se contenta tiene que admitir o bien que la producción poética es un puro efecto del azar o bien que procede de una especie de comunicación sobrenatural; una y otra hipótesis reducen al poeta a un papel miserablemente pasivo. Hacen de él o una especie de urna en la que se agitan millones de bolas o una tabla parlante en la que se aloja un espíritu. Tabla o cubeta, en resumen, pero no un dios; lo contrario de un dios; lo contrario de un Yo.

Y el infortunado autor, que ya no es autor, sino signatario, y responsable como un gerente de periódico, se ve obligado a decirse:

«En tus obras, querido poeta, lo que es bueno no es tuyo, lo que es malo te pertenece sin ningún género de duda.»

Resulta extraño que más de un poeta se haya contentado -si es queno se ha enorgullecido- con no ser más que un instrumento, un momentáneo medium.

Ahora bien, la experiencia lo mismo que la reflexión nos demuestran, por el contrario, que los poemas cuya compleja perfección y afortunado desarrollo impondrían con mayor fuerza a sus maravillados lectores la idea de milagro, del golpe de suerte, de realización sobrehumana (debido a una conjunción extraordinaria de las virtudes que se pueden desear pero no esperar encontrar reunidas en una obra), son también obras maestras de trabajo, son, además, monumentos de inteligencia y de trabajo continuado, productos de la voluntad y del análisis, que exigen cualidades demasiado múltiples para poder reducir se a las de un aparato registrador de entusiasmos o de éxtasis. Ante un bello poema de alguna longitud percibimos que hay ínfimas posibilidades de que un hombre haya podido improvisar de una vez, sin otro cansancio que el de escribir o emitir lo que le viene a la mente, un discurso singularmente seguro de sí, provisto de continuos recursos, de una armonía constante y de ideas siempre acertadas, un discurso que no cesa de encantar, en el que no se encuentran accidentes, señales de debilidad y de impotencia, en el que faltan esos molestos incidentes que rompen el encantamiento y arruinan el verso poético del que les hablaba anteriormente.

No es que no haga falta, para hacer un poeta, algo más, alguna virtud que no se descompone, que no se analiza en actos definibles y en horas de trabajo. El Pegaso-Vapor, el Pegaso-Hora todavía no son unidades legales de potencia poética.

Hay una cualidad especial, una especie de energía individual propia del poeta. Aparece en él y se le revela a sí mismo en ciertos instantes de infinito valor.

Pero no son más que instantes, y esta energía superior (es decir, es tal que todas las otras energías del hombre no la pueden componer y reemplazar), no existe o no puede actuar más que mediante manifestaciones breves y fortuitas.

Es preciso añadir -esto es bastante importante- que los tesoros que ilumina a los ojos de nuestra mente, las ideas o las formas que nos produce a nosotros mismos están bien lejos de tener igual valor para las miradas extrañas.

Esos momentos -de un valor infinito, esos instantes que dan una especie de dignidad universal a las relaciones y a las intuiciones que engendran, son no menos fecundos en valores ilusorios o incomunicables. Lo que vale solo para nosotros no vale nada. Es la ley de la Literatura. Esos estados sublimes son en realidad ausencias en las que se encuentran maravillas naturales que solamente se hallan allí, pero tales maravillas son siempre impuras, quiero decir mezcladas con cosas viles o vanas, insignificantes o incapaces de resistir la luz exterior, o si no imposibles de retener, de conservar. En el resplandor de la exaltaci6n no es oro todo lo que reluce.

En suma, ciertos instantes nos descubren profundidades en las que reside lo mejor de nosotros mismos, pero en parcelas introducidas en una materia informe, en fragmentos de figura rara o burda. Hay pues que separar esos elementos de metal noble de la masa y preocuparse por fundirlos juntos y dar forma a alguna Joya.

Si nos entretuviéramos en desarrollar con rigor la doctrina de la inspiraci6n pura, deduciríamos consecuencias bien extrañas. Por ejemplo, encontraríamos necesariamente que ese poeta que se limita a transmitir lo que recibe, a entregar a desconocidos lo que retiene de lo desconocido, no tiene ninguna necesidad de comprender lo que escribe bajo el misterioso dictado.

No actúa sobre ese poema del que él no es la fuente. Puede ser completamente ajeno a lo que fluye a través suyo. Esta consecuencia inevitable me hace pensar en lo que, antaño, era creencia general sobre el tema de la posesión diabólica. Leemos en los documentos de otro tiempo que relatan los interrogatorios n materia de brujería, que con frecuencia se convenci6 a personas de estar habitadas por el demonio, y se las condenó sobre esa base por, siendo ignorantes e incultas, haber discutido, argumentado y blasfemado durante sus crisis en griego, en latín e incluso en hebreo ante los horrorizados inquisidores (no era latín sin lágrimas, pienso).

¿Es eso lo que se le exige al poeta? Sin duda, una emoción caracterizada por la potencia expresiva espontánea que desencadena es la esencia de la poesía. Pero la tarea del poeta no puede consistir en contentarse con experimentada. Esas expresiones, salidas de la emoción, sólo son puras accidentalmente, llevan consigo muchas escorias, contienen cantidad de defectos cuyo efecto sería obstaculizar el desarrollo poético e interrumpir la resonancia prolongada que finalmente se trata de provocar en un alma extraña. Pues el deseo del poeta, si el poeta apunta a lo más elevado de su arte, no puede ser otro que introducir algún alma extraña en la divina duración de su vida armónica, durante la cual se componen y se miden todas las formas y durante la cual se intercambian las respuestas de todas sus potencias sensitivas y rítmicas.

Pero es al lector a quien corresponde y a quien está destinada la inspiración, lo mismo que corresponde al poeta hacer pensar, hacer creer, hacer lo necesario para que solamente podamos atribuir a los dioses una obra demasiado perfecta o demasiado conmovedora para salir de las inseguras manos de un hombre. Precisamente el objeto mismo del arte y el principio de sus artificios es comunicar la impresión de un estado ideal en el que el hombre que lo lograra sería capaz de producir espontáneamente, sin esfuerzo, sin debilidad, una expresión magnífica y maravillosamente ordenada de su naturaleza y de nuestros destinos.

 

gaza, la masacre

quien administra el terrorismo?

 

 

   SEMANA DE POESÍA SALVAXE, FERROL

CARA A OS DEZ ANOS DE CITA CA PALABRA ENCARNADA.

 

               proclama desde las barricadas en flor

La poesía es una conciencia. Una conciencia social. La conciencia social es poética. Conciencia de la dignidad del hombre y de su desamparo, conciencia de su soledad y de su nada. Por eso no tiene sentido hablar de poesía social como hizo alguna crítica en algún tiempo. La poesía es una conciencia social cuando habla de la primavera y cuando habla del desarraigo, cuando habla de la pobreza y cuando habla de la muerte. Hoy más que nunca la poesía es portadora de esa conciencia del hombre, la que nos hace libres. Así se entienden los versos de Hölderling :” con mucho mérito pero es poéticamente como el hombre habita la tierra”. Fue la conciencia poética la primera que lanzó el grito de alarma ante el estado de bienestar que nos quisieron vender como vida. Nos quisieron vender lavadoras y coches y pisos y ocio como simulacros de una vida que cada vez nos vaciaba más de nuestro sentido de plenitud. La poesía dio cuenta antes que ninguna ciencia socioeconómica de la gran fábrica de soledad en que se había convertido el capitalismo. Nueva York es la gran fábrica de  soledad del mundo, en Nueva York fabrican más soledad que hamburguesas. La soledad es una mercancía barata pero la venden como una enfermedad cara. Ellos fabrican la enfermedad y el antibiótico. En este caso los paquetes de viajes, los encuentros programados de siete minutos, los coches de alta tecnología y las redes sociales. La comunicación es fundamental contra la soledad, dicen, pero ¿qué comunicar?, desde el vacío sólo se comunica la violencia, el vacío no se soporta, hay que llenarlo violentamente con un misil atómico, el horror vacui produjo la bomba atómica y las redes sociales. Nadie puede tener diezmilamigos, sólo  en Twenti, tan sólo en lo que  no tiene lugar se puede tener un millón de amigos. La comunicación es otra mercancía. El consumo es la medicina que vale para todo, el consumo es la panacea.


INTENCIÓNS.

Encheremos as velas
c´a luz náufraga da madrugada
Pendurando en dous puntos cardinaes
a randeeira esguía
d’ o pailebote branco.
C’ as suas mans loiras
acenan mil adeuses as estrelas. 

Inventaremos frustradas descubertas
a barlovento d’ os horizontes
pra acelerar os abolidos corazóns
d’ os nosos veleiros defraudados. 

Halaremos polo chicote 
d’ un meridián innumerado 

N’ a illa anónima
de cada singladura
esculcaremos o remorso d’ a cidade 

Ela noitamula desfollará
como unha margarida prostibularia
a Rosa d’ os Ventos d’ o noso corazón. 

Encadearemos adeuses d’ escuma
pra tódalas prayas perdidas
Xuntaremos cuardernos en branco
d’ a novela errante d’ o vento
Pescaremos n’ a rede d’ os atlas
ronseles de Simbad 

E cazaremos a vela
sobre o torso rebelde d’ as tormentas
pra trincar a escota d’ unha ilusión. 


cartel poesia 3
                          Después de que la iglesia saqueara el cielo y rompiera el diálogo directo del hombre con lo sagrado, después de haber banalizado a Dios, al capitalismo financiero le quedó el terreno preparado para saquear la tierra. La luz ya no es de Dios y por lo tanto tampoco del hombre, ni el agua, ni el aire, ni la tierra, nada es nuestro y nos sentimos expoliados y pobres. La poesía es una conciencia social que se levanta contra el expolio, contra el botín de los mercados, contra esta vida miserable, contra esta muerte ignominiosa. Somos una única conciencia que restituye el nombre a la vida y al hombre le llama hombre y al invierno le llama invierno y a la libertad le llama libertad. La conciencia poética nunca dejará de nombrar el mundo para hacerlo nuestro. En esta semana de poesía salvaxe le pondremos nombre a los que no tiene cara, de momento les vamos a llamar, simplemente, hijos de puta, hijos de puta, hijos de puta, hijos de puta, hijos de puta.


O pequeno filho-da-puta

é sempre
um pequeno filho-da-puta;
mas não há filho-da-puta,
por pequeno que seja,
que não tenha
a sua própria
grandeza,
diz o pequeno filho-da-puta.

no entanto, há
filhos-da-putaque nascem
grandesefilhos-da-puta
que nascem pequenos,
diz o pequeno filho-da-puta.
de resto,
os filhos-da-puta
não se medem aos
palmos,diz ainda
o pequeno filho-da-puta.

o pequeno
filho-da-puta
tem uma pequena
visão das coisas
e mostra em
tudo quanto faz
e diz
que é mesmo
o pequeno
filho-da-puta.

LOs poetas somos mal vistos, no somos bien recibidos en los campos de batalla, ni en las oficinas de luz estridente donde se fragua la muerte y la miseria, nos hemos vuelto agitadores de almas, proclamamos una fe sin dioses ni tribunos, donde padre, patria y patron son palabras reventadas hace tiempo por el ejercicio de la fuerza y la opresion. Izamos sobre las escombreras humeantes las banderas de humo de los hogares de lana, somos una poblacion nomada que habitamos el mundo y hacemos fuego soplando las ascuas de las voces antiguas, el futuro lo deletreamos en la punta de todas las lenguas, y hacemos del Olvido un territorio fertil donde la fiesta de los hombres y mejeres libres hace señales desde la noche de los tiempos.
Los poetas somos los chamanes de la tribu, los intermediarios entre las cosas, entre el pan y el misterio de la vida y todos los seres humanos,
traducimos el silencio del mundo y le damos la palabra a los arboles y a las fieras, a los desposeidos y a las muchachas en flor, a los muertos y a los que regresan, a los que llegan y a los derrotados.
La unica tribu que reconocemos es la de la dignidad y el respeto, la de la igualdad y la sabiduria de sabernos seres transitivos, de efimeras eternidades, una tribu en la cual la palabra es la cosecha de todo lo vivido y de todos los sueños, asi sentimos comoseres generosos que dibujamos el futuro con la delicadeza de las madres, y no con la sangrienta rentabilidad de los especuladores, con la cruenta inutilidad de los asesinos.
Exigimos que nos dejen en paz, que nos dejen en paz y que no nos quiten el pan de la boca, ese pan que cada dia con mayor frecuencia suena a duros disparos: pan pan duro comoun tiro entre los dientes desnutridos.
Estamo hartos de hambre, de impotencia, de asco, y eso es malo, no es bueno que mujeres y hombres sean doblados sobre la luz insacible de la miserable abundancia.

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Os poetas somos mal vistos, non somos ben recibidos nos campos de batalla, nin nas oficinas de luz estridente onde se fragua a morte e a miseria, volvémonos axitadores de almas, proclamamos unha fe sen deuses nin tribunos, onde pai, patria e patron son palabras rebentadas fai tempo polo exercicio da forza e a opresion. Izamos sobre os vertedoiros fumarentos as bandeiras de fume dos fogares de la, somos unha poblacion nomada que habitamos o mundo e facemos lume soprando as ascuas das voces antigas, o futuro o deletreamos na punta de todas as linguas, e facemos do Esquecemento un territorio fertil onde a festa dos homes e mejeres libres fai sinais desde a noite dos tempos.
Os poetas somos os chamanes da tribo, os intermediarios entre as cousas, entre o pan e o misterio da vida e todos os seres humanos,
traducimos o silencio do mundo e dámoslle a palabra aos arboles e ás feras, aos desposeidos e ás raparigas en flor, aos mortos e aos que regresan, aos que chegan e aos derrotados.
A unica tribo que recoñecemos é a da dignidade e o respecto, a da igualdade e a sabiduria de sabernos seres transitivos, de efimeras eternidades, unha tribo na cal a palabra é a colleita de todo o vivido e de todos os soños, asi sentimos comoseres xenerosos que debuxamos o futuro coa delicadeza das nais, e non coa sanguenta rendibilidade dos especuladores, coa cruenta inutilidade dos asasinos.
Esiximos que nos deixen en paz, que nos deixen en paz e que non nos quiten o pan da boca, ese pan que cada dia con maior frecuencia soa a duros disparos: pan pan duro comoun tiro entre os dentes desnutridos.
Estamo fartos de fame, de impotencia, de noxo, e iso é malo, non é bo que mulleres e homes sexan dobrados sobre a luz insacible da miserable abundancia.


no entanto,
o pequeno filho-da-puta
tem orgulho
em ser
o pequeno filho-da-puta.
todos os grandes
filhos-da-puta
são reproduções em
ponto grande
do pequeno
filho-da-puta,
diz o pequeno filho-da-puta.

dentro do
pequeno filho-da-puta
estão em ideia
todos os grandes filhos-da-puta,
diz o
pequeno filho-da-puta.
tudo o que é mau
para o pequeno
é mau
para o grande filho-da-puta,
diz o pequeno filho-da-puta.

karlotti-los-tres
El padre no pueden redimir a los hijos sino es desde la fraternidad, la fraternidad es la ley del porvenir. Pero es la palabra poetica, la palabra en el poema la que  de fraternidad pura comunion en rama, y asi digo MUJER y arde un misterio de hombre inacabado, me llueve la ternura  los labios de la multitud plagiando las fases de la luna en su solar, MUJER, que sol mas niño, pues si digo niño ando a gatas y el mar es el alfeizar y sobre el vuelo todo lo que de aire tiene un pajaro, y hombre digo, y los dientes se me tiritan de leche adultos con la velocidad de un arbol.


O pai non poden redimir aos fillos senón é desde a fraternidad, a fraternidad é a lei do porvir. Pero é a palabra poetica, a palabra no poema a que fai da fraternidad pura comunion en rama, e asi si digo MULLER, arde un misterio de home inacabado, chóveme a tenrura os beizos da multitude plagiando as fases da lúa no seu solar, MULLER, que sol mais neno, pois se digo neno ando a gatiñas e o mar é o alfeizar e sobre o voo todo o que de aire ten un pajaro, e home digo, e os dentes se me tiritan de leite adultos coa velocidade dun arbol.

o pequeno filho-da-puta
foi concebido
pelo pequeno senhor
à sua imagem
e semelhança,
diz o pequeno filho-da-puta.

é o pequenofilho-da-puta
que dá ao grande
tudo aquilo de que
ele precisa
para ser o grande filho-da-puta,
diz o
pequeno filho-da-puta.
de resto,
o pequeno filho-da-puta vê
com bons olhos
o engrandecimento
do grande filho-da-puta:
o pequeno filho-da-puta
o pequeno senhor
Sujeito Serviçal
Simples Sobejo
ou seja,
o pequeno filho-da-puta.

II
o grande filho-da-puta
também em certos casos começa
por ser
um pequeno filho-da-puta,
e não há filho-da-puta,
por pequeno que seja,
que não possa
vir a ser
um grande filho-da-puta,
diz o grande filho-da-puta.

no entanto,
há filhos-da-puta
que já nascem grandes
e filhos-da-puta
que nascem pequenos,
diz o grande filho-da-puta.

Venid a presenciar las representaciones de la palabra, el poema es su escenario, aqui todo se escucha pues las imagenes hace un ruido infernal, aqui venimos a oir, a comprender el fuego de las palabras, las ideas como ascuas, son los unicos personajes los mas reales que hoy se presentan ante nosotros. Aqui no hay academias ni vanguardias, ni santa tradicion, aqui hay palabras, con sus voces con sus cosas. Hartos de charlas y de gritos, decimos la palabras, las humildes palabras, tan pan ellas, tan organicas, tangibles incluso sino hay focos y tramoyas, las vemos. Aqui no entretenemos ni venimos a salvar del aburrimiento a nadie, aqui venimos  a ponerle nombre a la necesidad y al crimen, al amor y a la falacia, al saqueador y a la puta, a la bondad y a la miseria, al dolor y a la fiesta, a la guerra y a las manos, al beso y al asangre, a la piedra y al misterio, a la orilla y a los adioses, a los caminos y al fuego.

Vide presenciar as representacións da palabra, o poema é o seu escenario, aqui todo escóitase pois as imagenes fai un ruído infernal, aqui vimos a oir, a comprender o lume das palabras, as ideas como ascuas, son os unicos personaxes os mais reais que hoxe se presentan ante nós. Aqui non hai academias nin vangardas, nin santa tradicion, aqui hai palabras, coas súas voces coas súas cousas. Fartos de charlas e de berros, dicimos a palabras, as humildes palabras, tan pan elas, tan organicas, tanxibles ata senón hai focos e tramoyas, vémolas. Aqui non entretemos nin vimos salvar do aburrimento a ninguén, aqui vimos porlle nome á necesidade e ao crime, ao amor e á falacia, ao saqueador e á puta, á bondade e á miseria, á dor e á festa, á guerra e ás mans, ao bico e ao asangre, á pedra e ao misterio, á beira e aos adeuses, aos camiños e ao lume.

de resto,
os filhos-da-puta
não se medem aos
palmos, diz ainda
o grande filho-da-puta.

o grande filho-da-puta
tem uma grande
visão das coisas
e mostra em
tudo quanto faz
e diz
que é mesmo
o grande filho-da-puta.

por isso
o grande filho-da-puta
tem orgulho em ser
o grande filho-da-puta.

todos
os pequenos filhos-da-puta
são reproduções em
ponto pequeno
do grande filho-da-puta,
diz o grande filho-da-puta.
dentro do
grande filho-da-puta
estão em ideia
todos os
pequenos filhos-da-puta,
diz o
grande filho-da-puta.
tudo o que é bom
para o grande
não pode
deixar de ser igualmente bom
para os pequenos filhos-da-puta,
diz
o grande filho-da-puta.

o grande filho-da-puta
foi concebido
pelo grande senhor
à sua imagem e
semelhança,
diz o grande filho-da-puta.

La poesia es un rito sin dioses ni dogmas, sin verdades intocables ni inmutables certezas. Y hay que decirlo rotundamente es el rito politico por escelencia. Y mas hoy que muchos  politicos mercadean con la politica, pues a nadie se le escapa, que la politica es ella misma mercancia muerta cuando es el mercado y sus leyes la que nos la ponen como pasteurizado alimento a la puerta de la mañana cada dia.
La poesia guarda el origen de las palabras, el alma de la s voces, el sentido del  mundo, el significado de la vida. Hace que nuestra indignacion tome forma, se encarne, digamos no y desdoblemos las esquinas de la ciudad-lumbalgia.

A poesia é un rito sen deuses nin dogmas, sen verdades intocables nin inmutables certezas. E hai que dicilo rotundamente é o rito politico por escelencia. E mais hoxe que moitos politicos mercadean coa politica, pois a ninguén se lle escapa, que a politica é ela mesma mercancia morta cando é o mercado e as súas leis a que nola pon como pasteurizado alimento á porta da mañá cada dia.
A poesia garda a orixe das palabras, a alma da s voces, o sentido do mundo, o significado da vida. Fai que a nosa indignacion tome forma, encárnese, digamos non e desdobremos as esquinas da cidade-lumbalxia.


é o grande filho-da-puta
que dá ao pequeno
tudo aquilo de que ele
precisa para ser
o pequeno filho-da-puta,
diz o
grande filho-da-puta.
de resto,
o grande filho-da-puta
vê com bons olhos
a multiplicação
do pequeno filho-da-puta:
o grande filho-da-puta
o grande senhor
20150424_122658

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