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Archive for febrero 2009

las cifras de la crisis

Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear. Mahatma Gandhi

¿¡CRISIS!?

 SENCILLO
CÁLCULO
 

IMPRESIONANTE
RESULTADO

 

*Reflexión
y sencillo cálculo enviados a CNN

por
un televidente :
 

El
plan de rescate a los bancos con dinero
de los contribuyentes, que aún se
discute en el congreso de los EE.UU.,
costará la indimensionable cifra de:


700.000 millones de dólares, más
los 500.000 millones que ya se le ha
entregado a la banca, más los miles
de millones que entregarán los gobiernos
de Europa a los bancos en crisis en
ese continente.

 
 Pero
para tratar de dimensionar,

sólo
en algo, las cifras involucradas,

el
televidente hace el siguiente cálculo:
 

‘El
planeta tiene 6.700 millones de habitantes;
si se dividen ‘sólo’ los  
 700.000 millones de dólares entre los  6.700 millones de personas que  
 habitan el planeta, equivale a entregarle 104 MILLONES DE DOLARES

A
CADA UNO’.

 ‘Con
eso, no sólo se erradica de inmediato toda la pobreza del mundo, sino
 


 que automáticamente se convierte en MILLONARIOS a

TODOS
LOS HABITANTES DE LA TIERRA’.
 

Concluye
diciendo:

‘Parece
que realmente hay un pequeño problema
en la distribución de la riqueza’

 

Haciendo
un pequeño cálculo lo vamos a poner mucho más sencillo y más
 


 cercano a los españoles.

 
El
estado español

unta
a los bancos con

30.000
millones de euros

que
salen de  
 los bolsillos de los españoles.
 

 
 El
Estado comprará

30.000
millones de deuda

a
la banca para evitar

el
colapso financiero.

 
España:


En estos momentos

su
población es de

46.063.511
habitantes,

según
datos del padrón municipal


de 2008.
 

HACEMOS
EL CÁLCULO.

 

30.000.000.000
de euritos

entre

46.063.511
habitantes

sale
a:

652,18
millones de euros  

PARA
CADA ESPAÑOL

 

652,18
millones de euros

o
sea,

108.261
millones de pesetas


por cada habitante

en 

ESPAÑA

 

TENIENDO
UNA MEDIA DE

4
PERSONA CADA FAMILIA

CORRESPONDEN

2.500,72
MILLONES €

POR
FAMILIA

 

415.119,52
MILLONES

DE
PESETAS, POR FAMILIA.
 

MIRA,
CON ESO, SÍ, QUE


PODRÍAMOS PAGAR

LA
HIPOTECA.

 

¡ÉSTA, ES LA CRISIS!  

 ¡VALE YA,

DE
TOMARNOS EL PELO!
 

TANTO
EL GOBIERNO COMO LA OPOSICIÓN SE ESTÁN
RIENDO DE NOSOTROS
 

 Y NOSOTROS…

¿NO HACEMOS NADA?

 

PASA
ESTOS CÁLCULOS A

TODOS
LOS QUE CONOZCAS.
 

POR
LO MENOS QUE


NO NOS TOMEN EL PELO.

 

¿¡SERÁ 

POR 

DINERO!?

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rafael sanchez ferlosio

Texto aparecido en el DIARIO EL PAIS

Qué peste de tolerancia, que se te acerca suavemente con sus zapatillas cargadas de razón!

Españoleces: «A rajatabla», «a machamartillo», «verdades como puños»

No hay que tener miedo: el mundo es fuerte y siempre vuelve a la normalidad

(Españolez) En 2002 se declaró la Tomatina de Buñol fiesta de
Interés Turístico Nacional. Interesaba, en efecto, que los extranjeros
vinieran a conocer esta forma de expresión cultural post-moderna, pero
a la vez auténticamente española.

(Tertuliano) Sería una
grave injusticia despojar a las víctimas de su derecho a contemplar el
retorcerse de los cuerpos y oír los alaridos de sus verdugos
abrasándose en el fuego eterno.

(Abstracciones) Es un
error sumamente craso el de seguir diciendo «frías abstracciones»,
cuando es cada día más llamativo hasta qué punto el hierro de la
abstracción se ha vuelto el que más pronto y con más ganas se pone
incandescente.

(Glosa a José María Ridao) Lo más
descorazonador de los políticos es que siempre están empezando, y sin
capacidad para darse cuenta de que todos sus empezares son un volver a
empezar. Con este empezar recurrente se corresponde el que los
gobernados pacientes tiendan a decir una y otra vez «Ahora sí que».

(Obama 2009-glosa al anterior) Lo peor que podría volver a empezar ahora, una vez más, es una Nueva Era.

(Predestinación) Se podría configurar un principium idiuiduationis en
que el constituyente definitivo fuese el destino. La fábula es así: «Ha
de haber para ti un lugar vacío en el infierno; el Criador lo formó
como la celda de un panal el día en que naciste, o mucho antes, si es
que antes te pensó. La celda te está destinada, lo que quiere decir que
espera que la llenes con tu cuerpo mientras Nuestra Señora no te salve
de acabar en ella». El cielo es todo cielo, no hay lugares, panales ni
alveolos; por eso no es Destino, es Salvación. Salvación respecto del
destino, tal como pretendía Walter Benjamin.

(Heraclio) Hace
ya muchos años, yendo yo por los campos y dehesas que desde la
carretera de Piedralaves hacia Pedro Bernardo y Arenas de San Pedro van
bajando, ondulantes, hasta la orilla derecha del Tiétar, vi que me
seguía, como a unos 10 o 12 metros de distancia, sin tratar de
alcanzarme, un perro grande, un mastín, que arrastraba un trozo de
cuerda que traía atado al cuello. Era, evidentemente, un perro
ahorcado, que con su peso había roto la cuerda y había salvado la vida.
¿Qué vida? Aquel andar tan cansado, con la cabeza baja, aquellos ojos
tristes y como entrevelados, ¿podían ser todavía la vida? La confianza
en que aún alguien en el mundo lo acogiese la traía ya tan disminuida
que se me fue quedando lentamente atrás hasta perderme de vista.

(2ª glosa a la glosa a J. M. R.) Los
días, los meses, los años, los siglos, son al fin cantidades de una
misma cuenta, pero las Nuevas Eras son inconmensurables golpes de
decrepitud.

(Confianza) Algunos aprecian la coherencia o
congruencia como una prueba de honradez en la conducta o como una
garantía de verdad en el razonamiento, pero, al cabo, tiene un punto de
vanidad estética: vale poco más que la rima, pero es mucho más
peligrosa.

(Afinidad) La siniestra teoría del «plasma
germinal» guarda, por la razón de la inherente prioridad frente a los
individuos, un cierto parentesco con la concepción sacrosanta de «La
Vida» en las doctrinas del cristianismo, y no sólo del romano.

(El gran comodín)
Esa noción de «el Mal», extrapolada, encarnada y proyectada en el mundo
con jerarquía de Ente, es tan falsa y fraudulenta como la pócima
amarilla, sebosa y pegajosa a la que en el famoso «Processo degli
untori» se atribuyó la peste de Milán, cuando pasaban por esta ciudad
multitud de personas, sobre todo lansquenetes, que huían de la epidemia
de peste extendida al norte de los Alpes. Cuando oigo la palabra el
Mal, ontológicamente enfatizada, me digo: «Ya está ahí la purga de
Benito, se ha terminado la averiguación». Es el gran comodín
ideológico, exorcismo de urgencia para cualquier vacilación moral.

(Equívoco pronominal) Se
ponen como muy arrogantes usando el plural, porque piensan que Nosotros
tiene la ejemplaridad de no ser personal sino solidario, pero Nosotros
es tan persona como Yo, y, si cabe, muchísimo peor persona.

(Españoleces) «A rajatabla», «a machamartillo», «verdades como puños».

(Anacarsis) Cada
vez más ejemplarmente piadosa resulta hoy en día la respuesta del
escita Anacarsis, que visitó Atenas en tiempos de Solón, cuando los
atenienses le preguntaban que por qué no tenía hijos: «Por amor a los
niños».

(Perlas de la lengua) Se encuentran a veces en los textos más modestos como aquel de Las hijas de un sevillano que
cantan las niñas saltando a la comba: «Un día a la más pequeña / le
tiró la inclinación / de irse a servir al rey / vestidita de varón».
¡Pero qué maravilla es esa de «le tiró la inclinación»!

(Creyentes en la inexistencia) Ahora
salen con el eslogan «Probablemente Dios no existe; deja de preocuparte
y goza de la vida». No sé lo que es hoy en día «gozar de la vida» como
no sea gastar dinero y hacer el mamarracho para sofocar el mortal
aburrimiento de un mundo malvendido. Pero lo malo de la fe no es que
Dios dé preocupaciones, sino todo lo contrario: Dios quita
preocupaciones; Dios inhibe, enajena, insensibiliza, embrutece.

(Tzipi Livni: «Todos deben elegir de qué lado están») Cuando la guerra es escatológica la enemistad entre las partes es una separación divina que sería apóstata infringir.

(Monopolio) Sería
ridículo pensar que con los bombardeos de la Franja de Gaza los judíos
quieren vengarse de Hamás por lanzarles unos cohetes que de cada
centenar sólo uno da en el blanco (es decir, hiere o mata a una
persona); los judíos no se vengan de Hamás, siguen vengándose de la Shoah, pues sólo ellos son los legítimos portadores del victimato: del victimato único y universal, y por lo tanto eterno.

(Se dijo de Euskadi: «No queremos la paz, sino la victoria») Es inútil: no hay indulgencia plenaria más incontestable que la de la victoria.

(La victoria-glosa a Todorov) Esa suciedad de la que os ha lavado la catarsis de la victoria era precisamente lo que más importaba conservar.

(La normalidad) Siempre
he sostenido y aplicado la idea de que las fórmulas verbales más
comunes y estereotipadas expresan a menudo nociones o representaciones
que forman parte del substrato ideológico más cotidiano de una
sociedad. Recurren a manera de tics verbales fijados y consolidados en
acuñaciones literalmente invariables. No hace falta un oído demasiado
suspicaz para detenerse ante una fórmula como «volver a la normalidad»,
hoy cada día más repetida, ¡tantas anormalidades sobrevienen!, y oír en
ella la expresión más profundamente representativa de nuestra sociedad
burguesa, liberal y acomodada. La convicción y la confianza son las de
que hay una normalidad, como un suelo seguro y permanente, una
horizontal de equilibrio, a la que siempre han de volver las cosas tras
los ocasionales disturbios o perturbaciones que se elevan o descienden,
por así decirlo, con respecto al nivel cero de ese pavimento, alterando
la calma e interrumpiendo momentáneamente la constancia y la fidelidad
del mundo. Pero no hay que tener miedo: el mundo es fuerte y siempre
vuelve a la normalidad.

(Glosa a «La normalidad») Fue el enorme talento de Ionesco el que, en su obra La cantante calva,
acertó a poner magistralmente en escena «la normalidad» en estado puro.
El método consistió en no desviar nada, sino en acompañarla hasta su
propia perfección. De modo que, al igual que las agujas del reloj de la
comedia, que daba y volvía a dar siempre las nueve, no necesitó moverse
ni un milímetro de la objetividad, para lo cual se atuvo
escrupulosamente al libro que le había inspirado: un manual de lengua
inglesa que cayó en sus manos, porque quería aprender inglés. Así pues,
como pauta de la conversación del señor Smith y la señora Smith, puede
decirse que, en un sentido real, no se inventó absolutamente nada, sino
que adoptó y siguió rigurosamente por modelo la letra y el espíritu del
tipo de frases pedagógicamente puestas como ejemplo en el manual de
inglés. En efecto, sacada de contexto y oída aisladamente, no hay ni
una sola interlocución en todo el diálogo de los señores Smith que
pueda sonar ya sea, por una parte, absurda, grotesca, estrafalaria o
carente de sentido, ya sea, por otra, original, deliberada, específica,
especializada o subjetivamente intencional; todo es allí común y
cotidiano, todo es profundamente normal, la perfección de «la
normalidad».

(La televisión) Todos se conocen, todos se
tutean, todos se besan, todos se admiran, todos se alaban, todos se
aplauden, todos se adoran. ¡Pero qué mono todo! ¡Qué lindo es el mundo

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otra ventana asomada al poeta querido

dylan thomas-like a rolling stone « LOS PERROS DE LA LLUVIA

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Poema de GREGORY CORSO

leyendopoesia – function copiarPortapapeisGM_BoxValuesSession() { try { netscape.security.PrivilegeManager.enablePri

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La mazarcuta: La autobiografía de Charles Darwin, sin censurar, para conmemorar el bicentenario de su nacimiento

Nunca se me ocurrió pensar lo ilógico que era decir que
creía en algo que no podía entender y que, de hecho, es ininteligible.
Podría haber dicho con total verdad que no tenía deseos de discutir
ningún dogma; pero nunca fui tan necio como para sentir y decir: Credo, quia incredibile [creo porque es increíble].

Por
más hermosa que sea la moralidad del Nuevo Testamento, apenas puede
negarse que su perfección depende en parte de la interpretación que
hacemos ahora de sus metáforas y alegorías.

Me resulta difícil
comprender que alguien deba desear que el cristianismo sea verdad,
pues, de ser así, el lenguaje liso y llano de la Biblia parece mostrar
que las personas que no creen —y entre ellas se incluiría a mi padre,
mi hermano y casi todos mis mejores amigos— recibirán un castigo eterno.
Y ésa es una doctrina detestable.

Un
ser tan poderoso y tan lleno de conocimiento como un Dios que fue capaz
de haber creado el universo es omnipotente y omnisciente, y suponer que
su benevolencia no es ilimitada repugna a nuestra comprensión, pues,
¿qué ventaja podría haber en los sufrimientos de millones de animales
inferiores durante un tiempo casi infinito?

Pero no se puede
dudar de que los hindúes, los mahometanos y otros más podrían razonar
de la misma manera y con igual fuerza en favor de la existencia de un
Dios, de muchos dioses, o de ninguno, como hacen los budistas. También
hay muchas tribus bárbaras de las que no se puede decir en verdad que
crean en lo que nosotros llamamos Dios: creen, desde luego, en
espíritus o espectros, y es posible explicar, como lo han demostrado
Tylor y Herbert Spencer, de qué modo pudo haber surgido esa creencia.

¿No
serán, quizá, el resultado de una conexión entre causa y efecto, que,
aunque nos da la impresión de ser necesaria, depende probablemente de
una experiencia heredada? No debemos pasar por alto la probabilidad de
que la introducción constante de la creencia en Dios en las mentes de
los niños produzca ese efecto tan fuerte y, tal vez, heredado en su
cerebro cuando todavía no está plenamente desarrollado, de modo que
deshacerse de su creencia en Dios les resultaría tan difícil como para
un mono desprenderse de su temor y odio instintivos a las serpientes.
Nada
hay más notable que la difusión del escepticismo o el racionalismo
durante la segunda mitad de mi vida. Antes de prometerme en matrimonio,
mi padre me aconsejó que ocultara cuidadosamente mis dudas, pues, según
me dijo, sabía que provocaban un sufrimiento extremo entre la gente
casada. Las cosas marchaban bastante bien hasta que la mujer o el
marido perdían la salud, momento en el cual ellas sufrían atrozmente al
dudar de la salvación de sus esposos, haciéndoles así sufrir a éstos
igualmente. Mi padre añadió que, durante su larga vida, sólo había
conocido a tres mujeres escépticas; y debemos recordar que conocía bien
a una multitud de personas y poseía una extraordinaria capacidad para
ganarse su confianza.

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