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Archive for junio 2019

Origen: La mentira de Nayirah, el montaje en el Congreso de EEUU que sirvió para justificar la primera guerra de Irak

 

Mientras los medios de comunicación de masas conmemoran la vida de George H.W. Bush, analizamos el impacto duradero de la invasión a Irak en 1991 y la campaña de propaganda que la impulsó. Si bien la Guerra del Golfo técnicamente finalizó en febrero de 1991, la guerra de Estados Unidos contra Irak continuaría durante décadas, primero en forma de sanciones devastadoras y después, a partir de 2003, con la invasión lanzada por George W. Bush.

Miles de soldados y contratistas militares estadounidenses continúan en Irak a día de hoy. Un aspecto olvidado de la guerra iniciada por Bush senior es la extensa propaganda difundida en Estados Unidos antes de la invasión. Para conocer más sobre el tema, conversamos con el periodista John Rick MacArthur, con quien analizamos cómo los medios estadounidenses contribuyeron a instalar en la sociedad la guerra contra Irak. MacArthur es presidente y editor de la revista Harper’s y autor del libro ‘Second Front: Censorship and Propaganda in the 1991 Gulf War’, ‘Segundo frente: Censura y propaganda en la Guerra del Golfo de 1991’.

Transcripción

Amy Goodman: Esto es Democracy Now! democracynow.org, el Informativo de guerra y paz, somos Amy Goodman y Juan González.

Juan González: Estados Unidos declaró un día de luto nacional por la muerte del expresidente George H.W. Bush, que falleció el viernes 30 de noviembre, a los 90 años. Hoy, 5 de diciembre de 2018, las oficinas de correos y otras agencias federales están cerradas por el funeral de Bush, que tendrá lugar en la catedral nacional de Washington. Los expresidentes Barack Obama, Bill Clinton, Jimmy Carter y George W. Bush, hijo del fallecido Bush, asistirán al acto al igual que el presidente Donald Trump, que no ha sido invitado a hablar. El exgobernador de Florida Jeb Bush explicó los motivos por los que el presidente Trump no hablará en la ceremonia: «Se da una circunstancia única aquí. Mi hermano fue presidente. Tiene prioridad, como se suele decir». Un segundo funeral se llevará a cabo el jueves en Houston, donde George H.W. Bush será enterrado. Aquí, mientras tanto, seguimos analizando el legado del 41º presidente de Estados Unidos. Bush ocupó la Oficina Oval durante un solo período, pero las consecuencias de su invasión a Irak en 1991 permanecen hasta el día de hoy. Aunque técnicamente la Guerra del Golfo finalizó en febrero de 1991, la guerra de Estados Unidos contra Irak continuaría durante décadas, primero en forma de devastadoras sanciones y después, a partir de 2003, con la invasión que lanzó el hijo de George H.W. Bush, George W. Bush. Miles de soldados y contratistas militares estadounidenses continúan a día de hoy en Irak.

Amy Goodman: Nos adentramos ahora en un aspecto olvidado de la guerra iniciada por Bush en Irak: la inmensa campaña de propaganda que se llevó a cabo en Estados Unidos antes de la invasión. El punto de partida fue la historia de una joven kuwaití llamada Nayirah. El 10 de octubre de 1990, esta joven de 15 años presentó un fascinante testimonio ante el Congreso estadounidense sobre los horrores vividos en Kuwait tras la invasión iraquí.

Nayirah al Sabah: Señor presidente y miembros del comité, mi nombre es Nayirah y acabo de salir de Kuwait. […] Mi hermana recorrió el desierto con mi sobrino de cinco días de edad en busca de un lugar seguro. No se podía conseguir leche para el bebé en Kuwait. A duras penas lograron salir cuando su coche quedó atrapado en las arenas del desierto y recibieron ayuda desde Arabia Saudí. Yo decidí quedarme porque quería hacer algo por mi país. La segunda semana después de la invasión me ofrecí como voluntaria en el hospital Al Adan, junto a otras 12 mujeres que también querían ayudar. Yo era la voluntaria más joven. Las otras mujeres tenían entre 20 y 30 años. Estando allí, vi a los soldados iraquíes entrar al hospital con sus armas de fuego, sacar a los bebés de las incubadoras, llevarse las incubadoras y dejar a los bebés morir en el frío suelo. Fue horrible. No podía dejar de pensar en mi sobrino.

Juan González: El testimonio de Nayirah fue retransmitido en todo Estados Unidos y significó un punto de inflexión en la opinión pública respecto al apoyo a la guerra. El presidente George H.W. Bush citó repetidamente este testimonio.

Presidente George H.W. Bush: Había bebés en incubadoras y les sacaron de ahí como una forma de destruir sistemáticamente Kuwait.

Amy Goodman: Tres meses después del testimonio de Nayirah, el presidente George H.W. Bush lanzó la invasión de Irak. Resultó, sin embargo, que las declaraciones de Nayirah no eran ciertas. Ningún grupo de Derechos Humanos o medio de comunicación pudo confirmar sus palabras. También resultó que Nayirah no era una adolescente kuwaití cualquiera. Era la hija del embajador de Kuwait en Estados Unidos, Saud Nasser al Sabah, y había sido entrenada por la empresa de relaciones públicas Hill & Knowlton, contratada por el Gobierno de Kuwait. Nos acompaña ahora el periodista que dio a conocer públicamente la identidad de NayirahNayirah, Rick MacArthur, presidente y editor de Harper’s Magazine, autor del libro ‘Second Front: Censorship and Propaganda in the 1991 Gulf War’ —’El segundo frente: Censura y propaganda en la Guerra del Golfo de 1991’—. Como decíamos, este fue un momento clave. Tenemos a esta adolescente, esta niña, diciendo que había sido testigo de cómo los soldados iraquíes invadieron Kuwait y sacaron a los bebés de las incubadoras. Pero cuando dio su testimonio solo se la llamó por su nombre de pila, NayirahNayirah, no se mencionó su nombre completo, Nayirah al Sabah, lo que hubiera indicado que era la hija del embajador de Kuwait en Estados Unidos, que también testificó en esa misma audiencia.

John R. MacArthur: Así es. Era todo parte del plan de propaganda. Se dijo que se mantenía su anonimato para protegerla y proteger a su familia de posibles represalias en Kuwait. Esa fue la versión oficial. Y nadie se molestó en intentar averiguar quién era en realidad. Todo el mundo se tragó el anzuelo, con sedal y todo, aunque ya en ese momento hubo un par de investigadores de Derechos Humanos que empezaron a desconfiar. Yo me puse a indagar, ya después de la guerra, lamentablemente, y pude enterarme de lo que realmente había pasado: Hill & Knowlton la seleccionó como testigo convincente para contar esta atrocidad. Todo fue parte de una campaña para convertir a Saddam Hussein, al menos en el imaginario público, en Adolf Hitler. La idea era que no podrían venderle a la gente la Guerra del Golfo sin esto. En otras palabras, tuvieron que hacer trampa para ganar. Y eso es lo que me llama la atención de las elegías a George Bush. Ahora es presentado como un ejemplo de respetabilidad e integridad de un sector ‘WASP’ (blanco, protestante, anglosajón) de la vieja escuela, cuando en realidad tenía un lado violento, un lado colérico y despiadado. Y cuando lo vemos haciendo propaganda, utilizando la desinformación de Hill & Knowlton, vemos un lado bastante desagradable de este representante político. Y todavía hay… como dijo Juan, todavía estamos viviendo las consecuencias de haber ubicado tropas en Arabia Saudí, porque, a fin de cuentas, eso es lo finalmente activó a Bin Laden.

Juan González: Rick, la mayoría de la gente… ha pasado más de un cuarto de siglo y la mayoría de la gente ya no recuerda el clima social que se vivía en ese entonces. Pero había una importante oposición pública a que Estados Unidos invadiera Irak como forma de hacer retroceder la invasión de este país a Kuwait, y en el Congreso, los votos a favor y en contra para aprobar la acción militar estaban muy parejos, ¿cierto? Así que un testimonio como ese fue crucial.

John R. MacArthur: Exactamente. Hay que recordar que en 1990 y 1991 solo habían pasado… ¿cuántos? quince años desde la guerra de Vietnam. Y todavía había una sensación muy desagradable sobre el tema en el país, que en el Congreso estaba representada por senadores como John Kerry, en cuanto a que habíamos sido engañados para meternos en Vietnam, que había sido una guerra no declarada y que no íbamos a permitir otro engaño así, con otra guerra mentirosa o basada en un pretexto falso. Así que estaba claro que Bush iba a tener que conseguir la autorización del Congreso para invadir… para liberar a Kuwait. Y bueno, la votación iba a ser muy ajustada. Terminó siendo 52 a 47. Hubiera sido 52 a 48 si Alan Cranston, senador por California, hubiera viajado a Washington para votar. Cranston dijo que hubiera ido a votar si el resultado era más ajustado. En ese momento estaba atravesando un tratamiento con quimioterapia en California. Y fue claro que, bueno, varios representantes y senadores citaron la atrocidad de las incubadoras de bebés, que era un dato falso que nunca sucedió, como motivo para votar a favor de la resolución que dio lugar a la Guerra del Golfo. En otras palabras, lo que dijeron fue: «Podríamos encontrar otras formas de sacar a Saddam Hussein de Kuwait, como sanciones económicas o negociaciones». La sensación que había era de que el conflicto tenía que ver con el petróleo, que no se trataba de una cuestión de principios, aunque Bush lo planteara como una cuestión de Derecho Internacional. Pero finalmente esta gente dijo: «Si Saddam Hussein es realmente Hitler, si es realmente capaz de tener un ejército que comete masacres»… Y se llegó a hablar de cientos de bebés cuando Amnistía Internacional validó la historia.

Amy Goodman: Eso es…

Juan González: Sí, recuerdo la portada…

John R. MacArthur: La historia se fue inflando, se fue haciendo más y más grande.

Amy Goodman: Eso es muy importante…

John R. MacArthur: Sí.

Amy Goodman: …el papel que jugó Amnistía Internacional.

John R. MacArthur: Así es.

Juan González: Así es.

Amy Goodman: No fue solo NayirahNayirah.

John R. MacArthur: No fue solo NayirahNayirah. Human Rights Watch se tragó la historia. Aunque oficialmente se mantuvo neutral. Pero Amnistía Internacional de hecho dio la cifra de más de 300 bebés. En los hospitales de la ciudad de Kuwait no llegaba a haber tantas incubadoras. Ahora bien, volviendo sobre lo ocurrido, vemos lo mal que actuaron los medios y la prensa al no hacer preguntas.

Juan González: Bueno, recuerdo que mi periódico, el New York Daily News, publicó un titular en primera plana que decía: «¡Mataron bebés!»

John R. MacArthur: Sí, sí, sí.

Juan González: O sea, los medios aceptaron esta historia sin cuestionarse…

John R. MacArthur: Claro.

Juan González: …sin verificar para nada lo que se decía.

John R. MacArthur: Y si Saddam Hussein es un asesino de bebés, bueno, desde un punto de vista racional la gente puede tener diferentes opiniones sobre cómo hacer cumplir las leyes internacionales o cómo evitar que un país invada otros países. Pero asesinar bebés sobrepasa todos los límites. Y después de la guerra, no fui solo yo el que investigó esto. John Martin hizo un muy buen reportaje. Fue a todos los hospitales…

Amy Goodman: Para la cadena ABC.

John R. MacArthur: Sí, para ABC News. Él hizo lo que un periodista debe hacer, aunque desafortunadamente demasiado tarde: entrevistó al personal de los hospitales, a los médicos. Hizo un trabajo muy completo. Nadie pudo mencionar una sola ocasión en la que soldados iraquíes hubieran arrancado bebés de las incubadoras y los hubieran asesinado. Hubo bebés muertos por negligencias y por el bombardeo estadounidense a Kuwait e Irak, ya que muchos empleados de los hospitales huyeron. Hubo víctimas. Hubo bebés que murieron, pero no por ser sacados de las incubadoras. Eso nunca sucedió.

Juan González: Y creo que esto fue, como tú señalas, el lanzamiento de una nueva campaña… o un refuerzo en la intensidad de las campañas de propaganda de nuestro Gobierno para tratar de justificar la guerra.

John R. MacArthur: Así es. Y esto es algo que no ha sido analizado lo suficiente. Insisto, quedó instalada esta imagen de integridad y respetabilidad ‘WASP’ (blanca, protestante, anglosajona) de George Bush. Y bueno, también es el padre de George W. Bush, que fue incluso más allá con su campaña de propaganda para la guerra, anunciando un programa de Saddam para desarrollar una bomba atómica que nunca existió, o al menos no en el momento en que se dijo que estaba sucediendo. Quizás pudo haber tenido ambiciones de este tipo en algún momento, pero ciertamente no hubo un programa para desarrollar bombas atómicas en 2002 y 2003. Pero ahora ya nos hemos acostumbrado a debatir si debemos o no ir a una guerra en base a «fake news» —disculpen si estoy citando a Donald Trump— pero es tal la información falsa que ya no sabemos cómo discutir estos temas. Y el poder de declarar la guerra ya no está en manos del pueblo, casi se podría decir que ya no está en manos del Congreso. Es bastante… alguien me dijo en algún momento «¿Por qué Bush siquiera se molestó en pedir permiso al Congreso para invadir Irak en 1991?» Bueno, en aquel entonces, nuestro país todavía era gobernado con más apego a la Constitución. Y estaba el amargo recuerdo del Incidente del golfo de Tonkín y la guerra de Vietnam, el hecho de que fuimos a una guerra no declarada, en base a falsos pretextos.

Amy Goodman: Estamos hablando con Rick MacArthur, editor de Harper’s Magazine, autor de ‘Second Front: Censorship and Propaganda in the 1991 Gulf War’, ‘Segundo frente: Censura y propaganda en la Guerra del Golfo de 1991’. Tu libro comienza… el primer capítulo se llama ‘Cutting the Deal’, ‘Cerrar el trato’. Y empiezas citando una frase de Earl Shorris que dice: «Hay hombres a quienes les complace dar órdenes y hay hombres a quienes les complace recibir órdenes». Realmente ahí se ve el comienzo del proceso del «periodismo incorporado» a la perspectiva oficial.

John R. MacArthur: Así es.

Amy Goodman: Y cuéntanos acerca de esta reunión tan inusual que relatas, de una mañana agosto de 1990, ocho días después de que las fuerzas iraquíes invadieran Kuwait, donde los cuatro… bueno, los que en ese momento eran —el panorama mediático es tan diferente ahora— los cuatro editores en jefe en Washington de las principales cadenas de televisión de Estados Unidos. ¿Con quién fue que se reunieron?

John R. MacArthur: Bueno, fueron a la casa del príncipe Bandar, el operador político de Arabia Saudí en Estados Unidos. Era como el mayordomo que se encargaba de todo lo que pasara en relación con Arabia Saudí en Estados Unidos. Y era la persona a quien los medios acudían a pedir favores, a quien se le pedía ayuda. La Casa Blanca y el Pentágono habían decidido desde el principio que esto no iba a ser como Vietnam, en el sentido de no volver a permitir que los periodistas entraran donde quisieran, tomaran fotos de cadáveres, de edificios en llamas o helicópteros estrellándose. No permitir… porque había una idea… había una mirada revisionista que decía que EE.UU. perdió la guerra de Vietnam porque los estadounidenses se habíam desmoralizado por todas las malas noticias que llegaban a través de los noticieros de la cadena CBS. Así que no se iba a permitir que eso volviera a suceder.

Y se tomó la decisión de agrupar a los periodistas y establecer criterios de censura. En otras palabras, se les enviaría en grupos de cinco personas al frente de batalla, dondequiera que el Pentágono decidiera que era el frente de batalla ese día. Allí, en teoría, podrían tomar fotos y describir lo que estaba sucediendo, pero el informe iba a tener que ser compartido entre todos los medios presentes, no habría competencia, y sería examinado por los censores del Pentágono. Así que, obviamente, la gente no vio nada en los medios. A los periodistas no se les permitió ver nada. Y fue un poco cómico, al final, ver a cientos de periodistas en Dhahran, que es donde estaba el centro de prensa, reciclando informes censurados del frente de guerra que no mostraban nada. Hubo dos o tres periodistas que hicieron un honorable trabajo, como Chris Hedges, Bob Simon de CBS, que se salieron del perímetro permitido, por así decirlo, y pudieron ver un poco más, pero fueron excepciones. Susan Sachs de Newsday también intentó hacer un buen trabajo.

Amy Goodman: ¿Y no es que fueron a la casa del embajador saudí enviados por el Gobierno de Bush, aunque el Gobierno de Bush estaba enviando soldados a Arabia Saudí? Para que la prensa pudiera obtener permisos…

John R. MacArthur: Sí, así es.

Amy Goodman: …dijeron: «Tienen que pedir permiso a Arabia Saudí».

John R. MacArthur: Bueno, esa era una forma de negociar con los saudíes para obtener favores. Pero seguía siendo el Pentágono quien decidía quién iba, dónde y cuándo. La idea que circulaba en las cadenas de televisión era tratar de conseguir que el príncipe Bandar hiciera algo… hiciera algunos favores, allanara un poco el camino y pudiera usar su influencia en el Gobierno de Bush para obtener un mejor acceso a la cobertura de la guerra que la competencia. Y esto nos trae de nuevo al presente. O sea, estamos en contubernio con Arabia Saudí desde hace ya un buen tiempo. Y la idea de que los medios de Estados Unidos estén pidiendo favores a un príncipe saudí, bueno, no es una imagen muy agradable. Y también expresa la hipocresía de los medios estadounidenses, tanto en aquel entonces como en la actualidad, con respecto a la Primera Enmienda constitucional. O sea, un grupo de medios y periodistas demandamos al Pentágono, como Sydney Schanberg, The Nation y Harper’s Magazine. Llevamos a juicio al Pentágono por esto, y perdimos. Por este mecanismo de censura. Pero en la mayor parte de los medios y los periodistas, como Katharine Graham, Sulzberger, los directivos de las cadenas de noticias, no hicieron nada. Todo eso está en mi libro también. Allí pueden ver lo que dijeron al respecto.

Amy Goodman: Estamos hablando con Rick MacArthur, editor de Harper’s Magazine, autor de ‘Second Front: Censorship and Propaganda in the 1991 Gulf War’ ‘El segundo frente: Censura y propaganda en la Guerra del Golfo de 1991’. Estaremos de vuelta con él en un minuto.

[Pausa]

Amy Goodman: Escuchábamos ‘Combat Rock’ de Sleater-Kinney. Agradecemos a los estudiantes del Marymount College que están visitando nuestro programa. Esto es Democracy Now! democracynow.org, El Informativo de Guerra y Paz. Somos Amy Goodman y Juan González. Seguimos analizando el legado del presidente George H.W. Bush con respecto a la guerra, en particular la guerra de Irak. ¿Juan?

Juan González: Bueno, Rick, quería preguntarte, continuando con lo que estábamos hablando, sobre cómo muchos de los grandes medios de comunicación aceptaron acatar los protocolos de censura del Pentágono durante la guerra. Irónicamente, esta fue la primera guerra televisada en vivo. Y cuando recordamos las fotos de los bombarderos atacando distintas partes de Irak y Kuwait, bueno, se ve la ironía de tener, por un lado, esa censura y control sobre la prensa y, por el otro, una guerra televisada, que hizo que el pueblo estadounidense se hiciera una idea de lo que eran las bombas guiadas desplegadas por Estados Unidos contra las fuerzas iraquíes.

John R. MacArthur: Así es. Estrictamente hablando, no fue la primera guerra televisada. Se podría decir que Vietnam fue la primera guerra televisada. Pero…

Juan González: En vivo. Transmitida en vivo por televisión.

John R. MacArthur: Guerra televisada en vivo, sí, incluyendo las largas conferencias de prensa, si es que se las puede llamar así, dirigidas por Norman Schwarzkopf, el comandante general de las fuerzas aliadas, nombre con que se las promocionaba, que resultó ser brillante en el manejo de las relaciones públicas. Lo que él comprendió fue que era mejor informar a los periodistas a través de una conferencia de prensa, pasando al mismo tiempo imágenes, a ser posible —algunas eran en tiempo real y otras eran grabaciones de vídeo— que mostraran lo que presuntamente estaba haciendo el Ejército antes de que nadie pudiera verificarlo. Entonces, con gran inteligencia… suena muy a la vieja usanza. Él había hecho instalar un televisor en la sala de prensa de Dhahran que mostraba cómo presuntamente las bombas o misiles guiados impactaban siempre en el blanco, para dar a la gente… generar en la gente la sensación de que el Ejército estadounidense era invencible.

Amy Goodman: Escuchemos al comandante del ejército de Estados Unidos a cargo del ataque a Irak, de quien estabas hablando.

John R. MacArthur: Vale, claro.

Amy Goodman: El general Norman Schwarzkopf. En una conferencia de prensa el 31 de enero de 1991, explica cómo hace Estados Unidos para destruir los misiles Scud de Irak.

General Norman Schwarzkopf: Anoche en el oeste de Irak también atacamos y destruimos tres misiles Scud TEL con aviones de caza F-15, y evitamos un ataque con misiles contra Israel. Ahora, ciertamente, no puedo asegurar que no habrá más lanzamientos de misiles Scud. Nunca se puede garantizar eso. Pero puedo decir con bastante seguridad que cada vez es mayor nuestra habilidad para encontrarlos, y creo que esta grabación muestra muy bien nuestra habilidad para encontrarlos y destruirlos.

Amy Goodman: Ese era Norman Schwarzkopf, el general Norman Schwarzkopf.

John R. MacArthur: Así es. Y de hecho, el día anterior habían mostrado imágenes de la Fuerza Aérea de Estados Unidos presuntamente destruyendo dispositivos móviles para el lanzamiento de misiles Scud. Porque en ese momento había una gran preocupación social y mucho miedo de que Irak atacara Israel. De hecho, lograron lanzar un par de misiles Scud a través de las barreras de defensa en Israel. Así que EE.UU. tenía que mostrar resultados. Tenían que mostrar que estaban eliminando los lanzadores de misiles Scud. Así que afirmaron haber eliminado 11 lanzamisiles. Después de la guerra, Scott Ritter y Mark Crispin Miller hicieron buen periodismo de investigación y refutaron eso, encontraron que no se había destruido ningún lanzador de misiles Scud.

Pero el punto es que en ese momento, ante las imágenes en tiempo real que se mostraban a la prensa, los medios de comunicación no podían cuestionar nada de la versión oficial. Aquí está el vídeo. Aquí están los generales con sus punteros. ¿Quién lo iba a cuestionar? No había nadie en el territorio, no había periodistas en el campo de batalla que pudieran verificar o contradecir esa versión. Incluso en las circunstancias de mayor libertad de prensa, no es fácil en tiempos de guerra, confirmar o refutar lo que dice el Gobierno. Pero en esta guerra era directamente imposible. Así que los estadounidenses recibían la imagen de una guerra limpia, una guerra aséptica, donde cada ataque daba en el blanco previsto.

Una importante estadística a tener en cuenta es que el 93% de la carga explosiva utilizada para atacar Irak y Kuwait en la Guerra del Golfo fue a través de bombas convencionales no guiadas, la mayoría de ellas de la época de los bombarderos B-52 de Vietnam. Solo el 7% de la carga utilizada en los bombardeos fue utilizada en misiles guiados por láser, que es de lo que se estaba hablando en la conferencia de prensa recién citada. Así que es…

Juan González: Entonces, es posible decir que fue durante el mandato de Bush…

John R. MacArthur: Sí.

Juan González: O sea, que en el mandato de George Herbert Walker Bush, el Gobierno de Estados Unidos perfeccionó el control propagandístico sobre la cobertura mediática de la guerra.

John R. MacArthur: Sí. Y no fue nada nuevo. En otras palabras, si analizamos la Primera Guerra Mundial, ahí ya circulaba la noticia de que los alemanes habían atacado con bayonetas a bebés belgas. O sea, se trata de un viejo truco de propaganda. Es decir, el tema la matanza de bebés se había utilizado antes. Pero en lo que se refiere a la sofisticación técnica y la capacidad de usar la tecnología de la comunicación más avanzada para alterar el funcionamiento democrático, manipular a la gente y hacerla sentir bien con respecto a la guerra, ahí Schwarzkopf desde el Mando Central de EE.UU., Pete Williams desde el Pentágono y el poder ejecutivo del presidente Bush hicieron algo revolucionario.

Amy Goodman: Nos quedan 30 segundos de programa, ¿puedes hacernos un comentario final con respecto a las reseñas que están publicando hoy los medios sobre la vida del presidente George H.W. Bush?

John R. MacArthur: Bueno, estoy horrorizado. Ayer hubo una columna en el periódico The Wall Street Journal escrita por William McGurn con el título: ‘George Bush’s Wonderful Life’, ‘La maravillosa vida de George Bush’, que literalmente compara a Bush con el personaje George Bailey de la película ‘¡Qué bello es vivir!’. Es una locura porque George Bailey es de alguna manera un populista que se opone al poder del Sr. Potter, a su banco y a otras instancias de poder. Pero George Bush no fue un amante de la paz. Nunca olvidaré a George McGovern, que fue piloto de un bombardero en la Segunda Guerra Mundial…

Amy Goodman: Nos quedan solo 15 segundos.

John R. MacArthur: …George McGovern me dijo: «Bueno, la mayoría de nosotros cuando volvimos de la Segunda Guerra Mundial… la mayoría de quienes regresamos de la Segunda Guerra Mundial sentimos que había sido demasiado. Pero para Bush no fue demasiado, no le alcanzó con toda esa violencia».

Amy Goodman: Aquí finaliza nuestro programa. Rick MacArthur es editor de Harper’s Magazine y autor del libro del libro ‘Second Front’, ‘El Segundo Frente’.

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Origen: Prostíbulo Poético | Versocabaret, poesía y happenings.

Versocabaret, poesía y happenings!
// EVENTOS
/TINTA ROJA
Jueves 11 de julio a las 20:30h.
C/Creus Dels Molers, 17 Barcelona
Entrada 10€

Diseño: Cristina Pastrana

Será el último de esta temporada. Una oportunidad de vivir la magia del Prostíbulo Poético en este lugar mítico del Poble Sec que conserva todo el esplendor de los grandes cabarets y la Barcelona canalla. No digais que no lo hemos advertido.

Compra ya tu entrada:
https://www.paypal.com/webapps/shoppingcart?mfid=1560867291295_4648408da1510&flowlogging_id=4648408da1510#/checkout/shoppingCart

/LIBRERÍA CANÍBAL 
Sábado 27 de julio  a las 12:30h.
C/Nàpols, 314 Barcelona
Entrada libre hasta completar aforo
Diseño: Cristina Pastrana

Diez años de Prostíbulo Poético han dejado muchos versos por el camino y bien merecen  una celebración.
Nuestra Madame Taxi (Sonia Barba) y algunas de nuestras poetas os invitan a pasar la mañana de sábado en su compañía para hacer repaso de estos años y charlar sobre el pasado y el presente de este proyecto.

https://prostibulopoetico.com/prostibulo-poetico-la-canibal/

/ SALA EQUIS
Miércoles 25 de septiembre a las 21:00h
C/ Duque de Alba, 4 Madrid
Entrada con reserva
Si crees que el verano va a ser muy largo sin nosotras y nos vas a echar mucho de menos puedes reservar desde ya tu entrada para nuestra re-entré de temporada en Madrid.

Con tu entrada al espectáculo recibirás nuestro  Libro Rojo Vol. 10 y una ficha para un privado por 20€.
Pero si ya tienes nuestro libro o simplemente sólo te apetece asistir al espectáculo, también puedes adquirir una entrada sencilla por 10€.

Del modo que prefieras. ¡vuelve al cole con nosotras!

Adquiere ya tu entrada en este link:

https://prostibulopoetico.com/prostibulo-poetico-en-madrid-sala-equis-en-septiembre-2019/

// BUSCAMOS POETAS INTERNACIONALES EN BARCELONA

Foto: David Griso

Si algo nos caracteriza es la cantidad de orígenes diferentes de nuestros poetas y artistas que es fiel reflejo de lo que se vive en las calles de la Ciutat Condal. Y así queremos seguir.

De modo que si eres anglófobo o francófono y escribes poesía, cantas o realizas cualquier otra disciplina artística que podamos integrar: ¡escríbenos! Mándanos una selección de cinco de tus textos, videos o enlaces web a  info@prostibulopoetico.com y nos pondremos en contacto contigo.

//BUSCAMOS POETAS EN VALENCIA
Foto: @ildesandrin

Si vives en Valencia y quieres formar parte del Prostíbulo Poético esta es tu oportunidad porque allí estaremos dentro de muy poco.

¿Poeta? ¿Cantante? ¿Bailarina? ¿O tienes otra propuesta artística? ¡Muéstranosla! Mándanos una selección de cinco textos, videos o enlaces web a info@prostibulopoetico.com y nos pondremos en contacto contigo.

//LIBRO ROJO VOL.10
Tendrás que meter un libro en la bolsa de playa, ¿verdad?

Puedes comprar nuestros libros en nuestra web (gastos de envío incluidos),nuestros eventos y en las siguientes librerías:

BARCELONA:

Prole
Animal Sospechoso

MADRID:

Grant
El Imparcial
Desperate Literature
Nakama Lib

PALENCIA:

Librería del Burgo

Si tienes una librería y quieres vender nuestros libros o quieres que realicemos una lectura con nuestras poetas escríbenos a info@prostibulopoetico.com

//COSAS QUE NOS GUSTAN

/SUMMER FEST
Sábado 6 de julio entre las 11:00 y las 20:00h.
Casa Gracia
Passeig de Gràcia, 116 bis Barcelona
Nosotras no nos queremos perder este festival de diseño y moda que estará amenizado por dj’s y donde también podremos charlar con bloggers  ver las tendencias de este verano, tomarnos un cocktail y ¿por qué no? darnos un capricho.

Como plan destacado la charla de Sonia Barba para presentar el proyecto del Prostíbulo Poético y charlar sobre estos diez años de versos directos a tu oído.

/ENTELEQUIA CULTURA 
C/ Dante Alighieri, 2-4 Barcelona
Aún faltan varios meses, pero dada las pocas plazas para este taller te queremos informar  desde ya del  retiro literario que Entelequia Cultura ha preparado con Sara Mesa para los días 1,2 y 3 de noviembre en Tossa de Mar.

Escribir es salirse de la corriente, aprender a mirar desde otro lado, desde ángulos nuevos e irreverentes. Desde el lugar de los locos o de los niños, de los marginados o los insatisfechos, del lugar de los raros, los del cero a la izquierda. ¿Quieres saber más? Toda la información y tu reserva de plaza: https://www.entelequiacultura.com/evento/sara-mesa/

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Origen: Películas, libros y series para el verano 2019

 

Brexit: The Uncivil War

Toby Haynes, 2019

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Una bandera y un cartel en un evento a favor del Brexit en Londres. DANIEL LEAL-OLIVAS/AFP/Getty Images

Son muchos los análisis sociológicos y políticos que se han leído desde 2016 a cerca de los factores que propiciaron la victoria del Leave en el referéndum sobre el Brexit. Las principales causasseñaladas: disparidades económicas, sociológicas y regionales, nostalgia imperial y xenofobia. Sin olvidarnos del papel de unas élites que han demostrado unas limitaciones considerables y un desempeño muy por debajo del nivel requerido para gobernar una de las naciones más importantes del planeta. Pero si hubiera que destacar una dimensión de análisis en todo el proceso del Brexit, ésta bien podría ser la sinergia perversa entre filibusterismo político, desinformación y mentiras –consustanciales, en distintos grados, a toda campaña política– con la capacidad técnica que han aportado los algoritmos y las redes sociales para aumentar su radioactividad social y política. Y es en este aspecto del Brexit en el que se centra el telefilm The Unicivil War, protagonizado por el actor británico Benedict Cumberbatch. Se muestra todo el proceso de análisis de redes y perfilado de votantes, así como el de producción y diseminación de falsedades desde el punto de vista de la campaña del Leave. Se muestran, sobre todo, las cloacas tecnológicas, aunque se incluyen referencias a las dinámicas visibles del, cada vez más grotesco, teatrino della politica: el papel, jugado, por ejemplo, por personajes como Michael Gove o Boris Johnson (estrella ascendente en la lucha por el futuro liderazgo tory). La decisión tomada por una (precaria) mayoría de votantes en aquel referéndum ha sido definida de muchas maneras: entre otras, como de tiro en el pie del pueblo británico. Dando esa imagen por buena, y siguiendo con las metáforas balísticas, podríamos decir que la campaña política y tecnológica que la alentó, y de la que se ocupa The Uncivil War, supuso un disparo en la línea de flotación de la propia democracia.

 

La democracia es un tranvía

Andrés Mourenza e Ilya Topper

Península, 2019

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Un tranvía en el distrito de Kadykoy, Estambul, Turquía. BULENT KILIC/AFP/Getty Images

El título de este libro se basa en una frase atribuida al Presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, en los inicios de su carrera política: “La democracia es un tranvía: cuando llegas a tu parada te bajas”. La evolución política de Turquía se ha convertido en una de las grandes decepciones para aquellos que confiaban en la prometedora capacidad del islamismo político para ofrecer un régimen democrático moderno. Uno de los principales responsables de esta decepción es su líder Erdoğan –primer ministro desde 2003 y presidente desde 2014–, el político que, según los autores, más poder ha logrado acumular desde Mustafá Kemal Atatürk, padre fundador de la República de Turquía en 1923. Un líder que, según Mourenza y Topper, polariza opiniones dentro del país: media Turquía lo odia y la otra media lo adora “sincera y fervientemente”. El libro está dedicado a contar la biografía personal y política de Erdogan, desde su nacimiento en un barrio de aluvión de la capital hasta su última victoria electoral. En paralelo, los periodistas –afincados desde hace años en Estambul– van explicando la reciente historia del país, indispensable para entender la significación de su líder, y las causas que han conducido a Turquía hasta el momento político actual (incluida la perversa relación de atracción y rechazo con la Unión Europea). Turquía, como tan bien describen los autores, es un país complejo, con un Ejército que acumula un inmenso poder en la sombra, varias facciones del islamismo compartiendo y enfrentándose por el poder –el caso de los gulenistas–, una guerrilla kurda aún activa y una minoritaria pero influyente intelligentsia progresista. Combinando una ágil narración histórica con páginas de reportaje, los autores logran un doble retrato: el de la sociedad turca y el de su líder desde hace más de 15 años. El libro se cierra con las elecciones de 2018, en las que Erdogan fue nombrado –de facto– “Imperator” del país. Los autores reconocen que la frase del Presidente turco sobre el tranvía y la democracia tal vez sea apócrifa, pero también dicen que con el paso del tiempo ha ido convirtiéndose casi en profética: y la parada en la que Erdogan, y con él Turquía, podrían finalmente apearse parece hoy más cercana que nunca.

Adenda: sobre los kurdos turcos –y también sobre los sirios, iraquíes e iraníes– acaban de publicar los periodistas David Meseguer y Karlos Zurutuza el libro Respirando fuego (Península, 2019), muy útil para entender la historia y la situación actual de uno de los pueblos –sin Estado– más relevantes para entender Oriente Medio.

 

Baron Noir

Dos temporadas

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Bandera en el Palacio del Elíseo, París, Francia. STEPHANE DE SAKUTIN/AFP/Getty Images

Aunque la primera temporada de esta serie política francesa se estrenó en 2016, no se ha internacionalizado hasta el año pasado cuando, tras la emisión de su segunda temporada, pasó a estar disponible en plataformas de digitales de varios países, incluida España. Se centra en la trayectoria política –y judicial– de Philippe Rickwaert, alcalde de Dunkerke, y uno de los barones regionales con más peso dentro del partido socialista francés. Sus tejemanejes políticos locales pronto amplían su esfera y le vemos convertido en pieza clave de la política nacional. Con el transcurso de los episodios, asistimos a campañas electorales, procesos judiciales de corrupción y cruentas guerras intrapartidistas. La serie gustará a quienes hayan disfrutado con House of Cards o Borgen, con el añadido de que Baron Noir amplía el foco, y aborda también el modo de hacer política en las regiones más alejadas del centro de poder de las capitales: una política a pie de urna, basada en transacciones dudosas (con sindicatos, con minorías, etcétera), y en ocasiones al límite de lo ético y lo legal. Una política que, con sus luces y sus muchas sombras, resulta clave para alcanzar y mantener el poder del Elíseo. Rickwaert representa algunos rasgos políticos más nobles –a su modo, se mantiene fiel a unos ideales de progreso social– pero para conseguir su realización se sirve de todo tipo de maniobras innobles. Ya ha comenzado el rodaje de la tercera temporada de la serie.

 

El valor de las cosas. Quién produce y quién gana en la economía global

Mariana Mazzucato

Taurus, 2019

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El reflejo de un indicador de acciones en Tokio, Japón. TOSHIFUMI KITAMURA/AFP/Getty Images

En El Estado emprendedor(2013), el libro que la dio a conocer al público internacional, la economista de origen italiano Mariana Mazzucato se ocupaba de desmontar el mito de los empresarios y las grandes empresas como generadoras de un valor que sólo el libre mercado –y el talento de los empresarios– puede ofrecer a la sociedad. Tecnología sin la que no podríamos entender el mundo presente –Internet, el GPS, las pantallas táctiles, etcétera– se basan, recordaba la autora, en los adelantos logrados en laboratorios públicos y gracias las sinergias de sistemas de investigación estatales, más tarde explotados –y perfeccionados– por las empresas privadas. En El valor de las cosas su objeto de estudio deriva de aquella primera obra pero supone una reflexión más transversal acerca de uno de los fundamentos esenciales de la Economía: ¿qué crea valor y cómo se genera valor en la economía actual? ¿Confiando únicamente en los dictados de los mercados, nos está pasando como al cínico, que según Oscar Wilde, es aquel que conoce el precio de todo pero el valor de nada? Mazzucato se propone desmitificar el relato predominante actual en la economía que controla los resortes del poder. Un relato basado, señala, en una teoría subjetiva del valor, con un mercado (idealizado) que, eliminados los obstáculos pertinentes y dejando actuar incontroladas la oferta y la demanda, será capaz de generar beneficios para todos. Corolario político: el Estado ha de ser lo más pequeño posible porque su interferencia en la economía, sólo implicará una alteración de la mano invisibledel Mercado (con mayúsculas). La reflexión que propone Mazzucato ha tenido una concreción reciente en Nueva Zelanda, con su decisión de incluir en su cálculo del desarrollo otros aspectos más allá de las macromagnitudes económicas habituales: como la identidad cultural, el medio ambiente o el acceso a la vivienda.

 

La corresponsal

Matthew Heineman, 2019

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Un periodista turco protesta contra la muerte de los periodistas Remi Ochlik y Marie Colvin en Ankara. ADEM ALTAN/AFP/Getty Images

Nacida en Estados Unidos, la periodista Marie Colvin desarrolló la práctica totalidad de su carrera en el diario londinense The Sunday Times, para el que cubrió desde 1985 diversos conflictos en todo el planeta, principalmente en Oriente Medio, aunque también trabajó en otras zonas como África occidental, el Cáucaso o Asia. Sería precisamente en Sri Lanka, durante la guerra civil, cuando perdería un ojo en 1999. Su decisión de ponerse un parche negro para cubrirlo la convirtió en una de las periodistas de guerra más reconocibles para el público anglosajón. Tras la cobertura de las primaveras árabes, incluida la guerra en Libia, Colvin decidió a comienzos de 2012 que era la hora de enfrentar el reto de entrar en Siria para cubrir la guerra civil (e internacional) que estaba desangrando al país. Sus crónicas describiendo los ataques aéreos indiscriminados de tropas de Bachar al Assad contra la población civil del barrio de Baba Amr, en la ciudad de Homs, aparecieron en los principales canales de televisión ingleses y estadounidenses. Según un ex agente de inteligencia siria, la gran repercusión de esas informaciones motivó que el propio Al Assad diese la orden de bombardear la casa en el que Colvin, y otros periodistas pasaban la noche. Murieron Colvin y un periodista francés, y varios sirios que les ayudaban en la cobertura sufrieron heridas graves. En La coresponsal, la vida de Colvin –interpretada por la actriz Rosamund Pike– desfila en la pantalla mostrándonos sus momentos de plenitud personal y profesional, y sus momentos más oscuros, acorralada por el estrés postraumático y su adicción al alcohol. Un retrato bastante completo de una buena periodista. El visionado de la película puede completarse con el documental, emitido por la BBC hace unas semanas, centrado en los 10 días que Colvin pasó en Siria antes de su muerte.

 

Mundo Orwell. Manual de supervivencia para un mundo hiperconectado

Ángel Gómez de Ágreda

Ariel, 2019

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Una mujer utiliza un móvil junto a su portátil en Costa de Marfil. ISSOUF SANOGO/AFP/Getty Images

El autor se sirve de la obra 1984 de Georges Orwell para explicar los desafíos que enfrentamos como sociedad e individuos debido a la progresiva interconexión digital de la vida privada, social, económica y política. Usando las denominaciones dadas por Orwell a los diferentes ministerios de su distopía totalitaria –este año se cumplen 70 años de su publicación–, Ángel Gómez de Ágreda aborda los retos para la información, el ocio, la libertad, la paz mundial, la calidad de vida y la educación. El cambio de paradigma que ha supuesto Internet en todas esas dimensiones es ya constatable y, como advierte el autor, sirviéndose de una rica variedad de fuentes de información, es un proceso que, en muchos casos, apenas está en sus primeros capítulos. En el horizonte a medio plazo, por citar sólo algunos de los numerosos desafíos analizados por Gómez de Ágreda, se entrevé ya una automatización de millones de puestos de trabajo; la capacidad de actores no estatales para provocar graves disrupciones en el funcionamiento del Estado (caso reciente del ayuntamiento de Baltimore); y una inteligencia artificial que, cuanto más se perfecciona, más preocupación despierta en las esferas de la privacidad, la identidad o los sesgos de género y sociales. El libro es una obra de lectura amena que aborda casi todos los asuntos relacionados con este nuevo mundo interconectado y en mutación. Como todo buen manual de supervivencia, incluye al final de cada capítulo una serie de recomendaciones para gestionar los cambios y los riesgos. La inmensa mayoría de las instrucciones están, sin embargo, dirigidas a las personas individuales, incluso en el capítulo dedicado  la ciberdefensa (campo en el que Gómez de Ágreda ha trabajado tanto a escala nacional como de la OTAN). La obra habría ganado mucho en utilidad si, junto a esas –razonables– instrucciones destinadas a los lectores, hubiese también planteado medidas posibles a nivel colectivo. Como recuerda Evgeny Morozov, lo tecnológico es también –y cada vez más– un asunto político, y como tal debería abordarse, más allá de las medidas que cada uno debamos tomar en nuestra relación con la Red.

 

Intisar en el exilio

Pedro Riera, Sagar

Astiberri, 2019

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Una mujer yemení en una exposición de arte en contra de la guerra en Yemen. MOHAMMED HUWAIS/AFP/Getty Images

En su anterior novela gráfica, El coche de Intisar (2011), Pedro Riera nos contaba la vida de la joven enfermera Intisar en Saná, la capital de Yemen. Inspirándose en las historias de mujeres que conoció durante su estancia en el país, Riera componía el retrato de una joven de valores modernos enfrentada en su vida diaria a las restricciones sociales que segregan a las mujeres a un papel secundario dentro de la sociedad yemení. En Intisar en el exilio, nos encontramos a la protagonista en Jordania debido al aumento del radicalismo religioso, las guerras tribales y los ataques de aéreos de Arabia Saudí que terminan de llevar la guerra civil a otro nivel en Yemen. A diferencia del primer álbum que era en blanco y negro (dibujado por Nacho Casanova), este segundo (obra de Sagar) usa el color para reforzar el estado anímico y ambiental de la historia, predominando los tonos anaranjados y violetas. La narración de la historia desde el punto de vista de Intisar alterna las imágenes sobre la guerra –que le llegan a través de las noticias y de los testimonios de familiares y amigos–, con sus reflexiones personales sobre la vida que dejó atrás en su país y sobre la que lleva actualmente en Jordania. Al igual que su anterior obra, para componer este retrato de Intisar, Riera se ha basado en testimonios de diversas mujeres que conoció tanto en su estancia en Yemen como en su viaje a Jordania para conocer la situación de las exiliadas.

 

Un día más con vida

Raúl de la Fuente y Damian Nenow, 2018

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Edificio en la ciudad de Huambo que aún conserva los daños de la guerra en Angola. ALEXANDER JOE/AFP/Getty Images

Angola, 1975. Su capital, Luanda, está siendo abandonada por miles de colonos portugueses. En el país africano se libra una guerra entre el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), por una parte, y las fuerzas Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) y de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), apoyadas por la CIA con la intermediación de las tropas suráfricanas, que terminarán invadiendo el país. El conflicto en Vietnam ha terminado pero la Guerra Fría continúa. El reportero polaco Ryszard Kapuscinski está cubriéndolo para la Agencia de Noticias Polaca (PAP), con base en el hotel Tívoli luandés. Las informaciones que llegan del frente sur son confusas, así que el periodista se propone viajar hasta allí para comprobar sobre el terreno qué está sucediendo, y de paso conocer al general Farrusco, un ex militar portugués que se ha convertido en líder del MPLA. Kapuscinski contaría aquellas semanas pasadas en Angola en su libro más personal –de título homónimo al de esta película–, y según algunas personas que le conocieron, su preferido de entre toda su obra. Aquella experiencia le obligaría a cuestionarse algunos principios de la profesión: como cuando no hizo pública la primicia mundial de que Cuba estaba a punto de enviar tropas al país africano, en apoyo del MLPA (el biógrafo del reportero afirma, entre otras cosas, que llegó a usar un arma). El directorespañol Raúl de la Fuente y el animador polaco Damian Nenow se basan en el libro de Kapuscinski, combinando la animación con escenas de archivo y  entrevistas recientes a algunos de los personajes que aparecen en el libro, incluido el general Farrusco. El resultado es una película entretenida sobre la información, el compromiso político y las derrotas ideológicas de la Guerra Fría. El conflicto angoleño duraría hasta 2002.

 

La capital

Robert Menasse

Seix Barral, 2018

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Una calle de Bruselas, Bélgica. eon Neal/Getty Images

La vida de los euroburócratas de Bruselas no parece, a priori, un tema demasiado estimulante para dedicarle una novela. Pero el escritor austriaco Robert Menasse se ha atrevido, con relativa solvencia, a escribir un libro con cinco historias entrelazadas que logran mostrar muchos de los aspectos de la capital europea, incluido el funcionamiento de su entramado institucional, que conocemos gracias a las venturas y desventuras de algunos de sus protagonistas, euroburócratas como Martin Susman o Fenia Xenopoulou. En las páginas de la novela aparece un ex monje polaco convertido en asesino a sueldo; comprobamos el poder del lobby europeo porcino –la novela comienza con la imagen de un cerdo corriendo suelto por las calles de la capital–; hay periodistas; un comisario local que investiga un asesinato… Menasse, que vivió cuatro años en Bruselas, ha declarado que “quería contar cómo son las personas que trabajan allí. Hay de todo, desde los muy comprometidos hasta los cínicos y arribistas, pasando por los depresivos”. Su objetivo principal era ofrecer rostros visibles a esa abstracción que representa Bruselas para muchos. Aunque no exenta de críticas sobre el funcionamiento de las cosas, la novela podría calificarse de europeísta. Plantea al lector interesantes preguntas sobre el significado del proyecto europeo, el único, destaca Menasse, en el que los “funcionarios europeos son los primeros en la historia de la burocracia que no prestan juramento a un Estado ni a un gobernante, sino a una idea”.

 

Los osos que bailan. Historias reales de gente que añora vivir bajo la tiranía

Witold Szabłowski

Capitan Swing, 2019

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Un oso baila para una atracción turística en el centro de San Petesburgo, Rusia. AFP PHOTO / INTERPRESS

El periodista polaco Witold Szabłowski reúne en este libro crónicas sobre diversos países de la órbita exsoviética para mostrarnos cómo viven sus ciudadanos tras las caídas de las dictaduras. La primera parte del libro está dedicada a un programa de rescate de osos usados por los gitanos búlgaros para ganarse la vida haciéndoles bailar. Siguiendo a los distintos actores de este programa –gitanos, autoridades búlgaras, una ONG austriaca– Szabłowski logra ofrecer una alegoría sobre el cautiverio y la libertad rica en matices. En la segunda parte de la obra, las crónicas –más breves– nos llevan, entre otros destinos, a la Albania post Enver Hoxa y a la frontera entre Polonia y Ucrania transitada por contrabandistas de todo tipo de bienes. Visitamos el museo de Stalin en Georgia y recorremos un Kosovo estancado en un limbo legal. También aterrizamos en la Atenas de 2010, con las calles llenas de manifestantes y las negociaciones sobre las condiciones impuestas por la UE en el centro del debate. Incluso viajamos fuera de Europa para conocer la Cuba en los días finales de Fidel Castro, donde el periodista polaco hace de improvisado taxista, recopilando las historias de sus clientes, en una versión periodística y caribeña de la película Noche en la tierra, de Jim Jarmusch. El libro logra con creces compensar esa visión prejuiciada que, según explica Álvaro Corazón Rural en su prólogo, suele tenerse en la Europa occidental sobre la vida en los países comunistas durante las dictaduras a tenor de la ideología del comentarista: bien una especie de paraíso en la tierra, bien un absoluto infierno. Szabłowski juega, además, en las grandes ligas de otros periodistas polacos como Wojciech Jagielski, Jacek Hugo-Bader o el propio Kapuscinski.

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